Información: Madagascar 3: De marcha por Europa, rutinario entretenimiento infantil a toda velocidad - 04/08/2012 11:47:08
" ¿Qué haces? ¡Las cebras no conducen! ¡Solo los pingüinos y las personas saben conducir!La cartelera española está actualmente dominada por tres estrenos de sello estadounidense diseñados para atraer en masa al público. "Prometheus" (Ridley Scott) ha llegado este fin de semana a los cines con el objetivo de desbancar a "Madagascar 3: De marcha por Europa" ("Madagascar 3: Europe"s Most Wanted", Eric Darnell, Conrad Vernon, Tom McGrath) del número uno, puesto que arrebató por poco margen a "El caballero oscuro: La leyenda renace" ("The Dark Knight Rises", Christopher Nolan). En principio, la nueva secuela de "Madagascar" (Darnell, Tom McGrath, 2005) no me interesaba lo más mínimo la dejé pasar cuando se presentó en el festival de Cannes pero extrañamente ha generado buenas críticas en numerosos medios, poniendo a todos de acuerdo en que es la mejor entrega de la saga. Así que fui a verla. Y no me arrepiento, pero no entiendo a qué vienen tantos elogios.
De hecho, me sorprende que tanta gente (adulta) siga la franquicia cuando la entrega original ya no era gran cosa, un simplón entretenimiento infantil a años luz de lo que se hace en los estudios Pixar y Ghibli. Imagino que la respuesta es la paternidad, ¿me equivoco? O quizá sea por la curiosidad de oír a actores como Ben Stiller, David Schwimmer o Sacha Baron Cohen cuando hablan los personajes animados. Me llegó a aburrir la primera parte por lo que no vi "Madagascar 2: Escape África" ("Madagascar: Escape 2 Africa", Vernon, McGrath 2008); y no es necesario, por fortuna, para poder seguir la trama de "Madagascar 3: De marcha por Europa". En esta tercera entrega, los cuatro animales protagonistas, Alex (el león), Melman (la jirafa), Gloria (la hipopótamo) y Marty (la cebra), parten de algún lugar de África donde tiene lugar la segunda parte y llegan a Montecarlo buscando a sus amigos los pingüinos, en un desesperado intento por volver a casa, al zoo de Central Park en Nueva York.
Arranca así una disparatada, frenética y ruidosa cadena de acontecimientos que llevará al grupo por varias ciudades europeas, siendo perseguidos por una implacable villana, una encargada de control de animales con un formidable olfato y la fuerza y la determinación de un terminator. En su huida, Alex y los demás se esconden en los vagones de un circo ambulante curiosamente llamado "Zaragoza", donde descubren que hay una manera de volver a su país; solo tienen que conseguir montar un show que cautive a un promotor estadounidense. Pero para ello deberán deberán devolver la ilusión a la compañía, en especial a su líder, un tigre al que pone voz Bryan Cranston (el señor White de la adictiva "Breaking Bad") que maravillaba al público atravesando aros en llamas, hasta que un accidente lo dejó traumatizado divertido personaje que acaba desdibujándose (nunca mejor dicho) conforme avanzan los minutos, al igual que todos los demás. Al grito de Afro Circo, los animales de ciudad se las apañan para devolver la motivación a los circenses y organizar un gran espectáculo.
Siempre he defendido la animación como un medio para contar una historia en ocasiones puede la única manera apropiada de contarla, a diferencia de los que consideran que está por debajo del cine de acción real, que los "dibujos" son para los niños. Aunque no figuran entre las 50 mejores películas de todos los tiempos según los expertos la famosa lista encabezada por "Vértigo: de entre los muertos" ("Vertigo", Alfred Hitchcock, 1958), personalmente tengo claro que títulos como "Porco Rosso" (Hayao Miyazaki, 1992), "Toy Story" (John Lasseter, 1995) o "Perfect Blue" (Satoshi Kon, 1997) son obras maestras del séptimo arte, joyas que con el tiempo serán menos los que se empeñen en minusvalorar. Sin embargo, hay productos puramente comerciales, escasos de ingenio y riesgo, como la franquicia "Ice Age" o la española "Planet 51" (Jorge Blanco, Javier Abad, 2009), que dan la razón a los que reducen el cine animado a una mera distracción para los más pequeños de la casa.
"Madagascar 3: De marcha por Europa" es eso básicamente. Un lujoso artefacto excelente acabado visual, música pegadiza, nombres conocidos (además de los ya citados, Frances McDormand, Jessica Chastain…) para entretener a los chavales durante hora y media. El guion escrito por Darnell y Noah Baumbach funciona a modo de metralleta, dispara tal cantidad de bromas que alguna llega a su destino, afortunadamente; lo mismo con las hipervitaminadas secuencias de acción, suceden tantas cosas que forzosamente algún instante aislado llega a impresionar. El constante bombardeo de referencias culturales, saltos, persecuciones y cambios de escenario acaba convirtiendo la película en un torbellino de golpes, chistes y luces. Se pasa volando, y termina y da igual, como esas atracciones de feria que apenas ofrecen una fugaz subida de adrenalina. Claro, hay que reservar ideas para la siguiente entrega…
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Es Noticia, Cannes 2012 | Lo mejor, lo peor y las anécdotas de la 65ª edición - 02/06/2012 9:01:05
" Con el anuncio del palmarés, el pasado domingo, quedó clausurado el Festival de Cannes 2012, pero la experiencia todavía corre por mis venas. Fueron diez días de cine, emoción, estrés, sorpresas y decepciones. Intensas jornadas en las que uno es transportado a otra realidad, una en la que todo gira en torno a la visita de actores famosos, dioses del pueblo, a la obligación de ver y hablar sobre determinadas películas, donde se duerme poco, el café es tu mayor aliado y la conexión a Internet puede ser tu mayor pesadilla, con la prensa ocupada en la contradictoria labor de promocionar y minusvalorar el certamen, mientras el cine queda en segundo plano. Cuesta entrar en ese mundo, y cuesta salir, volver a la normalidad. En este artículo os cuento cómo fue el día a día en el festival de Cannes y repaso las mejores y las peores películas que pude ver allí.La vida en el Palacio
La 65ª edición del festival arrancó la mañana del 16 de mayo con la presentación de "Moonrise Kingdom". El día antes había acudido ya a recoger mi acreditación (y mi bolso oficial súper-moderno, ojo a la imagen), me encontraba sumamente ilusionado por los prometedores títulos de competición y en mi mente perfeccionaba el plan para proporcionar a los lectores de Blogdecine la mejor cobertura posible del certamen más prestigioso del planeta. Era mi segunda vez en Cannes y creía que lo tenía todo bajo control (uno es así de confiado, no consideré imprevistos como que mi portátil se bloqueara durante tres días). El corazón del evento es el Palais des Festivals, un edificio de cinco plantas situado en la avenida de la Croisette. Es ese complejo decorado con el cartel de Marilyn Monroe que aparece en las fotos. Allí ocurre casi todo, se celebran los photocalls, las ruedas de prensa y los pases de las películas más relevantes (todas las de la sección oficial y "Un certain regard"). Se convierte en tu hogar, al final, donde pasas la mayor parte de la jornada. De hecho, la gente aprovecha para dormir allí, incluso en el suelo. Donde, por cierto, teníamos que escribir ante la falta de asientos.
Hay en el Palais una sala con ordenadores, otra con servicio WiFi (que tardó varios días en funcionar, para desesperación de muchos como yo) y al menos tres sitios donde te sirven café (sin leche) y agua gratis. En la zona destinada al mercado del cine ("Marché du film") hay una pequeña cafetería donde se puede comer, y claro, no es barato. Casi ningún sitio en Cannes lo es, y ese en concreto es de los que cobra 6 euros por un sándwich; cuando tienes prisa hay que pasar por el aro. Fuera, en los alrededores, hay restaurantes y puestos callejeros que han duplicado o triplicado los precios de la carta, y un McDonald"s que por supuesto está siempre a reventar. Imaginad mi alegría cuando logré una invitación para un almuerzo organizado por el alcalde. Aunque no deja de ser un pueblo con playa, el festival ha convertido Cannes en un importante destino turístico y no escasean las tiendas. Ni los yates. En cuanto empieza a atardecer, las calles se llenan de gente trajeada y aspirantes a supermodelos. No solo por las numerosas fiestas, se exige etiqueta en las sesiones del Teatro Lumiére, donde está la alfombra roja por la que se pasean las celebridades.
La Lumiére es la sala más espaciosa, con más de mil butacas. La Debussy es similar y luego hay otros tres cines en el Palais mucho más pequeños, de 300-400 asientos, donde normalmente programan segundos o terceros pases de películas relevantes. A diferencia de otros festivales, en Cannes no se venden entradas al público, pero según parece, había más de cuatro mil acreditados , así que imaginad los problemas. No hay butacas para todos. Hay tensión en pases importantes. En algunas caras puedes leer "si te tengo que matar para entrar, lo haré, y después escupiré sobre tu cadáver". No era fácil conseguir una silla en las salas de trabajo y en las ruedas de prensa prácticamente no puedes entrar si no eres de un medio muy importante. Ya os comenté que hay varios tipos de acreditaciones. La mía era azul, podría decirse que la "clase media". Encima están los privilegiados, los que tienen prioridad para entrar, y abajo los que deben esperar al menos una hora para ver si quedan butacas libres. Yo siempre llegaba en torno a 45 minutos antes de cada pase y solo una vez me quedé fuera, debiendo hacer cola para la siguiente sesión. Se pierde mucho tiempo esperando.
Otra cuestión es el visionado, que a veces no tiene lugar en las mejores circunstancias. Hay zonas en los cines Lumiére y Debussy donde no se ve toda la pantalla, pero el mayor problema son los subtítulos (en inglés y francés, a menos que la película esté habladas en uno de esos idiomas), si no tienes un buen ángulo de visión, no los puedes leer. Igualmente pasa lo típico de ir al cine, uno está sentado junto a gente que por la razón que sea, hacen ruido y desconcentran. Sí, en los festivales también suenan móviles en mitad de una proyección. Varias veces. Sumad a eso largos bostezos, constantes estornudos, murmullos, ronquidos, algunos que se levantan y pasan torpemente delante de ti… El resultado es que a veces no te enteras de los diálogos, sobre todo en escenas donde los actores susurran. Resulta molesto, y esa sensación también te saca del film. Lo peor es que conforme avanza el festival se va acumulando el cansancio y cada vez hay más ruido. Salía de algunos pases preguntándome qué narices iban a decir todos los que habían abandonado la sala antes de tiempo, los que se habían quedado dormidos y los que miraban el móvil a cada momento. Normal que luego se simplifique tanto.
Las películas
Tuve la impresión de que los directores estaban más apasionados por su estilo que por sus personajes.
(Nanni Moretti)
Vi 24 largometrajes durante el festival. 21 de la sección de competición (eran 22 en total, me faltó "Paradies: Liebe") y 3 de "Un certain regard". Habría visto muchos más, si te informas sobre el programa de cada día no te quieres perder nada, pero se corre el riesgo de quedar fuera en pases importantes y sobre todo creo que hay que evitar el agotamiento, prestar verdadera atención al cine y no simplemente acomodarse y dejar que pasen imágenes por las retinas, incapaz de procesar lo que se está viendo. Es normal oír a gente que ya no recuerda lo que ha visto por la mañana, que se aburre por puro cansancio o que ronca a tu lado pero luego asegura haber visto una obra maestra. No exagero. Realmente depende de cada uno, por supuesto, pero mi consejo es descansar y concentrarse en ver dos o tres películas al día. Y disfrutarlas, que muchas de ellas tardarán meses en llegar a los cines, si es que lo hacen…
A continuación os dejo las mejores películas que vi en Cannes:
"Moonrise Kingdom", de Wes Anderson. Divertidísima aventura con sabor a cuento juvenil. Una delicia.
"Amour", de Michael Haneke. Merecedora de la Palma de Oro, fue la película más redonda. Cruda y emocionante, con formidables interpretaciones.
"Jagten", de Thomas Vinterberg. Un ejemplar thriller psicológico. Mads Mikkelsen logró con justicia el premio al mejor actor.
"Like Someone in Love", de Abbas Kiarostami. Un relato aparentemente sencillo que cautiva por la naturalidad de los personajes y la puesta en escena. Mágica.
"Killing Them Softly", de Andrew Dominik. Una furiosa respuesta a los frutos del capitalismo desbordado. Poderosa y amarga.
"Holy Motors", de Leos Carax. Un cóctel de sueños, miedos, emociones, reflexiones, risas y desahogos. Tan descompensada como brillante.
"Cosmopolis", de David Cronenberg. Exigente y arriesgado trabajo que analiza al ser humano del siglo XXI. Cuesta saborearla en el momento pero deja huella, se queda en la cabeza y mejora en el recuerdo.
De las demás que vi, recomiendo que os quedéis con los siguientes títulos:
"De rouille et d"os", de Jacques Audiard. Elegante realización y dos actores en estado de gracia. No llega a explotar, pero emociona.
"Reality", de Matteo Garrone. Valiente e irregular tragicomedia que pone en evidencia el absurdo ideal de las "celebrities". Muy apropiada para Cannes. Consiguió el gran premio del jurado (presidido por Moretti).
"Mud", de Jeff Nichols. Si "Cosmopolis" se expande tras su visionado, a esta le ocurre lo contrario. Aun así, un film honesto y cargado de emoción, con un estupendo reparto.
"In the Fog", de Sergei Loznitsa. Tiene la atmósfera de un relato post-apocalíptico y la profundidad del mejor cine europeo. Le sobran minutos.
"Elefante blanco", de Pablo Trapero. Para disfrutar de la puesta en escena. Un guion poco inspirado lastra un film con grandes momentos y un impecable Ricardo Darín. Merecía estar en la sección oficial.
Y las siguientes fueron las que menos me entusiasmaron, si bien me alegro de haber visto casi todas:
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