Que opina? El lobo de Wall Street, sexo, drogas y estafas bursátiles - 16/01/2014 5:07:35
" Durante las próximas semanas vamos a ser testigos de infinidad de discusiones sobre la película que merece llevarse para casa el Oscar reservado para la mejor película de 2013. Eso sí, antes seremos testigos de los comentarios sobre nominaciones inmerecidas y ausencias difíciles de justificar cuando se anuncien las candidatas dentro de apenas unas horas y tengo la sospecha de que "El lobo de Wall Street" ("The Wolf of Wall Street", Martin Scorsese, 2013) podría ser una de las grandes protagonistas del segundo apartado aunque seguramente no en la categoría reina al poderse nominar a más de cinco títulos.Una de las grandes pegas de los Oscar es que muchas de las candidatas se estrenan en España con retraso, un mal comprensible, ya que en nuestro país se estila mucho lo de ver todas las nominadas, incluso aquellas que en condiciones normales mucha gente dejaría pasar de largo y como mucho descubriría con meses o incluso años de retraso. Es una pena que "El lobo de Wall Street" sea uno de esos casos, ya que estaba previsto que su estreno en nuestro país tuviera lugar el pasado 25 de diciembre fecha en la que llegó a los cines de Estados Unidos, lo cual me hubiera permitido incluirla en mi lista de las mejores películas de 2013 como mínimo hubiese llegado al Top 5, ya que estamos ante el título más conseguido de los cinco hasta la fecha en los que han colaborado Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio.
Leonardo DiCaprio, el lobo de Wall Street
Ya entraremos más adelante en la excepcional labor de Scorsese tras las cámaras, pero primero conviene hacer justicia aclarando que "El lobo de Wall Street" es una película que jamás hubiera salido delante de no ser por la insistencia de DiCaprio. El propio actor no ha tenido problemas en reconocer que "El aviador" ("The Aviator", Martin Scorsese, 2004) y la que ahora nos ocupa han sido las únicas cintas en las que ha abusado un poco de su condición de estrella para que llegasen a hacerse. A él tenemos que agradecerle la existencia de esta gran película.
Una vez visto el resultado es muy fácil de entender el motivo de la insistencia del protagonista de la excepcional "Atrápame si puedes" ("Catch Me If You Can", Steven Spielberg, 2002) por dar vida a Jordan Belfort, un personaje real con muchos puntos en común con el también verídico Howard Hughes ambos son millonarios excéntricos muy aficionados a la compañía femenina y con un grave problema de adicción a las drogas. La diferencia más importante es el acertado tono, tanto de la propia película como de la interpretación de DiCaprio.
Si algo nos ha demostrado el protagonista de "Infiltrados" ("The Departed", Martin Scorsese, 2006) en lo que llevamos de siglo XXI ha sido que estamos ante uno de los mejores actores de los últimos tiempos, pero el dramatismo y la contención habían sido la notas dominantes de su carrera. Pues bien, podéis ir olvidándoos de ello en el caso que nos ocupa, pues DiCaprio no tiene problema en echar mano de todos los excesos posibles memorable la escena con él teniendo que ir arrastrándose por el suelo para mostrar su lado más cómico.
Eso sí, no entendáis los excesos como algo negativo, ya que en ningún momento hace acto de presencia la temible sobreactuación, una técnica que solamente unos pocos elegidos saben controlar a la perfección. Además, también tiene la oportunidad de mostrar su lado más inocente grandiosa la charla que tiene con un tan fugaz como brillante Matthew McCounaghey o para simplemente volver a recordarnos su gran dominio de las escenas dramáticas cuando la acción lo requiere.
Y además DiCaprio también hace gala de un derroche de carisma sin igual hasta cierto punto podía entender a los que le criticaban por ser demasiado neutro, pero eso no sucede aquí y una presencia arrolladora. DiCaprio se come la pantalla memorable en la escena en la que se dirige directamente a los espectadores, nos seduce tanto a nosotros como al resto de personajes excelentes sus arengas a los empleados de su compañía y nos muestra que muy pocos pueden competir a día de hoy con él en una batalla de talento interpretativo. Bravo.
El sello Scorsese
Son cada vez más las películas que cuentan con grandes actuaciones aunque muy pocas al nivel de la de DiCaprio aquí, pero que naufragan totalmente en el resto de apartados. Por suerte para nosotros, eso era algo impensable teniendo tras las cámaras a Scorsese, pero es que el realizador de joyas como "Uno de los nuestros" ("Godfellas", 1990) o "Toro salvaje" ("Raging Bull", 1980) consigue con "El lobo de Wall Street" uno de los mejores trabajos de toda su dilatada y prestigiosa carrera.
Es una pena que una maravilla como "Jo, qué noche" ("After Hours", 1985) esté lejos de tener el mismo prestigio que otras obras suyas cuando se trata de una gran comedia muy realzada por su trabajo de puesta en escena. La mención a dicha película no es una mera casualidad, ya que es el título de su filmografía que más vino a mi mente mientras veía "El lobo de Wall Street", pero mientras que una se basa en la concatenación de desgracias que sufre el pobre personaje interpretado por Griffin Dunne, la otra simplemente permite ese ritmo frenético por el salvaje estilo de vida de su protagonista.
Si por un lado tenemos a DiCaprio arrasando con todo, por el otro Scorsese sabe exactamente qué tiene que hacer en todo momento para manejar el tempo e impulsar una escena si lo que está sucediendo provocaría un pequeño bajón o simplemente para hacer que las actuaciones brillen impecable todo el reparto, incluyendo a aquellos con una presencia meramente testimonial aún más. Y todo ello sin dejar en ningún momento la sensación de acomodarse echándose hacia atrás, dejar que sean el resto de elementos los que hagan que la película destaque o asumiendo excesivo protagonista. Otro bravo para él.
En definitiva, "El lobo de Wall Street" es una estupenda película que podría haber sido fácilmente sobresaliente de no perder algo de fuerza durante sus últimos minutos aunque es algo inevitable dado el camino que ha de seguir argumentalmente hablando. Eso sí, nunca deja de ser entretenida todo un logro teniendo en cuenta que estamos ante una comedia de 3 horas de metraje, tanto DiCaprio como Scorsese dan lo mejor de sí mismos y tengo muy claro que ocupará un lugar de privilegio cuando dentro de unos meses realice mi lista de mejores películas estrenadas en España en 2014.
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La noticia El lobo de Wall Street, sexo, drogas y estafas bursátiles fue publicada originalmente en Blogdecine por Mikel Zorrilla.
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Información: Out of the Furnace, tráiler y cartel del drama con Christian Bale - 13/07/2013 17:09:15
" Menudo reparto ha reunido Scott Cooper para su nuevo trabajo como director. Christian Bale, Casey Affleck, Zoe Saldana, Woody Harrelson, Forest Whitaker, Willem Dafoe y Sam Shepard, entre otros, protagonizan el drama criminal "Out of the Furnace", segunda película de Cooper tras "Corazón rebelde" ("Crazy Heart", 2009). Arriba tenéis el cartel y abajo el tráiler; recomiendo verlo pero no entero, creo que desvela demasiado, tenedlo en cuenta.Como ya os adelanté antes de que se iniciara el rodaje, la historia de "Out of the Furnace" se centra en Russell Baze, un hombre que vuelve a casa tras pasar cuatro años en prisión, y cuando cree que todo ha vuelto a la normalidad, descubre que su hermano menor tiene deudas y se ha mezclado con la gente equivocada… Brad Ingelsby y Cooper firman el guion de la película, en la que encontramos a Leonardo DiCaprio y Ridley Scott entre los productores.
"Out of the Furnace" se estrena el 27 de noviembre en EE.UU. Ya se habla de probable nominación al Oscar para Bale en su primer trabajo tras colgar definitivamente el traje de Batman. No me extrañaría pero aún es muy pronto para estas quinielas.
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Que opina? Critica de la pelicula Django desencadenado - 26/01/2013 19:00:00
"Definitivamente, Quentin Tarantino es oxígeno para el cine; se podrá estar de acuerdo, o no, con sus excesos, con sus disparates fílmicos, con su gusto por la desmesura y el grandguignol, pero lo cierto es que desde que en 1992 llamó poderosísimamente la atención con su debut en Reservoir dogs, no ha dejado de darle aire a un cine que hoy por hoy, sin él, sería distinto, bastante más serio (en su sentido peyorativo: triste, amorfo) de lo que es.Tarantino sigue con su peculiar revisión de géneros, o de subgéneros, y ahora le ha tocado el turno al western. Más concretamente habría que hablar del espagueti-western, pues a esa variante itálico-española es a la que homenajea/tributa/parodia/remeda (táchese lo que no proceda, aunque me parece que todo procede…) en esta por lo demás, divertida, a fuer de desprejuiciada, Django desencadenado (la "de" es muda, como se encarga de repetir su protagonista).
Como es obvio, con Tarantino a los mandos, el resultado es algo inclasificable, que bebe sin recato en fuentes innúmeras, desde algunos sorbos del western clásico (en su parte de contenidos: el rescate de la mujer por parte de su hombre, la colaboración a todo trance del amigo fiel) con abundantes tragos del espagueti-western (formalmente, utilizando recursos del subgénero, desde los fulminantes zooms hasta los ralentíes en las escenas de acción; estilísticamente, con la abundancia de sangre y vísceras evisceradas, valga la redundancia, en las frecuentes balaceras; en contenidos, con personajes arquetípicos, de una pieza, blancos o negros, sin grises).
También, por supuesto, muestra sus bazas cultistas: el propio título juega con la contrafigura del Prometeo encadenado, el drama que la tradición atribuye a Esquilo. No digamos ya su fascinación por el universo nigger y los mitos de la blaixplotation, el cine de subgénero que durante la década de los sesenta y, sobre todo, setenta, hizo furor en la comunidad negra (vale, afroamericana, seamos políticamente correctos, hay que joderse…), y que está siempre presente en su cine, culminando en su Jackie Brown, que es blaixplotaition de luxe. No se pierdan de vista tampoco los afluentes de literatura popular del Oeste, como las novelas de Karl May.
Pero no hay que quebrarse demasiado los cascos en la búsqueda de guiños cinéfilos o cultistas: Tarantino es siempre dado a hacer un crisol, una mezcla abigarrada, donde todo sirve, todo vale, siempre que el resultado sea estimulante. Aquí la historia del cazarrecompensas alemán que libera al esclavo Django y, en pago a su colaboración para cobrar varias piezas, le ayuda a recuperar a su hembra, está sembrada de toda suerte de disparates que, sin embargo, funcionan en un conjunto que no se reputa realista sino con frecuencia surrealista.
Mención especial para el elenco de intérpretes: Jamie Foxx hace el que probablemente sea el personaje de su vida, por encima incluso del mítico Ray Charles al que dio vida en Ray; Christoph Waltz se confirma como uno de los actores de mayor carisma de su generación, en un personaje bombón, el de dentista-cazarrecompensas (o viceversa) con peculiar sentido de la justicia, pero en el fondo un hombre honesto y, sobre todo, un amigo leal hasta, literalmente, la muerte; Leonardo DiCaprio hace uno de los esclavistas más repugnantes que se han hecho en cine (y mira que los ha habido cabrones…), en franca rivalidad con el que aquí también compone Samuel L. Jackson, confirmando el dicho español de que no hay mejor cuña que la de la misma madera, un negro que odia a los negros y ama su papel de esclavo de los blancos, en una suerte de aberrante síndrome de Estocolmo; entre el extensísimo reparto de actores que aparecen en algunos casos apenas unos segundos, nos quedamos con los cameos de Bruce Dern o Franco Nero, éste en otro guiño al espagueti, pero también de otros veteranos como Robert Carradine o, visto y no visto, Russ Tamblyn, inolvidable en Siete novias para siete hermanos y West Side Story.
Película no apta para prejuiciosos y gente afín al purismo, Django desencadenado termina siendo una muestra desenfadada, abracadabrante, definitivamente outsider, sobre un género, el western (mejor un postwestern: es sabido que el género clásico feneció junto a John Wayne en El último pistolero, de Don Siegel, en 1976), del que este filme, a la manera de la arquitectura gótica, supondría su expresión flamígera o florida, aquélla que deja atrás al clásico para internarse en terrenos pantanosos como la desmesura y el barroquismo, que pueden gustar, o no, pero desde luego no dejan indiferente
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