viernes, 29 de agosto de 2014

Fury, tráiler de lo nuevo de David Ayer, con Brad Pitt y hay un monstruo en mi fotograma!", 15 criaturas de cine (y II)

Brad Pitt

Es Noticia, Fury, tráiler de lo nuevo de David Ayer, con Brad Pitt - 25/06/2014 8:02:35

"Ya podemos echar un vistazo al potente tráiler de Fury, la nueva película de David Ayer. Ayer os dejaba el primer cartel de este interesante thriller bélico que protagoniza Brad Pitt, a quien volvemos a ver cazando nazis tras su memorable colaboración con Quentin Tarantino hace cinco años.
Como os comentaba, Fury nos lleva al final de la II Guerra Mundial para contarnos la historia de una brigada del ejército estadounidense que, a bordo de un tanque, deben combatir a las fuerzas alemanas, desesperadas ante la cercanía de su derrota...
Pitt, cuyo último estreno fue la incomprendida El consejero (The Counselor, Ridley Scott, 2013), encabeza un reparto en el que también encontramos a Shia LaBeouf, Logan Lerman, Scott Eastwood, Jon Bernthal, Michael Peña, Xavier Samuel y Oscar Isaacs. Este quinto trabajo como director de Ayer llegará a la cartelera el 14 de noviembre, tanto en EE.UU. como en nuestro país. Antes, el 11 de julio, se estrena en España lo anterior del cineasta, Sabotaje (Sabotage, 2014).
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La noticia Fury, tráiler de lo nuevo de David Ayer, con Brad Pitt fue publicada originalmente en Blogdecine por Juan Luis Caviaro.
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Que opina? "¡Mamá, hay un monstruo en mi fotograma!", 15 criaturas de cine (y II) - 16/05/2014 8:00:45

" Después de haber desgranado ayer ocho de esas quince categorías en las que John Landis clasifica al cine de monstruos en ese recomendadísimo libro que es Monsters in the Movies, continuamos hoy allí donde lo dejábamos con estas segunda entrada dedicada a repasar lo más granado que la historia del cine nos ha dejado en lo que a criaturas se refiere. Y lo hacemos comenzando por uno de las primeras citas llamadas a estimular la imaginación de nuestros bisabuelos y de muchas generaciones posteriores allá por la tercera década del siglo XX.
Monos monstruosos
Si nos hablan de gorilas gigantes sólo es una la imagen que presta acude a nuestra memoria, la de King Kong escalando el Empire State en la que supone una de las instantáneas más icónicas de la historia del cine. Y es que aún hoy, con ochenta y un años a sus espaldas, la cinta dirigida por Merian C.Cooper y Ernest B.Schoedsack sorprende por el virtuosismo de su imaginación a la hora de plasmar en pantalla algo casi imposible si se consideran los limitados recursos en cuanto a trucajes visuales con los que se contaban hace ocho décadas.
Tan magna es dicha imaginación que su influencia en cineastas y artistas posteriores a ella resultó determinante, por ejemplo, para que Ray Harryhausen quisiera dedicarse a crear magia mediante el stop-motion o que un neozelandés llamado Peter Jackson soñara de pequeño con poder sentarse algún día en la silla de director. Y, claro está, comparadas con ella, cualquier cinta con mono gigante, incluída el espectacular remake llevado a cabo por el artífice de la trilogía de El señor de los anillos, queda en entredicho.
Poco hay pues que destacar en los incontables plagios e imitaciones que a lo largo de las décadas le han ido saliendo a King Kong (id, 1933), y sólo un filme protagonizado por monos, aunque no gigantes, merece estar a la misma altura de clásico que la cinta protagonizada por Fray Way, y ese no es otro que la magistral El planeta de los simios (Planet of the Apes, Franklin J.Schaffner, 1968), piedra angular fundamental del género de ciencia-ficción de todos los tiempos y una de las mejores muestras de lo que el género podía ofrecer cuando sirve a algo más que el mero entrenimiento.
Monstruos espaciales
¿Estamos sólos en este vasto universo? ¿Llegaremos algún día a saber si inteligencia más allá de nuestra atmósfera? Estas, entre otras muchas, son preguntas que el hombre, toda vez lanzó su mirada hacia la infinitud del espacio exterior, sigue haciéndose de forma recurrente. Unas preguntas a las que el cine ha dado tan innumerables respuestas que esta categoría, y sólo esta, ha sido la que mayores dilemas me ha planteado a la hora de seleccionar un único título que fuera representativo, como indicaba al comienzo de la entrada de ayer, de mis preferencias en el cine de monstruos.
Tanto es así, que al final no he sido capaz de reducir a un sola producción lo que aquí queda recogido, decantándome tanto por una de las mejores cintas de terror con xenomorfo de por medio que nos ha dejado la historia del cine, como por un reciente título de fantasía que se convirtió, casi de forma instántanea, en una de mis cintas favoritas de lo que llevamos de siglo. En lo que respecta al género al que pertenece la primera, y con permiso por supuesto de la magistral Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979) y su maravillosa secuela, considero que La cosa (The Thing, 1982) debía figurar aquí por derecho propio.
Muchas y muy diversas son las razones que habría que aducir aquí a ese respecto, pero dejaré el análisis pormenorizado de tales cuestiones para cuando revise la cinta en el Ciclo de Ciencia-ficción. Baste decir por ahora que el remake que Carpenter concreta partiendo del filme de Howard Hawks en el que probablemente sea su mejor obra, es un prodigio desde casi cualquier punto de vista que quiera ser considerado, y sus efectos visuales, obra y gracia del grandísimo Rob Bottin, siguen dejándome hoy de piedra como lo hicieran hace treinta años.
Y si el terror con bichos del espacio ha dado mucho de sí en el cine, otro tanto se puede afirmar incluso con más vehemencia de la fantasía o la ciencia-ficción, géneros ambos en los que incontables son las propuestas que han explorado los más recónditos planetas de las infinitas galaxias que componen la vastedad del cosmos. Esta claro que, entre ellas, habría que hacer aquí obligada mención a las dos obras capitales de Steven Spielberg y supongo que no hará falta decir cuáles son, o a la lejana galaxia a la que cierta saga lleva transportándonos desde finales de la década de los setenta.
Porque uno es hijo de la década que es; porque supuso una sorpresa mayúscula y porque, qué demonios, es una película magnífica, Super 8 (id, J.J.Abrams, 2010) era clarísima elección personal para terminar figurando aquí como la representante de la faceta más amable de lo que una invasión extraterrestre supondría para la vida de nuestro planeta, no significando ésto que olvidemos ese reverso belicoso que en el cine de género nos ha dejado ejemplos tan válidos como Starship Troopers (id, Paul Verhoeven, 1997), Depredador (Predator, John McTiernan, 1987) o Distrito 9 (District 9 Neill Blomkamp, 2009).
Claro homenaje a la forma de hacer películas de hace tres décadas, y con evidentes guiños a clásicos ochenteros como Los Goonies (The Goonies, Richard Donner, 1985), Super 8 es un ejercicio de madurez y concisión narrativa, algo que queda puesto de manifiesto desde sus primeros planos y que ese finalazo capaz de arrancar lágrimas hasta del más insensible eleva a la enésima potencia. Que sí, que son ¿sois? muchos a los que le molestan los brillos típicos del director, pero es un mal menor entre tal despliegue de genio.
Monstruos muy humanos
Y del espacio exterior, al espacio interior; a los más recónditos, oscuros y tenebrosos huecos del alma humana. Esos que llevan a cometer a nuestros congéneres crímenes inenarrables convirtiendo a personas aparentemente normales en los peores monstruos imaginables, aquellos que podrían vivir en la puerta de al lado de tu casa y tener en su congelador restos humanos. Aquí quien realmente debería estar ""hablándoos"" en este momento es mi compañero Mikel, cuyo especial de Cine de psicópatas no es más que la punta de lanza de la tesis con la que rubricará sus estudios.
Suponiendo que colegirá conmigo en las suscintas reflexiones aquí arrojadas, resulta abrumadora la cantidad de títulos que pueblan la historia del cine y que han puesto en escena relatos protagonizados por asesinos en serie, enmascarados o no, que habiendo sufrido una infancia terrible o un ultraje imperdonable, se convierten por voluntad propia o por poderes sobrenaturales bien en protagonistas de prolongadas franquicias, bien en hitos irrepetibles de la historia del cine. Y es en este segundo grupo donde obviamente nos detenemos para recordar, cómo no, al carismático Norman Bates y, por supuesto, al terrible John Doe.
Se7en (id, David Fincher, 1995) fue todo un hallazgo que hoy en día sigue resonando en la fecunda y muy diversa trayectoria de su director, si no como el mejor filme del que se ha hecho cargo, sí como uno de los tres mejores. La historia de los dos detectives encarnados de forma brillante por Brad Pitt y Morgan Freeman atesora momentos icónicos de la historia del cine, ya sea en la truculenta visualización de los crímenes que toman los siete pecados capitales como guión, ya por un final que nadie podía esperarse. Por cierto, IMPRESIONANTE Kevin Spacey.
Mutaciones atómicas
Miedo a escala mundial tras los estragos de la Segunda Guerra Mundial y sub-género favorito del cine de ciencia-ficción durante la práctica totalidad de los años 50, los horribles resultados del abuso de la energía nuclear provocaron un alud de producciones del cine de monstruos que, en la mayoría de ocasiones, tiraban por el recurso fácil de tomar algún insecto, multiplicar su volumen por diez, y convertirlo así en una amenaza impensable a la que un pueblo, ciudad o país tenía que hacer frente.
Es bajo esta categoría donde habría que recoger al a criatura que, en parte, justifica este repaso en dos partes que desde ayer llevamos haciendo a las películas con entes de pesadilla. Y si bien contados son los ejemplos que en este ámbito escapan de la inocencia del Godzilla (id, Ishir
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