domingo, 17 de marzo de 2013

El cineasta japonés profesaba y Director Steve McQueen

Es Noticia, Western: Los siete magníficos de John Sturges - 18/01/2013 3:55:14

" Llegamos en el ciclo del western al film más famoso de John Sturges, tanto dentro de su filmografía honor que sin duda comparte con "La gran evasión" ("The Great Escape", 1963) como dentro del género: "Los siete magníficos" ("The Magnificent Seven", 1960). Clásico entre los clásicos, bombazo de taquilla, y uno de esas películas que han disfrutado generaciones enteras desde su estreno. Una de esas obras, que sin ser maestras, se disfrutan una y otra vez en cada nuevo visionado. Al menos esa es la sensación que me queda a mí siempre que la veo, y me atrevería a decir que a casi todo el mundo que la ve. La idea se le ocurrió a su principal protagonista, Yul Brynner, quien convenció al productor Walter Mirish de que había que hacer un remake de "Los siete samuráis" ("Shichinin no samurai", Akira Kurosawa, 1954), una de las cumbres de su director.
El olfato de Brynner, por aquel entonces una gran estrella, acertó de lleno, probablemente más que en cualquier otra ocasión, dado el enorme éxito a todos los niveles de la película. A pesar de queel film de Kurosawa es una de lasgrandes obras maestras del séptimo arte nos encontramos ante uno de los mejores remakes jamás realizados. El aspecto psicológico de la trama, y que envuelve a los personajes con sus propios miedos y deudas con la vida, es más complejo en el film japonés, pero Sturges salva la papeleta con sus guionistas William Roberts, Walter Bernstein y Walter Newman, logrando un film menor al original pero igualmente lleno de emoción y fuerza, características esenciales en una historia de estas características. Y se logró sacando el máximo provecho de sus principales armas: un reparto espectacular totalmente entregado, una música épica y un director que sabía lo que hacía.
(From here to the end Spoilers) "Los siete magníficos" traslada al Oeste la historia del film de Kurosawa que, todo hay que decirlo, es una especie de western en el mundo de los samuráis y nada disimulado dado el amor que el cineasta japonés profesaba al género. El mismo Kurosawa declaró sentirse muy emocionado y orgulloso de que en Hollywood hiciesen una versión de un film suyo que era una carta de amor al género que tanto le cautivava. Tanto fue así, que impactado por la película de Sturges, le regaló a este una espada de samurái en señal de agradecimiento. El éxito del remake fue tal que provocó nada menos que tres secuelas de las que es mejor no hablar, y que una a una van acercándose al spaghetti western, que nacería poco años después del film de Sturges, realizador que puede ser considerado como una especie de precursor de dicho subgénero.
Un pueblo mexicano es saqueado cada cierto tiempo por un desalmado grupo de bandidos comandados por el temible Calvera un Eli Wallach como casi siempre en estado de gracia que se aprovechan de ellos sin piedad alguna. Hartos de dicha situación toman la decisión de defenderse, de luchar por lo que es suyo y de conservar sus vidas, lo más importante. Para ello contratarán los servicios de un pistolero llamado Chris Yul Brynner, que además de encabezar el reparto tuvo el derecho de elegir al resto de casting, aunque después se arripintió de que contrataran a Steve McQueen, con quien se llevó muy mal durante el rodaje, quien creará un grupo de varios hombres con el fin de defender a los habitantes del pueblo. Expertos pistoleros, con mejores tiempos a sus espaldas y que esta vez aceptarán un trabajo mucho más barato que en otras ocasiones. La misión enseguida se convierte en una cuestión de honor y el dinero pasa a un segundo plano. Finalmente defenderán al pueblo porque es lo correcto y se convertirán en héroes.
Sturges dedica poco tiempo al reclutamiento del grupo algo que por cierto ha creado escuela, imitado en infinidad de films de diversa índole, parándose lo justo en cada uno para así poder entrever sus personalidades, y también sus motivaciones, las cuales irán camnbiando según avanza la acción. Así pues Chris contará con el pistolero Vin (Steve McQueen), el lanzador de cuchillos Britt James Coburn en un personaje que en un principio era para Clint Eastwood, el rudo Bernardo Charles Bronson en su mejor época, interpretativament hablando, el elegante Lee (Robert Vaughn), el vividor Harry (Brad Dexter), que piensa que tras la buena labor de Chris se encuentra un gran botín, y el impulsivo joven Chico (Horst Buchholz), que tendrá que ganarse el respeto de Chris, quien lo considera demasiado joven para la misión. Precisamente con este personaje Sturges tenía el convencimiento de que sería el de mayor agrado del público, equivocándose por completo. Cualquiera de los otros seis posee un mayor carisma.
Como contrapunto Eli Wallach, del otro lado de la justicia, componiendo un villano de antología y que en cierto modo adelantaba su papel en "El bueno, el feo y el malo" ("Il buono, il brutto, il cattivo", Sergio Leone, 1966), algo muy lógico si tenemos en cuenta que el director italiano tuvo el film de Sturges como uno de sus referentes para su afamada Trilogía del Dólar. "Los siete magníficos" es un western espectacular, vibrante, pero también sucio y muy físico. Sturges vuelve a utlizar el formato scope para dotar de grandeza una historia que habla sobre la verdadera revolución y lucha del hombre, no dejarse jamás avasallar por aquel que abusa de la fuerza y el poder. Por supuesto, el enfrentamiento final, en el que cuatro de los siete hombres buenos perderán la vida, es el clímax del relato, filmado con enérgica pasión por su realizador en uno de sus westerns más vitalistas, pero sin renunciar tampoco a cierto poso de amargura.
Dejo para el final el elemento más recordado de la película, y una de sus grandez bazas, la banda sonora de Elmer Bernstein, que sustituyó al inicialmente previsto Dimitri Tiomkin. La melodía central de "Los siete magníficos" se hizo enormemente popular e incluso llegó a utilizarse como leit motiv de una importante marca de cigarillos. No conozco a nadie que no la sepa tararear y que al mismo tiempo no disfrute por todo lo alto con el visionado del film. Si el cine se hizo para disfrutar, "Los siete magníficos" es la firme constatación de ello.
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Noticia, Critica de la pelicula La parte de los ángeles - 24/11/2012 19:00:00

"Tengo escrito (y no soy original) que si Ken Loach no existiera, habría que inventarlo. Porque el cine de Loach puede gustar más o menos, pero que haya alguien como él, que haga cine que llega con normalidad a las salas (y a los televisores, ordenadores, tabletas, móviles inteligentes, etcétera) de Europa y América, con sus temas comprometidos ya sea social o políticamente, es algo necesario e incluso diría que imprescindible. Después cada película tendrá mayor o menor interés, pero lo cierto es que él está ahí siempre, como un Pepito Grillo con pinta de Woody Allen británico, con su cine incómodo y que intenta meter el dedo en el ojo en una sociedad generalmente muy contenta de haberse conocido.
Claro que, como todo el mundo, Loach también evoluciona, y sin dejar sus temas recurrentes, siempre relacionados con los más desfavorecidos por la diosa Fortuna, en La parte de los ángeles se permite a sí mismo la nada despreciable posibilidad de que el protagonista, un joven sin papeleta alguna en la lotería de la vida, pueda escapar de su ruina vital y tener un porvenir decente. También es cierto que no es que sea la primera vez que Loach toca otros palos que no los estrictamente comprometidos, como ya hiciera utilizando la comedia en Buscando a Eric, aunque siempre con su tono social, con su cercanía a los desheredados de la opulenta Europa (ahora menos opulenta, es cierto…).
Un joven de los barrios bajos de Glasgow, en Escocia, tiene todos los problemas del mundo: hijo de un violento borracho, él mismo es un pendenciero, lo que le ha llevado a la cárcel por medio matar a un chico por un quítame allá esas pajas; es intermitentemente perseguido por otros matones que quieren vengarse de él, y por la familia de su novia, con la que ha tenido un bebé; carece de oficio ni beneficio, no ha trabajado nunca ni tiene opciones de hacerlo. Situado al final de la escala social, concibe, gracias a la afición por la cata de licores que le inculca el jefe de la cuadrilla de trabajo comunitario, la posibilidad de robar unos litros de una preciosa barrica de whisky (aquí escribir güisqui, a la manera española, sonaría a herejía) a cuya subasta asiste mediante una astuta añagaza.
La parte de los ángeles tiene un poético título que se refiere a la pequeña porción del whisky que se evapora de las barricas. Lo que ya no resulta tan poético es la forma en la que el protagonista consigue salir del arroyo. Viendo la filmografía de Loach, no deja de ser curioso que aquí se cambie, metafóricamente hablando, la toma del Palacio de Invierno por Thomas Crown, aquel ladrón de guante blanco que protagonizaba un muy ingenioso robo y que en cine se ha visto en dos películas, El caso de Thomas Crown, brillante intriga dirigida por Norman Jewison, con una pareja la mar de apañada, Steve McQueen y Faye Dunaway, y El secreto de Thomas Crown, de inferior calidad, dirigida por John McTiernan, pero con una pareja no menos notable, Pierce Brosnan y Rene Russo.
Si la posibilidad de escape de la ruina vital es dar un golpe perfecto, entonces me temo que el futuro de las clases pobres de la Europa y la América actuales depende literalmente del Gordo de la Lotería, lo que equivale a condenar ad aeternum al lumpen a la marginalidad. Se agradece que Loach termine en positivo una de sus películas, en contra de lo que suele ser habitual en su cine, porque siempre es bueno que quede la esperanza de una salida del marasmo. Pero si la posibilidad que se apunta es tan descabellada como ésta, ¿qué esperanza real queda?
Incoherencias sociales aparte, lo cierto es que La parte de los ángeles funciona bien, como es costumbre en el cine de Loach, aunque su estilo nunca haya sido exquisito. El cineasta británico no omite algo que ya es una de sus marcas de fábrica, la escena coral en la que varios personajes se expresan con lo que parecen diálogos improvisados (aunque con una idea previa del tema que se quiere poner de manifiesto), en una secuencia de extraordinaria fuerza emocional, cuando se produce el encuentro pactado entre el protagonista y el chico, y su familia, al que destrozó la vida golpeándole vesánicamente por una nimiedad.
Por cierto que el protagonista, Paul Brannigan, parece de alguna forma autointerpretarse: acaba de llegar al cine procedente de los mismos barrios en los que vive su personaje, y él mismo no dista mucho del rol que representa en pantalla, con un pasado igualmente como para salir corriendo. Ojalá que en su caso el cine represente (esta vez sí) una posibilidad de escape, sin excentricidades como la que atribuyen a su personaje en la película
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Interesante, Shame, un miembro frágil, después de todo - 22/06/2012 9:34:16

"Un consejo corazones.: no veáis la última película de Steve McQueen con vuestras novias, esposas, pretendidas. Michael Fassmember roba el show, como se dice popularmente, aunque, en este caso, de manera literal y no os imagináis qué descubrimiento hace uno con el actor-que-interpretó-a-Magneto-con-justicia. Un actor de carácter, indudablemente. Con esto, termino mi ronda de chistes fáciles y os hablo del argumento de esta película ambigua, con puntos discutibles pero, en general, muy recomendable.
Michael Fassneverender interpreta a un hombre adicto al sexo. ¡Qué argumento tan fantástico en España (¡y tan lejano en el País Vasco Bueno, el caso es que el adicto al sexo tiene una relación poco menos que conflictiva con su hermana (Carey Mulligan) con la que comparte, también, una importante herida familiar cuyos contornos conviene no desvelar. De esta premisa aprenderemos muchas cosas.: no importa como de jodido esté un personaje en un drama contemporáneo, no importa. Él no va a ir al psicólogo, ni al médico de cabecera.
Lo que me lleva a una pregunta inevitable ¿la vida interior más o menos pasional pasa por no recurrir a la medicina contemporánea? ¿En qué momento decidimos que la procesión va por dentro es el secreto de todo drama que implique trastornos de este tipo? Steve McQueen abre la película con una escena magistral: un largo plano secuencia, prácticamente callado, en el que diríamos estar viendo una magnífica película europea.
Para cuando aparece Carey Mulligan, con la que Fassboom comparte desnudo integral y una escena de una intimidad aplastante, la película mejora enteros y nos regala escenas tan brillantes como la de la cena. ¿Qué problema tiene la hermana y como esa interrupción afectará a su vida?
Lo hará lo suficiente como para que podamos contrastar el carácter contenido, introspectivo del desesperado Brandon (así se llama el personaje de Fassbigger) con una criatura deesperada, mucho más extrovertida. Para cuando está cantando New York, New York, el cineasta McQueen celebra la puesta en escena sin quitar espacio a sus actores y la experiencia deviene altamente emocional (y recomendable).
A McQueen no se le pueden negar varios méritos, al margen del encomiable y ciertamente inolvidable trabajo de su actor protagonista, y creo que el mayor de ellos es rodar el trío más doloroso de la historia del cine. Contando con un actor tan entregado, a McQueen le pertoca el difícil trabajo de explicar el dolor desde una perspectiva absolutamente contaminada: cualquier espectador masculino, más o menos heterosexual, asociará al trío toda clase de fantasías quinta-esenciales que parecen imposibles de desnudar y de convertir en otra cosa.
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Que opina usted? Critica de la pelicula Shame - 20/02/2012 19:00:00

"Esta película pudo verse en la Sección Oficial a Concurso del Sevilla Festival de Cine Europeo 2011.
He aquí una película que hubiera sido imposible rodar hace cuarenta años; sencillamente, no hubiera sido posible que se diera un caso como el del protagonista, un sexópata que lo tiene todo menos lo más importante, afecto.
Tras su primera película, Hunger (por cierto, no estrenada en España), sobre la huelga de hambre del miembro del IRA Bobby Sands, que acabaría con su vida, el cineasta inglés Steve McQueen (nada que ver, salvo la coincidencia exacta de nombre y apellido, con el estupendo actor de La gran evasión y La huida) cambia radicalmente de tema, haciendo de su protagonista un ejecutivo medio en la ciudad de Nueva York, con un buen pasar económico pero con una lamentable falta de vínculos amorosos; el hombre sólo sabrá relacionarse con mujeres a través de la prostitución, o de encuentros fugaces de corto alcance, cuanto más morboso mejor, o simplemente recurre al onanismo constante para satisfacer una líbido desbocada. La aparición en un determinado momento de su hermana, con la que parece unirle (o separarle…) un oscuro secreto del pasado, quizá un incesto, trastocará su vida vacía y disparará una espiral de dolor.
Obra sólida, extremadamente adulta, Shame es una película espléndida en su guión, sugerente, sin caer en los subrayados, en su realización, jugando con soltura con los recursos cinematográficos, y en su montaje, moderno sin caer en la modernez, que no es lo mismo aunque lo parezca. Steve McQueeen se confirma como un cineasta de raza, un auténtico autor, en la mejor de las acepciones que se utilizan en cine, un hombre con un personalísimo mundo propio y que es capaz de mostrárnoslo de la mejor manera.
Chapó para Michael Fassbender, el protagonista absoluto, un actor habitual en papeles de villano, que aquí borda su dificilísimo papel, que le obliga a una entrega absoluta en cuerpo y alma, ese personaje que parece definirse poéticamente en el bellísimo verso de la memorable canción de Fred Ebb New York, New York, cantado sensualmente por la estupenda Carey Malligan: quiero despertar en una ciudad que nunca duerme…
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