lunes, 24 de marzo de 2014

Ciencia-ficción: THX 1138, de George Lucas y Diez villanos de cine

Es Noticia, Ciencia-ficción: THX 1138, de George Lucas - 01/02/2014 2:27:32

" Siempre me ha parecido tremendamente paradójico y hasta cierto punto sintomático de lo que el vil metal puede corromper hasta las más nobles intenciones el hecho de que el mismo cineasta que en sus primeros momentos afirmara querer alejarse de los postulados del Hollywood más tradicional para hacer un tipo de cine que huyera de convencionalismos fuera el responsable, menos de una década más tarde, de una de las franquicias más rentables del séptimo arte, llamada a dar a luz a la millonaria mercadotecnia que, con origen en su trilogía galáctica, invadió los hogares de millones de familias a principios de los ochenta y originó uno de los movimientos "fan" más nutridos por no decir el más de la historia del cine.
Que George Lucas sea aquel que estrenara en 1971 un filme del talante de "THX 1138", plenamente insertado en lo que se esperaba de la ciencia-ficción a principios de los setenta y, sólo seis años más tarde, fuera el responsable de cambiar los parámetros básicos del género para virar hacia la space-opera en la que se ancla con fuerza y determinación la saga de "La guerra de las galaxias" ("Star Wars", 1977) es uno de esos fenómenos cuya explicación es mejor dejar a la imaginación, por cuanto es muy probable que la realidad no sea tan preludio de la leyenda como podríamos llegar a inclinarnos a pensar.

Sea como fuere, a finales de los sesenta, Lucas era un joven a punto de entrar en la treintena que había ganado el Primer Premio en el Festival Nacional de Cine Estudiantil con "Electronic Labyrinth: THX 1138 4EB", un interesantísimo cortometraje de quince minutos que, alabado por la crítica, ponía en las manos del joven talento una beca con los estudios Warner, el poder conocer a Francis Ford Coppola y, tres años después, la posibilidad de rodar bajo producción de American Zoetrope, la compañía del barbudo cineasta responsable de la saga de "El padrino" ("The Godfather", 1972), el salto a la gran pantalla de la mano de una cinta que aumentaría y completaría lo que el aquél premiado corto sólo había empezado a rascar. Nacía así "THX 1138".
Rodada en tan sólo cuatro meses con un presupuesto que sobrepasó por poco los tres cuartos de millón de dólares, podría considerarse a "THX 1138" como la quintaesencia de la ciencia-ficción de comienzos de la década de los setenta, un género que, como decíamos ayer en la entrada correspondiente a "Alien, el 8º pasajero" ("Alien", Ridley Scott, 1979), y hace un par de semanas en el arranque que, de esta década, suponía "La amenaza de Andrómeda" ("The Andromeda Strain", Robert Wise, 1971), abrazaba de forma consciente los parámetros dictados por la dupla constituida por "El planeta de los simios" ("Planet of the Apes", Franklin J.Schaffner, 1968) y "2001: una odisea en el espacio" ("2001: A Space Odissey", Stanley Kubrick, 1968).

Las intenciones de dicha pareja de filmes para con el sci-fi iban encaminadas, de una parte, a anclar su discurso a la realidad socio-política del momento histórico al que pertenecían al tiempo que pretendían servir de acicate de conciencias y, de la otra, a dignificar un género históricamente maltratado que necesitaba, y cómo, presentarse ante la crítica como una opción tan digna como otra cualquiera para contar historias de cierto calado. Sustrato básico sobre el que busca fundarse "THX 1138", estos parámetros son lo que en parte justifican lo extraño de un filme del que quizás no se pueda decir que ha acusado el paso del tiempo como otros filmes coetáneos, aunque ello no sea óbice para evitar que, no obstante, estemos ante una cinta que sólo se entiende vista bajo la óptica de la singular década en la que fue rodada.
Con guión escrito por el propio Lucas en colaboración con Walter Murch, hay en "THX 1138" dos películas bien diferenciadas cuya apreciación independiente resulta algo compleja. Por un lado tenemos al "THX 1138" meramente visual, ese con el que el cineasta se entrena en el ensayo a base de prueba y error de recursos y modos narrativos que, debido a la peculiar idiosincrasia de la cinta, terminan funcionando casi a la perfección, dotando el director al conjunto de una personalidad única determinada por los diferentes lugares donde se rueda, por ese cegador blanco que es el limbo en el que transcurre el acto central de la acción, por lo impactante de ver a todos sus personajes, ya sean masculinos o femeninos, rapados al cero o por, cómo no, la impresionante secuencia de la persecución por los túneles entre un coche conducido por el protagonista un muy convincente Robert Duvall y un par de motos pilotadas por los robots que controlan el orden en el aparentemente utópico mundo en el que nos encontramos.

El problema de la cinta, el grave problema me atrevería a afirmar, es que a la hora de valorar la cháchara que Lucas pretende hacer pasar por diálogos, todas las fortalezas antes apuntadas comienzan a precipitarse cual castillo de naipes: no es que todo lo que intercambian los personajes o los incontables mensajes que se escuchan en off durante el metraje sean prescindibles, pero si hay mucho de lo que el cineasta vierte en el libreto y pone en boca de los protagonistas que podría haberse eliminado y no hubiera afectado a las intenciones de Lucas de convertir su ópera prima en un análisis más o menos eficaz acerca del papel del individuo en la sociedad moderna y su despersonalización al formar parte de la máquinaria que mueve al mundo.
Que para un mensaje que Chaplin lograba poner en pie con genio asombroso en su magistral "Tiempos modernos" ("Modern Times", Charles Chaplin, 1936) Lucas necesite tanta jerga tecnificada y tanta frase que no lleva a ningún lado es quizás el síntoma más grave que acusa una producción que se mueve entre la delgada línea que separa el cine de autor ¿con mayúsculas o sin ellas? del cinema qualité, ese que tan a matar se ha llevado siempre con el mainstream hollywoodiense del que huía el director en estos sus comienzos. Harina de otro costal es que el realizador consiga hacer creíble las aparentemente elevadas digresiones entre Duvall y Donald Pleasance, o el primero y Maggie McOmie, y el espectador pueda llegar a aceptarlas con la misma naturalidad que el cruce de miradas y frases entre, por ejemplos, Jean Paul Belmondo y Jean Seberg en "Al final de la escapada" ("A Bout de Souffle", Jean-Luc Godard, 1960).
Con todo, hay que valorar en su justa medida el esfuerzo del cineasta por plantear debate y llevar éste en muchos casos hasta extremos que terminarán diluyéndose con el paso de las décadas, siendo sorprendente encontrar en la cinta una arremetida nada desdeñable contra el poder eclesiástico o unos desnudos nada forzados impensables en todo el cine posterior apadrinado ya como director, ya como productor por Lucas. Filme fundamental para la buena comprensión del género en esta década tan prolija, "THX 1138" es un título difícil, sí, pero su visionado es obligatorio para cualquier amante de la ciencia-ficción que se precie.
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La noticia Ciencia-ficción: THX 1138, de George Lucas fue publicada originalmente en Blogdecine por Sergio Benítez.

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Interesante, Diez villanos de cine - 05/09/2013 6:38:35

" Un tal Alfred Hitchcock decía que una película vale lo que vale el villano de la misma. Es una aseveración con la que no puedo estar más de acuerdo. La cantidad de películas que se salvan, o tienen su mejor baza en la figura de un villano inolvidable es harto extensa. Hoy vamos con una de esas listas que tanto me encantan ejem en las que reunimos una antología de los mejores villanos de la historia del cine. Evidentemente, y como siempre, no están todos los que son ni son todos los que están. Una pena que tengamos que ceñirnos únicamente a los cinematográficos, porque como siempre la realidad supera a la ficción, y en la vida real tendríamos unos cuantos, empezando por nuestro país, que encabezarían la lista sin problemas y dejarían a los ficticios a la altura del betún.
Pasen y témanles. Evidentemente Spoilers.
Darth Vader
La primera vez que vi a Darth Vader tenía siete años y fue en el estreno, cómo no, de "La guerra de las galaxias" ("Star Wars", George Lucas, 1977), esa mítica obra maestra del cine de fantasía y aventuras. El asalto a la nave en la que la princesa Leia llevaba escondidos los planos de la estrella de la muerte con todos sus puntos débiles aún me sigue impactando cuando lo veo hoy día. Esa respiración, ese poder conocido como "la fuerza", la inmensa voz de James Earl Jones, o Constantino Romero, depende de cómo se mire, se quedan grabados en la memoria de cualquier cinéfilo. El lado oscuro de la fuerza era, y sigue siendo, mucho más atractivo e interesante, que el otro. Hasta que Lucas decidió amariconar al personaje hasta límites insospechados.
Phyllis Dietrichson
El hombre cuando se enamora se vuelve gilipollas y "Perdición" ("Double Indemnity", Billy Wilder, 1944) es la prueba patente de ello. La gran Barbara Stanwyck borda el personaje de femme fatale por excelencia, una mujer a la que la palabra manipuladora le queda corta, convirtiendo al pobre de Fred MacMurray en un títere de tomo y lomo. Uno de esos milagros en los que la pluma de Wilder, ayudado de Raymond Chandler que realiza un cameo en el film estuvo totalmente inspirada.
Little Bill
Ese enorme epitafio del western que es "Sin perdón" ("Unforgiven", Clint Eastwood, 1992) es perfecto por muchas y variadas razones, pero una de las más llamativas es sin duda el personaje que interpreta Gene Hackman que ganó su segundo Oscar por este papel, Little Bill Daggett, el sheriff/cacique de un pueblo donde aplica su propia ley. En cada nuevo visionado se descubren nuevos matices de tan fascinante personaje, al que uno es capaz de amar y odiar al mismo tiempo. Me quedo con la secuencia en la que con su relato ante el cronista al que da vida Saul Rubinek descompone por completo la figura del pistolero del oeste.
HAL 9000
El villano más perfecto de toda la historia del cine desde un punto de vista práctico. HAL 9000 está programado para cumplir su misión sin importar las vidas humanas. Stanley Kubrick sabía perfectamente lo que hacía ¿es posible que estemos hablando de la película que cuenta con más admiradores y detractores al mismo tiempo? y esa forma de filmar en primer plano a HAL, más la imponente voz de Douglas Rain que repetiría en la secuela años más tarde obran lo impensable, que esa especie de ojo robótico, con pupila y todo, nos hiele de miedo.
Norman Bates
Probablemente el psicópata por excelencia. Alfred Hitchcock cogió una mediocre novela y la convirtió en una obra maestra imperecedera, una de las películas más influyentes a lo largo y ancho de la historia del cine, que ya es decir. Ese conserje del motel más temido del celuloide tiene un secreto que a día de hoy no es tal, pero resulta curioso como el poder sugestivo del film llega hasta el hecho de que aún sabiendo la verdad de antemano, cuando ésta se revela impacta en lo más profundo. Bates, o su madre. Su madre, o Bates. El orden de los factores no altera el temible producto.
Verbal Kint/Keyser Sozé
El mejor truco que inventó el diablo fue convencer al mundo de que no existía, y así desaparecer
Hannibal Lecter
Aunque el muy superior Michael Mann fue el primero que nos habló de Lecter en el cine, fue gracias al famoso film de Jonathan Demme ese director que iba de autor y cuando ganó un Oscar vendió su alma al diablo por lo que Hannibal Lecter ha entrado a formar parte de la antología de villanos cinematográficos. De gustos culinarios muy particulares el desprecio de Lecter por un tanto por ciento muy elevado de la humanidad es fascinante. Una parte de nosotros quisiera ser como él. Anthony Hopkins, que ya era conocido, alcanzó una fama mayor que no se habría imaginado ni en sueños. Rompo una lanza en favor del trabajo de Ridley Scott.
Harry Powell
De la única película dirigida por el gran Charles Laughton, "La noche del cazador" ("The Night of the Hunter", 1955) y cuyas malas críticas en la época provocaron que Laughton no quisiese dirigir más para nuestra desgracia, y uno de los personajes más memorables que jamás haya interpretado un actor. En este caso los rasgos de un impecable Robert Mitchum ponen aspecto a un personaje fascinante, el ogro de un maravilloso cuento de hadas con momentos shock para el recuerdo. ¿Quién no se acojona con el espeluznante grito que mete en el río al no poder alcanzar a los niños? Utilizar además la figura de un pastor, que se aprovecha de la ignorancia de la gente, me parece que termina de redondear al personaje.
Darkness
Y hablando de cuentos de hadas, "Legend" (id, Ridley Scott, 1985), ese incomprendido film de lo mejor realizado por su director que lo tiene entre sus films predilectos de todos los dirigidos por él; en él un inmenso Tim Curry, maquillado a la perfección aterroriza el mundo para llevarlo a la oscuridad de las tinieblas. Con ecos de Cocteau, Scott se lo pasa en grande cada vez que lo mete en escena. Instantes como el de Darkness saliendo del espejo o cargando contra Jack son de los que impresionan.
El diablo sobre ruedas
De la maravillosa pluma de Richard Matheson nace uno de los personajes más perfectos del género del fantástico/terror por su falta de identidad. La maldad en su pura esencia plasmada en un misterioso y amenazante camión que le hace a Dennis Weaver la vida imposible. Uno de los mejores telefilms de toda la historia, sino el mejor, obra y gracia de un Steven Spielberg en estado de gracia. No ver jamás la cara al conductor es uno de los detalles más inteligentes e inquietantes del relato.
Su turno, damas y caballeros.
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La noticia Diez villanos de cine fue publicada originalmente en Blogdecine por Alberto Abuín (http://www.blogdecine.com/autor/Alberto%20Abu%C3%ADn).

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Información: Gilbert Taylor nos ha dejado - 24/08/2013 14:38:23

" Hace nada dábamos la noticia del fallecimiento de un director tan poco conocido como Ted Post, y ahora le toca el turno a Gilbert Taylor, director de fotografía que casi nunca se nombra cuando se habla del noble oficio de la fotografía en el séptimo arte, pero que sin embargo participó en alguno de los títulos más importantes de la historia del cine, tal es el caso de "La guerra de las galaxias" ("Star Wars", George Lucas, 1977). Taylor falleció el 23 en la isla de Wight según ha informado su esposa. Tenía 99 años.
Mucho antes del mítico film que cambió para siempre la concepción del cine espectáculo, la carrera de Taylor comenzaba en los años 30 como asistente de cámara, trabajando para directores de la talla de Alfred Hitchcock en "Número diecisiete" ("Number Seventeen", 1932) era el chico de la claqueta, para quien terminaría colaborando en la magnífica "Frenesí" ("Frenzy", 1972). Uno de sus primeros trabajos como director de fotografía fue el thriller de ese fuera de serie llamado Jacques Tourneur, "Circle of Danger" (1951). En la década siguiente destaca con su blanco, negro y maravillosa gama de grises en la impresionante "¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú" ("Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb", Stanley Kubrick, 1964).
Trabaja con Roman Polanski en alguna de las primeras películas del director francés como "Repulsión" ("Repulsion", 1965) y "Callejón sin salida" ("Cul-de-sac", 1965). Ya en los setenta destaca en "La profecía" ("The Omen", Richard Donner, 1976), en el mencionado hit de Lucas y en el intenso "Dracula" (id, John Badham, 1979). Los ochenta están marcados por su participación en la delirante "Flash Gordon" (d, Mike Hodges, 1980) o uno de sus últimos trabajos, "Falso testigo" ("The Bedroom Window", Curtis Hanson, 1987), un intento de apartar a Steve Guttenberg de la comedia.
Taylor fue lo que se llama un profesional, conocedor de su trabajo y que no dejó de currar en más de 50 años. Nunca fue nominado a un Oscar. Hasta siempre Gilbert.
Vía | Wikipedia
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Es Noticia, Frases de cine | 15 de abril | Sobre Malick, el zombie moderno y el tópico gay - 14/04/2013 15:43:58

" Por petición de varios amables lectores, recupero hoy la sección de "frases de cine" que tenía abandonada. Para los que seáis nuevos aquí, se trata de una recopilación de interesantes o divertidas declaraciones (recientes, por lo general) de profesionales del mundo del cine. Sobraba la explicación posiblemente… Empiezo hoy con Ben Affleck y su experiencia con Terrence Malick en "To The Wonder" (2013), estrenada este fin de semana en nuestro país.
Fue como empezar a aprender de nuevo como actor, porque Terry usa a los actores de un modo diferente. Tiene la cámara sobre ti y luego se va a enfocar un árbol, y piensas: "¿qué es más importante aquí, el árbol o yo?". Pero no se lo preguntas, porque no quieres saber la respuesta.
Brad Pitt sigue siendo uno de los mayores sex-symbols de Hollywood y millones de fans (de cualquier orientación sexual) venderían su alma por un beso de la estrella. Sin embargo, a Kirsten Dunst, que coincidió con él en "Entrevista con el vampiro" ("Interview with the Vampire", Neil Jordan, 1994), no le gustó nada la experiencia:
Recuerdo que tenía el pelo largo. Era un hippie, un tío guay. Todo el mundo en aquella época me decía "tienes mucha suerte por haber besado a Brad Pitt", pero para mí fue desagradable. Creo que no volví a besar a nadie hasta que cumplí los 16.
Pitt es el protagonista de lo nuevo de Marc Forster, "Guerra mundial Z" ("World War Z", 2013), uno de los estrenos potentes de este año. El director ha hablado sobre el concepto de muerto viviente que hay en el film:
Todas las películas de zombies que hizo George Romero en los 70 eran una gran metáfora sobre el consumismo, para mí la metáfora hoy es sobre la superpoblación y la escasez de recursos.
Bryan Singer, que tras dirigir uno de los mayores fiascos comerciales del año "Jack el caza gigantes" ("Jack the Giant Slayer", 2013) tiene entre manos el que considera su proyecto más ambicioso "X-Men: Days of Future Past" (2014), no teme por el futuro del cine:
No creo que las salas estén en peligro por el efecto de Internet o la televisión. La gente va a seguir yendo al cine porque el teatro es demasiado caro y no se puede socializar con amigos simplemente saliendo a cenar. Los adolescentes y los jóvenes serán fieles a las salas, ya sea porque tienen una cita amorosa o porque quieren alejarse de sus padres y estar con sus amigos por ahí.
Puede que hayáis oído hablar de "Room 237" (Rodney Ascher, 2012), un documental centrado en buscar claves ocultas en "El resplandor" ("The Shining", Stanley Kubrick, 1980). Leon Vitali fue asistente personal de Kubrick durante el rodaje de ese film y considera ridículo el trabajo de Ascher. Una de las teorías vincula la máquina de escribir que usa el personaje de Jack Nicholson con el Holocausto.
Ésa es la máquina de escribir de Stanley. Muchas decisiones que se tomaron en el set fueron prácticas: "Esto queda bien. Encaja perfectamente con la mesa".
Como sospechábamos desde que apareció el tráiler, uno de los personajes principales de "G.I. Joe: La venganza" ("G.I. Retribution", Jon Chu, 2013) muere al comienzo de la película. El productor Lorenzo di Bonaventura explica la decisión, y yo os pregunto si lo que dice encaja con la clase de producto que es o debería ser "G.I. Joe":
Lo hice una vez hace bastante tiempo, en "Decisión crítica" ["Executive Decision", 1996]… siempre me gustó esa película. Matar a Steven Seagal le dio un gran sensación de gravedad. Te tomas todo mucho más en serio después de eso.
Desde que la adaptación al cine de "Veronica Mars" obtuviera un gran (y rapidísimo) apoyo financiero por parte de los fans de la serie, se ha preguntado a varios conocidos directores que han tenido problemas para levantar proyectos si recurrirían a la misma herramienta. Kevin Smith se niega:
Tengo la sensación de que no sería justo para auténticos cineastas independientes que necesitan la ayuda. A diferencia de cuando hice "Clerks" en el 91, yo puede acceder al dinero que necesito y no chupar de ningún mercado de financiación colectiva al que puede recurrir un debutante.
Danny Boyle está concediendo entrevistas con motivo de su nuevo trabajo, "Trance" (2013), y en una de ellas le preguntan si ahora es más fácil para él hacer las películas que quiere:
Siempre es una batalla. Tienes una oportunidad para hacer lo que quieras tras los Oscar. Hicimos "127 horas", que no era una película fácil de vender a un estudio, pero te dejan esa libertad por el éxito anterior. Y ya está, realmente. De vuelta a la casilla uno.
Atentos a esto. Amy Pascal, directiva de Sony Pictures, cree que Hollywood tiene la responsabilidad de evitar la homofobia y anima a corregir los tópicos:
La próxima vez, cuando uno de nosotros lea un guion y haya palabras como "maricón" o "machorra", que coja un lápiz y la tache. […] ¿Cuántas veces hemos oído a un personaje dar a entender a otro que lo peor de ir a la cárcel es la homosexualidad? Los estereotipos más benignos harían que un niño gay pensara que puede acabar como el asexual e ingenioso amigo de la chica guapa, un peluquero o una drag queen.
Harrison Ford nunca ha llevado bien lo de hablar con la prensa y se está cansando (ojo a esto) de que le hagan tantas preguntas sobre la próxima entrega de "Star Wars" que prepara J.A. Abrams para Disney. El veterano actor trató de zanjar el asunto de la siguiente forma:
Lo que me interesa ahora es la oportunidad de trabajar, y hacerlo en proyectos ambiciosos. No importa si es en eso. […] Puede que haya dicho cosas en el pasado que eran una representación de cómo me sentía en ese momento. Eso era antes. Esto es ahora.
Y termino con una declaración muy llamativa de Will Smith. El actor pudo ser Django en la última película de Quentin Tarantino, pero no se puso de acuerdo porque…
Django no era el protagonista, y yo tenía que ser el protagonista. Le dije: "No, Quentin, por favor, ¡tengo que matar al malo! […] La película es brillante. Solo que no es para mí.
Vía | Indiewire, Moviepilot, Collider, Worst Previews, HollywoodNews, Elpaís, Comicbookmovie, /Film

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Que opina? Oblivion, haciendo aguas por todas partes - 14/04/2013 1:00:20

" Vaya por delante que fui de aquellos que, a la salida de "Tron: legacy" (id, Joseph Kosinski, 2010) defendía más que atacar a una cinta visualmente fascinante que aquejaba no pocas carencias en otros terrenos pero que, en opinión del que esto firma, terminaba salvándose por mor de un primer acto espléndido y un clímax que no le iba a la zaga, elevándose muy por encima de lo que su predecesora, un filme al que el paso de las décadas ha tratado horriblemente mal sobre todo en lo que se refiere a un guión plagado de lagunas incomprensibles, había sido capaz de ofrecer en 1982.
No obstante, no me duele en prenda coincidir con aquellos que rechazan de pleno la secuela por adentrarse sin tener necesidad en una absurda mezcla entre filosofía y religión new age que no venía a cuento, y por lo mal aprovechado y me quedo corto que estaba el personaje de Flynn, algo imperdonable si tenemos en cuenta que todo el partido que se podía haber sacado del gran Jeff Bridges se volcaba en explotar las muchas limitaciones en el terreno interpretativo de Garrett Hedlund u Olivia Wilde. Curiosamente, todo lo que acabamos de apuntar sobre "Tron: legacy" es trasladable, de un modo u otro, al nuevo filme de Joseph Kosinski, esta irregularísima cinta de ciencia-ficción post-apocalíptica que es "Oblivion" (id, 2013).
Nos encontramos en la Tierra del año 2077. Un planeta arrasado, supuestamente, por la invasión extraterrestre de una raza conocida como los Saqueadores que destrozó la Luna alterando así por completo la fisionomía de la superficie terráquea y aniquilando a la mayoría de la población mundial. Los que quedaron se han mudado a Titán, una de las lunas de Saturno, mientras que unos pocos han permanecido estacionados en nuestro planeta como vigilantes de unos grandes conversores que extraen toda la energía posible de los océanos y mares.
Uno de los que aún camina por nuestro desolado planeta es el técnico Jack Harper Tom Cruise, un hombre que en sueños recuerda una vida antes de la invasión que es imposible que haya vivido y con la que ha creado ciertas ataduras difíciles de romper. Tras un inesperado (re)encuentro, Jack verá puesta a prueba su voluntad al descubrir que la realidad que le rodea es mucho más terrorífica de lo que podía haber llegado a imaginar.
Desaprovechada de principio a fin. Esa es la mejor manera que se me ocurre para definir a "Oblivion", una cinta que, como apuntaba más arriba, acusa sobremanera el "síndrome "Tron: legacy", haciendo suyos los errores del anterior filme de Kosinski para ofrecer una versión amplificada de los mismos. Unos errores que, a poco que se rasque en su superficie, devuelven llamativas debilidades imposibles de pasar por alto, por más que se trate de una cinta de ciencia-ficción que no una de fantasía, género del que es confeso devoto su máximo artífice.
Huelga decir que, a la vista de lo que cualquiera de los trailers que circulan por la red muestra, la componente visual de la cinta es magnífica, creando el realizador de mano del equipo de efectos digitales tanto un alucinante mundo post-apocalíptico, arrasado por la carencia de la influencia gravitatoria de nuestro satélite, como unos espléndidos diseños de las diversas máquinas y construcciones que pueblan la acción, de frías y depuradas líneas derivadas de las formas básicas de la geometría como demuestra, por ejemplo, ese tetraedro que es el TET.
Más allá de lo que el diseño ofrece se abre, como suele decirse, el abismo. Un abismo que afecta en primera instancia a las interpretaciones, frías y carentes de emoción todas ellas, con errores de casting como el de Olga Kurylenko, incapaz de insuflar vida a un personaje clave en el devenir de la trama; con el gran Morgan Freeman desaprovechado mediante un personaje de poca presencia y cuestionable relevancia en la acción y con un omnipresente Tom Cruise cuya correcta actuación no comporta el suficiente peso como para equilibrar la acusada inclinación de la balanza.
Legado directo de su anterior filme es la estructura con la que Kosinski plantea un desarrollo que incide, de la misma manera que lo hace el reparto, en la transmisión de frías sensaciones al respetable: tras un espectacular arranque apoyado de forma singular en una espléndida partitura compuesta por M83 con claras influencias de Daft Punk y Hans Zimmer nos vemos obligado a soportar el bajonazo de ritmo del que hace gala la exposición de la trama en el segundo acto, no logrando la ligera recuperación del mismo de cara al final que el interés de la platea se recupere lo suficiente como para aceptar la gran cantidad de incoherencias que hasta entonces hemos tenido que tragar.
Y aunque la estructura de montaña rusa que vertebra la cinta no afecte a la dirección de Kosinski, que en todo momento se rige por la regla del máximo espectáculo dejándonos brillantes secuencias como la citada inicial o el ataque de los drones al búnker, no podemos afirmar lo mismo de un guión que descarrila cuántos vagones puede para seguir avanzando, importándole muy poco el lastre que suponen las vagas explicaciones que deja por el camino o las muchas y considerables lagunas que nunca terminan de resolverse.
Es aquí, en el libreto escrito por el director junto a William Monahan, Michael Arndt miedo da lo que esté guionista pueda hacer de cara a la nueva entrega de cierta saga galáctica y Karl Gajdusek donde ese superficial rascado que indicaba más arriba hace más mella en la credibilidad de una historia que se derrumba irremisiblemente merced a la ingente cantidad de sin sentidos que acumula su desarrollo, planteando demasiadas incógnitas como para ser ignoradas.

(Spoilers a mansalva) ¿Por qué hibernaron los astronautas si la TET, la nave extraterrestre, estaba en la órbita de la Tierra? ¿Cuál es el significado oculto tras la aparición de "El mundo de Cristina", el conocido cuadro de Andrew Wyeth, más allá de que nos preguntemos el porqué de su aparición? ¿Cómo es que el Jack del final lleva el uniforme con el número 52 si se suponía que el otro Jack se lo había quitado para no levantar sospechas? ¿Cuáles son los motivos por los que una inteligencia artificial superior capaz de construir unos drones que "huelen" el ADN humano no es capaz de detectar que una nave suya lleva a bordo una bomba capaz de destruirla? ¿A qué se debe la pausa dramática del dron en el búnker a la hora de disparar contra el grupo que encabeza Julia cuando ha matado sin piedad a todo lo que se movía segundos antes?…y así, ad infinitum.
Conjugadas todas estas preguntas con las excesivos prestamos de la cinta por el metraje encontramos innumerables referencias a "2001, una odisea en el espacio" ("2001, a space odissey", Stanley Kubrick, 1969), "Matrix" (id, Larry & Andy Wachowski, 1999) o "La guerra de las galaxias" ("Star wars", George Lucas, 1977), por citar sólo algunas "Oblivion" termina resultando una propuesta fallida que no ofrece nada nuevo al espectador en general y, mucho menos, al amante de la ciencia-ficción, que observa como una buena premisa de partida se queda a medio camino en demasiados frentes.
Otra crítica en Blog de Cine
"Oblivion", diversión, eficacia y reflexión

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Es Noticia, Stuart Freeborn nos ha dejado - 11/02/2013 23:30:38

" El del centro de la imagen es Stuart Freeborn, el responsable tras la creación y desarrollo de personajes como Yoda o Chewbacca, de sobra conocidos por todos. Freeborn falleció en Londres el pasado 5 de febrero a causa de enfermedades que tenían que ver con la edad tenía 98 años, según un comunicado de su nieta Michelle Freeborn.
Natural de Londres, Freeborn empezó su andadura en el campo del maquillaje en películas, en las que no aparecía acreditado, como "Rembrandt" (id, Alexander Korda, 1936) o el mítico film fantástico "El ladrón de Bagdag" ("The Thief of Bagdag", Ludwig berger, Michael Powell & Tim Whelan), para más tarde trabajar para David Lean en algunos de sus films, siendo el más famoso "El puente sobre el río Kwai" ("The Bridge on the River Kwai", 1957), para Charles Chaplin la desternillante "Un rey en Nueva York" ("A King in New York", 1957) o para Stanley Kubrick, en "¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú"("Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb", 1964) convirtió a Peter Sellers en varios personajes, y su trabajo en "2001: Una odisea del espacio" ("2001: A Space Odissey", 1968) no fue nominado al Oscar porque muchos no se dieron cuenta de que los simios del principio del film eran en realidad personas.
En los años 70 logra algunos de sus mejores logros con sus trabajos en "La profecía" ("The Omen", Richard Donner, 1976), "La guerra de las galaxias" ("Star Wars", George Lucas, 1977) para la que crea todas las criaturas que pululan por la cantina de Mos Eisley en Tatooine, y también Chewbacca o "Superman" (id, Richard Donner, 1978). Con "El imperio contraataca" ("The Empires Strikes Back", Irvin Kershner, 1980) hace la que probablemente sea la obra maestra de sus creaciones, el maestro Yoda, de quien Kershner aseguró y por la foto podemos comprobar que estaba en lo cierto que Freeborn prácticamente se copió a sí mismo añadiéndo los atributos que todos conocemos en la cara del maestro jedi. En "El retorno del Jedi" ("The Return of the Jedi", Richard Marquand, 1983) creó a Jabba the Hutt y a los entrañables Ewoks.
En la década de los 80 hizo el maquillaje de películas como "Top Secret" (id, David Zucker, Jim Abrahams, jerry Zucker, 1984) o "Terrorífica luna de miel" ("Haunted Honwymoon", Gene Wilder, 1986). Su última aportación para el cine aún trabajaría en un telefilm en 1990 fue en la muy olvidable, por decirlo suavemente, "Superman IV: En busca de la paz" ("Superman IV: The Quest of Peace", Sidney J. Furie, 1987).
Sus criaturas de Star Wars pueden ser reinterpretados en otras formas por las nuevas generaciones, pero en su esencia, siguen siendo lo que Stuart creó para las películas originales (George Lucas)
Hasta siempre Stuart.
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