Interesante, A cualquier precio, del tópico a la sorpresa - 14/02/2014 1:30:51
" "A cualquier precio" ("At Any Price", Ramin Bahrani, 2012) es otra de esas películas pequeñas que nos llegan tarde y mal, casi un milagro que se estrene entre nosotros, y no porque entre sus actores esté el tan admirado, y mediocre donde los haya, Zac Efron, o Dennis Quaid, casi relegado al olvido un actorazo que en los ochenta y noventa debería haber conocido el estrellato total, cosa que no parece vaya a ocurrir en su madurez, sino porque es una película totalmente inclasificable, que tiene algo de todo, mucho de tópica, y también un poderoso giro totalmente inesperado, que bien podría enmarcarla dentro del drama hollywoodiense por excelencia, a medio camino entre el clasicismo del género, y las nuevas vertientes que el mismo genera en la actual meca del cine.Ramin Bahrami es prácticamente desconocido en nuestro país. De sus cuatro films anteriores actualmente tiene uno en fase de filmación, "99 Homes" sólo uno había conocido estreno entre nosotros, "Un café en cualquier esquina" ("Man Push Cart", 2005), que pasó casi desapercibida por nuestras carteleras, la mayor parte de ellas envenenadas por títulos de fácil digestión entre las mentes pensantes no individuales. El título que hoy nos ocupa parece que va a correr la misma suerte. Las expectativas de muchos no son muy altas y dentro de un tiempo muy pocos nos acordaremos de ella. El problema es que no nos hallamos ante un film memorable, pero sí ante un título inesperado que encierra algunas sorpresas en su visionado.
(From here to the end, Spoilers) "A cualquier precio" título tan acertado como tendiente a la confusión narra la vida en una granja típicamente americana, centrada en una familia cuyo patriarca se dedica a la venta de semillas, labor que su padre, y el padre de su padre, han llevado con honor durante mucho tiempo. Ahora, en la madurez de su vida, Henry Whipple un Dennis Quaid muy entregado y continuamente al borde de la exageración y el histrionismo deberá lidiar con las nuevas formas de competencia y con el distanciamiento de sus dos hijos varones, uno lejos del hogar paterno practicando deportes, y el otro, Dean Zac Efron alejado de su habitual imagen convirtiéndose en un prometedor piloto de carreras. Ambos elementos se cruzarán en un inesperado acontecimiento que cambiará para siempre la vida de la familia.
La película no ofrece demasiadas cosas interesantes en más de su mitad, caminando por lugares más que comunes. Una familia que se enfrenta a problemas económicos debido a una denuncia que podría dejarles sin nada y en la que se navega con cierta distancia sobre la venganza, el perdón y el entendimiento. Un marido infiel que necesita aprobación continuamente, sobre todo cada vez que se cuestiona su éxito. Diferencia paterno filiales en las que Zac Efron asume un rol que bien puede recordar al lejano James Dean en films como "Al este del Edén" ("East of Eden", Elia Kazan, 1955), salvando las distancias, como rebelde hijo que reclama el cariño de su padre a su manera. "A cualquier precio" hace honor a su título cuando el homicidio involuntario hace acto de presencia y lo que hay en juego es mucho más importante que una vida perdida.
Es a partir de ahí cuando la película ofrece lo que realmente quería. Lo visto anteriormente no pasa de lo que cualquier telefilm mediocre ofrece una aburrida tarde de invierno, a partir de ahí, sorprenden las decisiones de guión con respecto a los personajes que optan por lo más fácil, y al mismo tiempo terrible, cuando el infortunio, en forma de asesinato, baña sus vidas. Los secretos se harán entonces forma de vida, secretos que unen a familias durante generaciones y que desvelarlos supondría el fin. El melodrama clásico en pura esencia, aunque sea en su tramo final, cuando uno casi había abandonado toda esperanza de ver algo de riesgo en la propuesta. El amor por la tierra y el arraigo como poderoso MacGuffin.
"A cualquier precio" empieza pues como muchas otras, sin demasiado interés, hasta que poco a poco toma un rumbo bastante crudo y realista que aunque no llega para elevar la película a los altares sí es suficiente como para que se desmarque un poco de la media. Ritmo pausado y seguro a pesar del desequilibrado tratamiento de algunos personajes que parecen avanzar a pasos gigantes. Por ejemplo al que da vida una despistada Kim Dickens, cuyas reacciones son de lo más inesperado e incluso ilógicas acercándose al personaje que creaba Laura Linney en la poderosa "Mystic River" (id, 2003) hay una escena exactamente igual, aunque la actriz está muy por debajo de las posibilidades.
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Que opina? 42º FICC | Entrevista a Miguel Alcantud, director de Diamantes negros - 23/12/2013 10:03:54
" Como sabéis, estuve unos días en el 42º FICC, el (necesario) Festival de cine de Cartagena. Allí pude ver tres películas, y una de ellas fue la estupenda "Diamantes negros" (2013), el nuevo trabajo de Miguel Alcantud, en cartelera desde finales de noviembre. El director cartagenero, actualmente ocupado con el rodaje de la popular serie "Águila roja" (2009-2013), accedió a reservar un espacio de su jornada matutina para llevar a cabo la entrevista que tenéis a continuación.Realmente simpático, sensato y honesto, autocrítico y muy optimista, Alcantud no solo me dejó la impresión de ser un excelente realizador sino también un tipo que sabe de lo que habla. Podéis comprobarlo por sus respuestas. No os preocupéis si no habéis visto aún el film muy, muy recomendable, buscadlo, es mejor de lo que parece porque he evitado destripar nada del argumento.
La idea de "Diamantes negros", ¿de dónde surge? ¿Fue un proyecto que te llegó o surgió de ti?
Surgió de mí. Entre temporada y temporada de la serie intento hacer otras cosas, estoy colaborando con una ONG, Voces, y estando en Mali surgió mi interés por el tema del tráfico de menores. Me sorprendió saber que hay 20.000 chavales africanos tirados en Europa y que nadie lo sepa. Me pasé un año investigando. Se mueve mucho dinero, están implicados los grandes clubes, la FIFA se hace la loca. Y los equipos dirán lo que quieran, pero si nadie compra, nadie vende.
En la película se menciona varias veces al Real Madrid, e incluso hay una escena donde aparece el Santiago Bernabéu…
El Madrid no nos quiso recibir. No nos ayudó, no nos quiso decir nada. La Liga Nacional de Fútbol y algunos clubes a raíz de la película han sentido la necesidad de aclarar sus políticas, y eso es un tanto que nos apuntamos. Pero solo el Valencia se ha declarado libre del trafico de menores. El hecho de que alguien se declare así quiere decir que hay mucho por detrás. Ni el Madrid ni el Barcelona se han querido pronunciar. Dicen que no tienen una posición respecto a eso.
Es terrible, ¿cómo no se puede tener una posición al respecto?
Es muy duro. Es como si yo digo ahora que no estoy a favor ni en contra de que se prostituyan niñas de Rumanía. ¿Qué pensaría la gente de mí? Por casualidad, como necesitábamos un restaurante, había uno que tenía ventanas que daban al estadio del Madrid, y lo aprovechamos. El restaurante no lo gestiona el Madrid pero una vez que estuvimos allí, no nos dejaron poner focos de contra para corregir la luz. No nos dieron ninguna facilidad.
La película está protagonizada por dos chavales, Amadou y Moussa. ¿Por qué dos?
Hice muchas entrevistas, tenia muchas historias que contar. Estuve dudando y pensé que con tres se me podría ir de las manos. Podría perder fuerza. Una me parecía que era dar una sola visión, adoctrinar, "si haces esto, te pasará esto". Así que la solución ideal eran dos. Y con dos también puedes ir jugando dramáticamente, buscando contrapuntos, paralelismos, te ofrece muchas posibilidades.
¿Cómo trabajaste con los actores de Mali?
Con juegos. No son profesionales, ni siquiera aficionados, no habían actuado nunca. Son chicos de 18 años aunque interpreten a menores, y la película no es fácil, requería que expresaran un amplio arco emocional. Hicimos un casting en Mali y vino mucha gente. Hicimos pruebas de interpretación, improvisación… y de fútbol, porque yo quería que jugaran.
Es uno de los aciertos del film, eso siempre queda mal en el cine, no te crees que estén jugando, y aquí no pasa eso. Incluso sientes los golpes que se lleva Amadou.
Gracias. A Amadou lo elegí inmediatamente. Setigui Diallo tiene aspecto de escultura. Gesticula muy poco, y cuando se medio sonríe ilumina la pantalla. Es maravilloso, lo piensa y se le ve en los ojos. Con Moussa tuve mas problemas, no encontraba a nadie. Al final elegí a uno, porque tienes que elegir o no tienes película. Fuimos a Madrid y cuando volvimos a Mali para rodar, en la última semana de preparación, el muchacho había desaparecido. Totalmente. Nunca más supimos de él. En Mali pasan estas cosas. Y hablando con Setigui, me dijo que había un chico en su equipo de fútbol. Me organizaron un partido a las 4 de la tarde, con más de 40 grados y 93% de humedad. Están locos. Creo que la mitad del equipo pensaba que yo era un ojeador. No es que sea fácil engañarles, es que quieren ser engañados. Necesitan una salida. Y en el descanso, Hamidou Samake vino a hablar conmigo. Era un charco, estaba empapado, pero tenía una sonrisa de oreja a oreja. Me dije: es él. No le hice pruebas. ¿Sabes hablar?, pues ya está. Es un actor natural, tiene mucha facilidad. Cortábamos y se partía de risa, independientemente de la escena. Y teníamos la ventaja de que estos dos chicos son amigos en la vida real. Ese vínculo se nota.
Por lo que me dices, supongo que no ensayaste mucho con ellos.
No, no quería viciarlos. Ellos no hablan español. Saben bambara y francés, y chapurrean un poquito el inglés. Así que las frases las íbamos construyendo pensando en cómo un maliense podía hablar mal español, y ver cómo podía evolucionar para que se note que va aprendiendo. Yo escribía en español, lo traducíamos al francés y luego ellos al bambara.
Entonces dejabas improvisar.
Hay muy poca improvisación en la película. No quería ser muy estricto pero yo no entiendo bambara, así que no sabía lo que estaban hablando y así no podía corregir. Puedes entender el tono pero cuando en la escena hay información, no cabe improvisar. Para las escenas de Moussa con su padre los mandé a pasar el día juntos intentando encontrar una afinidad. Para cada situación o personaje, les planteaba juegos. Fue muy divertido trabajar así. Mi mayor tarea fue que bajaran de intensidad. Cuando actúan, los malienses se pasan diecisiete pueblos de lo que habla un maliense, que ya son cinco pueblos mas de lo normal. Son muy vehementes, parece que están siempre cabreados. Ellos entienden que actuar es hacer el payaso.
Pues tu forma de dirigirles resultó muy efectiva, las interpretaciones resultan auténticas. Llegas a creerte tanto la historia de estos dos chicos, e implicarte tanto, que hasta ves normal que uno de ellos robe un bolso para poder comprar un billete. El público se reía y todo.
Sí. Pasa siempre en los pases, y es muy curioso. Esta robando a una señora y la gente piensa: "pobrecillo, necesita el dinero". Hay otro momento que me llama mucho la atención y es que provoque risas la escena de los insultos racistas. O cuando se cambian las fichas de los jugadores, que refleja que para mucha gente todos los negros son iguales.
Supongo que es por la forma en la que se interpreta, la forma de hablar… A mí la escena del futbolista intentando desconcentrar a Moussa me hizo gracia, debo reconocerlo, aunque sea un comportamiento repugnante. Pero comprendo al tipo, que está ahí sentado, sin posibilidad de jugar, y hace lo que sea por buscar un hueco.
Claro, y eso está ahí a propósito, son alivios cómicos. Nos satisface mucho que la gente se ría, que en una película de trafico de personas puedas salir del drama.
Como la secuencia de la policía en España. También es muy cómica aunque haya momentos duros.
Sí. Aportan otros puntos de vista sobre la realidad que estamos contando.
Son buenos detalles, creíbles. Por el contrario, si me lo permites, diría que los personajes de los ojeadores y agentes se parecen demasiado, repiten las mismas rutinas.
Busqué la repetición. Aunque te digan lo mismo, los chicos están en situaciones vitales diferentes. Al principio son muy ingenuos, luego están deslumbrados y más adelante ya han visto el engaño. Puede que actúes de otra manera o puede que no hayas aprendido nada, como le pasa a uno de ellos. Sigue creyendo porque necesita creer. Por su sueño o porque sus quince años pesan más que lo que tiene delante. Que todo el mundo sabe que es una estafa. Los ojeadores son evoluciones del mismo personaje. Vamos subiendo en la escala evolutiva. Guillermo Toledo es el captador. Es el que encuentra a los chicos y les saca el dinero.
¿La cifra de 2.500 euros que pide a los chavales es auténtica?
Sí. 2.500, 3.000, tampoco pueden pedir más. Willy tiene la ventaja de hacer algo grave y aportar levedad, te da esa relajación. Carlo D"Ursi encarna al más humano de los tres. El que tiene más contacto, el que habla en francés e intenta que hablen español. Se preocupa por ellos pero no deja de ser traficante. Carlos Bardem es otra cosa. Tiene tal presencia, tal personalidad, que aunque sabes de qué va, le crees, es capaz de venderte lo que sea. Los tres son eslabones de la misma cadena, y en cierta manera son parecidos, pero cada uno tiene una misión.
Los personajes van de Mali a España y luego se mueven a otros países en busca de oportunidades o equipos donde poder encajar. ¿Esta ruta está basada en algún caso real?
Lo de Estonia es por John Obi Mikel. El Chlesea lo escondió para que no se lo llevara el Manchester United, mientras esperaban a que fuera legal contratarlo. Se lo llevaron a Noruega y claro, él sentía nostalgia, así que le trajeron a tres nigerianos para que entrenaran con él. Dos están desaparecidos y uno está jugando en un equipo de alguna división muy inferior. Y lo hicieron par proteger la inversión. Para que la estrella estuviera contenta, se desarrollara bien. Y cuando cumplió 18 años el Chelsea se lo compró al equipo noruego, le pagó la formación, y una cantidad al United para que se callara. Eso daría para otra película.
¿Y lo de Portual? Es muy llamativa la competición.
Sí. Lo que hacen es coger a un montón de chicos, los ponen a jugar unos contra otros y llaman a ojeadores y representantes. Es un mercado. Expones tu mercancía a los posibles compradores. Suelen ser partidos muy duros. Ahí no prima el juego en equipo. Lo que importa es ser el más fuerte, el mas espabilado, destacar de alguna manera. Es como una lucha de gladiadores.
¿Hay alguna película, alguna referencia que tuvieras en cuenta a la hora de filmar "Diamantes negros"?
Obviamente, "In This World" de Michael Winterbottom. Pero la vimos para no repetir lo mismo. No queríamos imitar el falso documental pero queríamos una realización muy directa, evitando alardes técnicos. Hay secuencias que quité del montaje a pesar de que técnicamente eran posiblemente las mejores. Pero era "mira lo que sé hacer". Tengo la suerte de trabajar con uno de los mejores montadores de España, Pablo Blanco, y suele salir ese tema. En esta película no caben alardes técnicos, no es de grúas o movimientos de cámaras. Queríamos transmitir sencillez, honestidad, realidad. Podría haber llevado la historia al melodrama, pero no me interesaba.
¿Sueles ir mucho al cine, hay alguna película que te haya entusiasmado últimamente?
Tengo un hijo pequeño y eso limita mis salidas. Vi "Gravity", que me pareció un gran nada muy bien envuelta. Y "Blue Jasmine", que me ha reconciliado un poco con Woody Allen.
¿La viste doblada? Porque la interpretación de Cate Blanchett en español…
No, la vi en versión original.
¿Qué opinas del doblaje?
No lo soporto. ¿Te comprarías un disco de Bruce Springsteen doblado al español? Como director sé y como espectador intuyo que el trabajo más difícil de un actor es la voz, porque la presencia ya la tiene. ¿De qué sirve todo ese trabajazo cuando viene alguien y lo dobla? Durante los rodajes, sabes que un actor lo está haciendo mal por la voz. Los ojos te confunden. Aparte, creo que es uno de los grandes males del cine español. Es como competencia desleal. Le quita protagonismo. Es cancerígeno. Empezando por la cultura. No me vendas que estás acercando el cine al pueblo. Es una mentira para vender. Se supone que el nivel de analfabetismo en España es menor que en México pero allí proyectan en versión original con subtítulos. ¿De qué me quieren convencer? ¿Que la gente es tonta y no sabe leer, que si leen no pueden hacer nada más? No entiendo.
¿Cómo ves la situación actual del cine en España? ¿Eres optimista?
Sí. Habrá salida. Lo que hay que empezar es por bajar las entradas. Están empujando a la gente a que se bajen las películas. Hay que revisar los modos de producción y distribución. Habría que intentar descubrir a dónde vamos, usar mejor Internet. Hay que facilitar las cosas a la gente. Luego nos han cortado las subvenciones y han aumentado la presión fiscal. Nos están asfixiando. Las televisiones compran menos por la crisis. Y como no existe proteccionismo cultural español, estamos en desventaja con los que tienen más dinero. En Francia se apoya la distribución. Porque no es que hagas películas, es que hay que enseñarlas.
Vosotros habéis tenido problemas en ese sentido.
Sí. Nos encontramos con que las salas no quieren la película y la maltratan. No confían en una historia de fútbol, de africanos, social, y la ponen en la sesión golfa o a las 4 de la tarde. Teníamos 34 copias pero la mayoría estaban situadas de esa manera.
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Y ésa es la realidad. Una buena película mal distribuida. Pero como le dije a Alcantud, él ha hecho su trabajo, ha cumplido con su parte, le toca a otros moverla y al público interesarse un poco por ver algo que no sea lo de siempre, lo que sale de Hollywood. Y comprobar, una vez más, que se hace cine de calidad en España.
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La noticia 42º FICC | Entrevista a Miguel Alcantud, director de Diamantes negros fue publicada originalmente en Blogdecine por Juan Luis Caviaro.
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