lunes, 25 de agosto de 2014

Baby Driver será la próxima película de Edgar Wright y primera imagen de lo nuevo de Cary Fukunaga

Información: Baby Driver será la próxima película de Edgar Wright - 22/07/2014 13:39:44

"Edgar Wright ya tiene nueva película entre manos. Como recordaréis, tras dedicar años al proyecto de "Ant-Man", a finales de mayo se desvinculó de Marvel por diferencias creativas (el estudio le ha sustituido por Peyton Reed). El realizador inglés, conocido por su trilogía del Cornetto, se ha tomado un tiempo antes de elegir su siguiente trabajo y se ha decantado por Baby Driver".
Se trata de otro proyecto en el que Wright llevaba años trabajando pero del que apenas ha revelado algunos detalles. "Ya que no es una adaptación o una secuela, básicamente quiero hacerla en privado", declaró el cineasta, quien solo ha querido informar de tres elementos: tiene un fuerte contenido musical, mezcla crimen y acción, y la trama está ambientada en Estados Unidos.
De momento, eso es todo, ya habrá tiempo de descubrir más. Parece difícil que en estos tiempos de saturación informativa, cuando meses antes del estreno ya sabemos de qué va la película y casi se han desvelado todas sus sorpresas, Edgar Wright consiga mantener el misterio acerca de Baby Driver" pero por lo pronto tranquiliza saber que es una historia original que ha desarrollado cuidadosamente. ¿Estarán Simon Pegg y Nick Frost en ella? Probablemente...
Vía | Empire
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Noticia, Beasts Of No Nation, primera imagen de lo nuevo de Cary Fukunaga - 29/06/2014 8:00:41

" El éxito de True Detective (2014) ha convertido a Cary Fukunaga en uno de los directores más interesantes del panorama actual. Tras el final de la serie había mucha curiosidad por saber cuál sería el siguiente proyecto del cineasta; entre los muchos que barajaba, Fukunaga puso en marcha Beasts Of No Nation, que ya cuenta con una primera imagen oficial.
Idris Elba encabeza el reparto de esta adaptación de la novela homónima de Uzodinma Iweala. La historia gira en torno a un joven africano que se ve forzado a unirse a una banda de mercenarios cuando estalla la guerra civil en la República de Ghana. Tras perder a sus padres forja una amistad con un niño mudo, lo único por lo que merece la pena seguir luchando para sobrevivir. En la foto de arriba vemos a Elba en el papel del comandante de la guerrilla a la que se une el chico protagonista.
El propio Fukunaga firma el guion de la película, que se está rodando actualmente en el país donde transcurre la acción. Beasts Of No Nation carece de momento de fecha de estreno. Tras este trabajo, se supone que el realizador se pondrá manos a la obra con una nueva adaptación de It de Stephen King.
Vía | Deadline
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Es Noticia, La disputa por el tesoro de George Lucas - 18/06/2014 0:38:00

"El realizador George Lucas busca un lugar para construir un museo que albergue su colección particular de obras de arte y artilugios de película, un proyecto que el cineasta está dispuesto a pagar de su bolsillo y por el que se desviven San Francisco, Los Ángeles y Chicago.
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Es Noticia, Ridley Scott: Un buen año, la sal de la vida - 16/05/2014 0:00:46

" El título número dieciséis en la carrera cinematográfica de Ridley Scott se lo debemos a dos factores que se dieron la mano para que el cineasta decidiera volver a dar un brusco viraje hacia terrenos que, a priori, uno no asociaría ni con sus gustos ni con áquellos géneros que mejor le han funcionado al británico. El primero, aunque no el principal, era que el agotamiento al que le había sometido el rodaje de esa superproducción épica de 130 millones de dólares que había sido El reino de los cielos (Kingdom of Heaven, 2005), le había dejado con pocas ganas de acercarse a otro proyecto de similares características.
Pero es en el segundo de los citados factores donde encontramos, en última instancia, la motivación más clara que llevo a Scott a incursionar en la comedia romántica. Éste no es otro que una especie de apuesta que el cineasta había llevado a cabo con Peter Mayle, escritor y vecino de la casa que el director tiene en la Provenza francesa, por la cual Ridley se ""comprometía"" a trasladar a la gran pantalla la novela que aquél tenía pensado escribir acerca de una noticia que había leído en el Times sobre un joven emprendedor británico que había montado una exitosa empresa vinícola en nuestro país vecino.
El hecho de no tener que desplazarse a ninguna localización lejana la cinta se rodó muy cerca de donde Scott mantiene una de sus residencias, unido a la pasión que tanto director como escritor compartían por la belleza de las tierras que conforman el vergel de la región francesa, unido a que iban a poder contar con el respaldo de Russell Crowe a la hora de facilitar la escueta inversión de 37 millones de dólares, fueron tres motivos más que vinieron a unirse a los anteriores para determinar, de forma inexcusable, que Scott terminara poniéndose al frente de Un buen año (A Good Year, 2006).
El invisible Scott
De la misma manera que ya había ocurrido con Los impostores (Matchstick Men, 2003), aunque en unas tonalidades muy diferentes y de menor intensidad, si hay algo que llama poderosamente la atención de Un buen año es lo mucho que Ridley Scott llega a invisibilizar su estilo y sus tics en aras de optimizar el buen funcionamiento de la simplicísima trama que enhebra el libreto de Marc Klein al adaptar la novela de Mayle. Una trama blanca y para todos los públicos que sigue al personaje de Crowe durante unos días que cambiarán por completo su existencia y su forma de ver la vida.
El actor, en la segunda de las cinco colaboraciones que le han llevado a protagonizar un filme bajo el mando de Scott, encarna a Max, un broker despiadado, un tiburón de las finanzas que recuerda, algo descafeinado por supuesto, al Gordon Gekko que Michael Douglas bordara en Wall Street (id, Oliver Stone, 1987) y que un buen día recibe una carta de Francia avisándole de la muerte de su tío y del legado que éste le ha dejado en herencia, el chateau y los viñedos donde nuestro protagonista pasó los mejores momentos de su infancia.
Aprovechando el que la historia se debata entre dos tiempos, la acción recurre al uso de acertados flashbacks en los que se nos describe la íntima relación que el Max niño tiene con Henry, un bon vivant descarado y mujeriego al que da vida con la genialidad a la que nos tiene acostumbrados ese monstruo que es el británico Albert Finney. Y mientras el pasado vuelve a prorrumpir con fuerza en la estresante vida de Max, el presente tendrá nombre y formas de mujer, las que pone la asombrosa belleza y extrema naturalidad de una Marion Cotillard que se lo pasa bomba con un papel hecho a su medida.
Un buen año, modélica comedia romántica
Placer culpable personal, como ya he tenido la ocasión de admitir en varias entradas, el que Scott se aproxime a la comedia romántica generó en servidor no pocas dudas iniciales; unas dudas derivadas del natural hilo de pensamiento que se ha puesto en funcionamiento cada vez que el cineasta se ha apartado de aquello que a todos nos gustaría volver(le) a ver y que, a tenor de los resultados aquí obtenidos eran, cuanto menos, infundadas. No diré, porque no sería cierto, que Un buen año sea una de las cintas fundamentales en la trayectoria del realizador, pero sí que, para estar navegando por aguas desconocidas, Scott se mueve cual jovial pez.
Así, y por muy trillados que estén que lo están los arquetípicos resortes de los que echa mano el director para provocar según que reacciones en el público funcionan a las mil maravillas, conectando en seguida con cualquiera de los simpáticos personajes y haciendonos rápido eco del joie de vivre del que se impregna todo el metraje del primer al último minuto, ya sea por la franqueza con la que Crowe y sus compañeros nos hacen partícipes de sus emociones, ya por el colorido y la luz que desprenden la práctica totalidad de los fotogramas que componen las casi dos horas de metraje.
No andaríamos muy descaminados de hecho, si quisiéramos afirmar que esa búsqueda permanente de la belleza plástica de las imágenes que Scott siempre ha perseguido nunca ha tenido una traducción menos artificiosa que la encontramos aquí: enamorado del entorno en el que transcurre la acción, el director recurre de nuevo a drásticos cambios en las tonalidades de la fotografía para enmarcar la diferencia entre el Londres frío y distante de los negocios y la Provenza verde y exuberante que devuelve la vida a Max y que, en última instancia es la que nos enamora y contagia el optimismo de esta comedia alegre, despreocupada y muy, muy entretenida.
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La noticia Ridley Scott: Un buen año, la sal de la vida fue publicada originalmente en Blogdecine por Sergio Benítez.
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