Que opina usted? Star Crash, choque de galaxias, la delirante cutrez - 19/12/2013 8:46:57
" El cine italiano de los años 50, 60 y 70 no ha sido superado por ninguna otra cinematografía en cantidad y calidad, eso lo sabe cualquier cinéfilo. La enorme riqueza que desprenden las obras de ese período es digno de continuo estudio y de quedarse boquiabierto sin remisión. ¿Y por qué empiezo un texto sobre "Star Crash, choque de galaxias" ("Scontri stellari oltre la terza dimensione", Luigi Cozzi, 1978) con esa afirmación más que evidente? Pues porque me temo que es lo único bueno que puedo decir sobre una película como ésta, que pertenece a tal período, pero su calidad está en las antípodas. Un auténtico delirio plagio en toda regla no sólo de la popular, y maravillosa, "La guerra de las galaxias" ("Star Wars", George Lucas, 1977), por aquel entonces volviendo locos a muchos espectadores de la época, sino de una enorme cantidad de films de ciencia-ficción y fantásticos por todos conocidos."Star Crash, choque de galaxias" nótese primero la similitud del nombre con la obra de Lucas, título con el que se exhibió la película en el marcado internacional, y luego el imbécil título español, también la clarísima referencia del original italiano ha pasado a la historia por muchas y diversas razones que no me resisto a comentar. Se trata de uno de los éxitos más grandes de aquellos años en el cine italiano, algo sin duda alucinante. En ella se quiso contar con lo mejorcito para competir con el film galáctico por excelencia, por otro lado de una poderosa y lógica influencia. Por un lado se contrató al mismísimo John Barry para la banda sonora y al cual no se le dejaba ver la película durante su producción por si aquél decidía abandonar el proyecto. Y en su reparto Caroline Munro, David Hasselhoff, Christopher Plummer y Marjoe Gortner.
(From here to the end, Spoilers) El argumento de "Star Crash, choque de galaxias" es un remedo del citado film de Lucas con toques del universo de Flash Gordon y también de conocidos films fantásticos de los sesenta. Así pues después de unos ridículos rótulos que suben por la pantalla y esto no sería plagio de Star Wars, sino del serial antes mencionado nos enteramos de la existencia de un villano muy temido en realidad da risa de nombre Zart Arn (Joe Spinelli), cuya intención es la de dominar el universo conocido, es evidente. Pero hete aquí que un emperador de nombre pues eso, El emperador Christopher Plummer al que sabe dios como convencieron, y cuyas intervenciones filmó en un solo día cuenta con una aguerrida guerrera de nombre Stella Star, para la cual Cozzi siempre quiso a Caroline Munro, musa del cine fantástico, y que visualmente es de lejos lo mejor de la función, que junto a su inseparable robot intentará devolver la paz a la galaxia.
Con la actriz se realiza un doble homenaje por cuanto su nombre pertenece por derecho propia a la antología del cine fantástico, y Cozzi en un movimiento sin vergüenza alguna puestos a realizar un plagio échale morro filma dos secuencias que recuerdan a "Jason y los argonautas" ("Jason and the Argonauts", Don Chaffey, 1963) y las maravillas que orquestaba el desaparecido Ray Harryhausen, quien también produjo e hizo los efectos visuales de la mítica "El viaje fantástico de Simbad" ("The Golden Voyage of Sinbad", Gordon Hessle, 1973), película protagonizada por Munro. Evidentemente la comparación en cuanto a resultados es odiosa, porque si de algo adolece esta película es de unas escenas de acción pésimamente filmadas, y sobre todo cuando hay que aplicar los efectos visuales, que dicho sea de paso, son realmente malos, lo cual no habría tenido demasiada importancia si Cozzi hubiese demostrado inventiva, gracia, garra, algo de espíritu, o al menos demostrar que sabe narrar, algo que aquí no demuestra. Más bien consigue algo realmente difícil, que una historia simple sea confusa, atropellada y caótica.
Podríamos enumerar muchos más homenajes al cine fantástico anterior, pero resultaría hasta cansino lo del sable luz es delirante, el film supone una soporífera experiencia alejada por completo del factor nostalgia, bajo cuyo prisma no puede si quiera disfrutarse. La puesta en escena es de un cutrez que sonroja con primeros planos absurdos y una secuencias en un espacio poblado de puntitos de todos los colores filmada con poco sentido de la coherencia atención al ataque final a la base del villano, como si se tratase de la Estrella de la Muerte, con movimiento de cámara que adoptan el punto de las naves acercándose, y atención también a la base en sí, que parece diseñada por un niño. La supuesta épica de dichas secuencias no aparece por ningún lado por mucho que la música de Barry intente animar la función como si se tratase de John Williams. Barry de todos modos no era tonto, y puede notarse que su partitura no resulta excesivamente ejemplar, como si se oliese el bodrio al que estaba prestando su genio.
David Hasselhoff, al que aún le faltaban unos años para hacerse famoso gracias a la serie "El coche fantástico" ("Knight Rider, 1982-1986) es uno de los protagonistas centrales, aunque no aparece en escena hasta pasados cincuenta minutos debido a que su participación se sacó prácticamente de la manga al crear un personaje, el hijo del emperador, creando así un triángulo protagonista de nula tensión sexual entre Stella, el príncipe (Hasselhoff) y Akton (Gortner), el supuesto personaje central de nulo carisma.
La gracia de esta película está en verla con un amplio sentido de la perspectiva y con sentido del humor, algo que no creo pueda conseguirse. Los conjuntos que luce Munro son para recordar, el resto para olvidar.
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Es Noticia, Superman II, el montaje de Richard Donner - 02/07/2013 19:00:37
" Uno de los recuerdos cinéfilos de mi infancia es, sin duda, haber visto en pantalla grande en el momento de su estreno las colas más largas que recuerdo, junto con las de "La guerra de las galaxias" ("Star Wars", George Lucas, 1977) una película como "Superman" (id, Richard Donner, 1978). Durante mucho tiempo quise ser Superman, cómo no, y también Clark Kent, y el estreno de la segunda parte fue un verdadero acontecimiento para mí. De aquella no tenía ni idea de quién era Richard Lester, y muchos años después nos enteramos de la operación realizada por los temibles hermanos Salkind en el rodaje, quienes ya eran conocidos por sus tretas nada dignas en el rodaje de "Los tres mosqueteros" ("The Three Musketeers", 1973) y su continuación, curiosamente dirigidas por Lester, y en la que los productores engañaron al reparto haciéndoles creer que sería una sola película para luego estrenar dos entregas.De la versión estrenada en cines en 1980, Lester filmó de nuevo muchas secuencias que ya había filmado Donner el rodaje de ambas películas se hizo seguido, con un descanso para estrenar la primera entrega y tras el cual Richard Donner fue despedido sin explicación alguna e introdujo otras nuevas, acentuando mucho el humor del film fijaos en la tercera entrega, en la que ese humor llega a ser verdaderamente ridículo. Lester, un director más especializado en la comedia que Donner, logró a mi parecer un buen trabajo, que lograba guardar cierta coherencia con el primer film. En el 2006, y por petición en Internet la red haciendo milagros, si se lo decís a un productor del cine español no se lo cree Donner rehízo su película con la inestimable ayuda del montador Michael Thau, fan confeso del trabajo de Donner.
Es realmente triste ver a Richard Donner hablando de su trabajo con una emoción que a ratos parece que va a sacarle las lágrimas. Era un proyecto muy querido para él, y aunque no pudo completar el rodaje, sí ha tenido acceso a todo el material que él había filmado antes de que lo despidieran, que fue mucho, y lograr reconstruir la película hasta aproximarse a la idea que él tenía en mente junto con los guionistas, entre los que se encuentra Mario Puzo. La película cambia bastante, sobre todo en algunas secuencias digamos clave. Que el misil que lanza Lex Luthor (Gene Hackman) sea el que libera de la región fantasma a los tres criminales de Krypton tiene mucho más sentido que la secuencia, por otro lado excelente, de París en la versión de Lester.
Donner utiliza un montaje algo diferente al utilizado por Lester en la versión oficial. Los cambios son increíbles, por ejemplo en el prólogo ambientado en Krypton llama la atención la amenaza vertida por Zod (Terence Stamp) hacia Jor-El un recuperado Marlon Brando, que aparece en más secuencias posteriores, muy importantes todas, mucho más convincente y aterradora. Coherencia pura y dura. Continuidad, pues según sus creadores ambas películas deben verse como una sola. Algo que demuestran todas las secuencias recuperadas, y que al no poder Donner filmar todo lo que quiso, sí está todo lo que ha filmado, aunque se notan ciertos bajones de ritmo y elipsis demasiado extrañas. Con todo, el conjunto alcanza solidez puesto que logra entreverse la mano de su director y cómo no, ese especial cariño con el que trata al personaje central. Más allá de un adaptación del personaje creado por Joe Shuster y Jerry Siegel, el Superman cinematográfico parece creado por Richard Donner. Nadie lo ha mimado y querido como él. Nadie.
Entre los cambios más importantes encontramos uno que al director en concreto le parecía hermoso, y ciertamente que lo es. Se trata del momento clave en el que Lois Lane una Margot Kidder que siempre se mantuvo muy crítica con la decisión de despedir a Donner descubre la identidad secreta de Superman. No llegó a filmarse por completo, pero sí una escena de prueba que es la que se ha recuperado para el montaje. En ella podemos ver lo poderoso y atractivo de la idea disparar contra Kent pero también la interpretación de Christopher Reeve un actor menospreciado durante mucho tiempo, pero mejor de lo que se creía que con su expresión facial y corporal es capaz de transmitir los distintos matices de sus dos identidades en un mismo plano. Todos hablan del regreso de Brando, cuyas apariciones requirieron de un ajuste en los efectos visuales para que no parecieran modernos, pero personalmente me quedo con esta secuencia, en la que el feeling Reeve-Kidder se palpa a distancia y es mucho más convincente que Kent quemándose la mano por error.
En la espectacular lucha entre los tres villanos de turno y Superman sobre Metrópolis, en la que por cierto también destrozan la ciudad como en la reciente versión de Zack Snyder, se eliminan todos los extras que filmó Lester, como ciertos detalles humorísticos y alguna que otra secuencia de acción, quedando el instante mucho más serio. La radical diferencia entre ambas versiones es que, mientras Donner optaba por una continuidad en tono y emoción, Lester echó mano del humor con la desmitificación como objetivo. Se recupera la idea del film original, la de hacer retroceder el tiempo, ya que era el final que se quiso para esta segunda entrega, pero sigue chirriando un poco por lo exagerado que resulta.
En cualquier caso "Superman II" versión Donner se erige como un estimable espectáculo, consciente de serlo aun con ese tono cartoon de ciertos momentos todo lo relacionado con Lex Luthor y su increíble fuga de la cárcel. Lírica por momentos, emocionante, divertida, también irregular, y endiabladamente entretenida. A Richard Donner aún se le puede ver en algún vídeo totalmente emocionado al expresar su antiguo deseo de filmar una saga sobre el personaje con Christopher Reeve y Margot Kidder. No pudo ser, pero su película permanece como una excelente muestra de cine de aventuras y el mayor canto de amor que ha tenido el hombre de acero. La fanfarria de John Williams hace el resto.
En Blogdecine:
"Superman II, ¿Donner o Lester? (por Sergio Benítez)
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Noticia, Carga maldita, un Friedkin maldito - 26/10/2011 3:46:57
" Todos los grandes directores poseen alguna, o varias, películas que habría sido mejor que no hicieran. También, esos mismos grandes directores, u otros, poseen en su filmografía un film que por una u otra razón, son malditos. Dos factores suelen darse en este segundo grupo aclaremos que a veces la misma película mala es también la maldita, y muchas otras veces todo lo contrario, el primero de ellos un rodaje lleno de calamidades y problemas que solventar, y segundo, un estruendoso fracaso comercial. Fijémonos en el período entre 1979 y 1982. Tres importantes realizadores como Steven Spielberg, Michael Cimino y Francis Ford Coppola se estrellaban en las taquillas con proyectos tan arriesgados y personales como "1941" (id, 1979) un divertimento que demostraba la capacidad de Spielberg para la comedia, "La puerta del cielo" ("Heaven"s Gate", 1980) uno de los westerns líricos más bellos jamás realizados, y "Corazonada" ("One From the Heart", 1982).Pero antes de ellos, William Friedkin llegó a ser uno de los directores de más prestigio en la década de los 70. A ello contribuyeron los hechos de ganar a una edad muy temprana el Oscar al mejor director por "Contra el imperio de la droga" ("French Connection", 1971), probablemente su mejor película, ganadora de otras cuatro estatuillas más, y el haber reventado taquillas con "El exorcista" ("The Exorcist", 1973). La intención de Friedkin era la de realizar una gran película de ciencia ficción que mezclaba alienígenas con el triángulo de las Bermudas, pero Spielberg estaba ya enfrascado en "Encuentros en la tercera fase" ("Close Encounters of the Third Kind", 1977) por lo que dicho proyecto no se llevó a cabo. En su lugar, el director se decidió por "Carga maldita", el remake que siempre quiso hacer de "El salario del miedo" ("Le salaire de la peur", Henri-Georges Clouzot, 1953). La ironía del destino hizo que se estrenase una semana después del estreno de "Star Wars" de un tal George Lucas.
Atreverse con el clásico francés era una empresa de envergadura, ya no sólo por el hecho de intentar igualar algo tan perfecto como esa película, sino por el hecho de que Friedkin quería hacerlo a lo grande. Teniendo el visto bueno del propio Clouzot, Friedkin empezó a tener problemas ya en la elección de actores. Para el personaje central quería a Steve McQueen, quien lo rechazó porque no se le pudo dar un papel a su compañera por aquel entonces, Ali MacGraw. Lo intentó con Clint Eastwood y Jack Nicholson, e incluso con Paul Newman. Actores como Gene Hackman lo rechazaron por considerar el guión demasiado violento, o Kris Kristofferson, que alegó no estar preparado para una película de semejantes aspiraciones y presupuesto curiosamente al año siguiente encabezaría el cartel de "Convoy" (id, Sam Peckinpah, 1978). Al final Roy Scheider fue el elegido, ya había trabajado con Friedkin y se encontraba en la cima de su carrera gracias a "Tiburón" ("Jaws", Steven Spielberg, 1975).
Entre los lugares de filmación se encuentra la República Dominicana, en la que debido a inclemencias del tiempo el rodaje se alargó más de lo necesario. El presupuesto se excedió más de la cuenta y la Universal tuvo que aliarse con la Paramount para cubrir gastos. Allí se filmaron secuencias como la del paso de los camiones por un puente colgante primera imagen, que tardaron en tenerla lista la friolera de tres meses. Friedkin no escatimó en recursos, siendo por primera vez en su carrera, un perfeccionista muy difícil de tratar que incluso llegó a despedir a un montón de gente. Reparto internacional completado por Bruno Cremer, Amidou y nuestro Francisco Rabal dan vida a los pobres desgraciados que deben llevar una peligrosa carga de explosivos a través de un angosto camino que atraviesa la jungla. La historia, que parte de la novela de Georges Arnaud, presenta algunas diferencias con respecto al film francés.
Aquí vemos los orígenes de los cuatro personajes centrales, lo cual no deja demasiado espacio para la imaginación o la sutileza. Cuatro hombres, que por distintas razones, terminan con sus huesos en un país sudamericano, en el que se agarrarán a cualquier trabajo con tal de conseguir dinero. Una travesía angustiosa y eterna, y la naturaleza como enemigo de gran calibre. Pero lo que en la cinta de Clouzot era un relato de aventuras en el que la emoción y el suspense estaban en perfecta armonía, en el remake americano no asoman ni lo más mínimo. Hay cómo no, una gran despliegue de medios, las escenas filmadas en la jungla poseen cierta fuerza, y uno casi puede impregnarse de la suciedad que se palpa en pantalla. Pero no llega con una excelente ambientación para hacer creíble o interesante el relato desesperanzado que Friedkin trata de contarnos. No sentimos empatía por ninguno de los personajes, interpretados con más corrección que otra cosa. Sus vidas no nos importan, y por supuesto, sus muertes tampoco.
Las aventuras de Luke Skywalker arrasaron en los cines mientras el ego de William Friedkin se hundía en el fango con esta película, de la que extrañamente se sentía bastante orgulloso, y sobre la que declaró que hizo la película que quería hacer. Desconcertante sería la palabra adecuada, ya que aún siendo un Friedkin nada complaciente, el film no posee el pulso que suelen tener las grandes obras de su director, desvelándose como una película aburrida y falta de interés, con un muy pobre dibujo de personajes, de los cuales el único interesante es el interpretado por Scheider, aunque en el tramo final chirríe en la escenas psicodélicas, que son como un pegote en la película. En cualquier caso, de lo más flojo en la filmografía de un director que no volvería a estar al frente de una gran producción ni volvería a gozar del prestigio que una vez tuvo. Los caprichos a veces se pagan caros algunos bromean sobre el hecho de que uno de los camiones llevase pintado el símbolo del demonio de "El exorcista", lo cual dio mala suerte al rodaje según los supersticiosos, y próximamente hablaremos de otro capricho de otro gran director: Luchino Visconti.
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