sábado, 27 de abril de 2013

El flashback y Actor Liam Neeson

Información: MS1: Máxima Seguridad, 2079: Rescate en la Fortaleza Infernal - 14/06/2012 0:04:50

" En Hollywood son muy dados a reciclar argumentos de otras películas pero cambiando el lugar en el que se ambienta la misma para así librarse de pagar derechos en concepto de ser un remake (aunque lo sea en realidad) y, por lo general, aparentar cierta sensación de ser algo diferente. Eso era algo que podía funcionar más o menos bien hasta hace unos 10-15 años, pero la popularización de Internet ha hecho que ahora sea muy fácil detectar qué película(s) se está(n) copiando sin cortarse lo más mínimo en el proceso. Y si la semana pasada os hablé del caso de "Project X", esta vez toca ponerse con "MS1: Máxima Seguridad" ("Lockout"), la nueva producción de Luc Besson.

Seguro que los habrá que, a poco que se hayan informado sobre la película, ya sabrán que el gran referente de "MS1: Máxima Seguridad" es "1997: Rescate en Nueva York", el clásico de John Carpenter en el que el presidente de los USA es apresado en una gigantesca prisión y un renegado muy aficionado a los comentarios sarcásticos es seleccionado para ir allí con la única misión de liberarlo, aunque no hay que quitarle méritos tampoco a "2013: Rescate en L.A.", segunda (y por ahora última) entrega de las aventuras de Snake Plissken (Kurt Russell nunca ha estado mejor que con este personaje), ya que entonces es a la hija del máximo mandatario de Estados Unidos a la que tiene que salvar. A todo ello le añadimos un poco de "Fortaleza Infernal" por eso de la prisión con tecnología futurista. Metemos todo eso en una coctelera, añadimos una ambientación en el espacio y ya tenemos lo que es "MS1: Máxima Seguridad".
Estoy convencido de que los fans del personaje de Snake Plissken estarán muy recelosos sobre el Snow al que da vida Guy Pearce, intérprete que parecía que iba a comerse el mundo tras sus apariciones en "L.A. Confidential" y "Memento" (de la que ya os hablaré la próxima semana dentro de mi especial dedicado a Christopher Nolan) para luego acabar pasando muy desapercibido desde entonces. Pues bien, Pearce compone un remedo de Plissken muy estimable, con un sarcasmo muy saludable, que ayuda a hacer muy llevaderos los múltiples problemas que hay presentes en "MS1: Máxima Seguridad", y demostrando un carisma que rara vez le habíamos visto en sus apariciones cinematográficas. Es cierto que no llega al nivel de Kurt Russell, en especial por no contar con un guión que le regale réplicas más memorables, pero Pierce es lo mejor de la película con muchísima diferencia.

El problema es que la película pierde muchísimo si entramos a valorar otros aspectos. El más evidente es, como ya apuntaba, el guión escrito por Stephen St. Leger, James Mather y Luc Besson, siendo bastante difícil delimitar qué es exactamente lo que ha fallado, porque no hay nada que termine de funcionar: Los personajes resultan esquemáticos y no se desarrollan de ninguna forma más allá de estúpidos giros sorpresivos, los diálogos están repletos de tópicos y carecen de ingenio (la excepción está en algunos de los de Snow, pero unos cuantos sólo llegan a molar por la actuación de Pearce), la progresión dramática es bastante torpe y hay soluciones argumentales que están cerca de provocar la vergüenza ajena. Además, el desenlace es una tomadura de pelo de mucho cuidado que hasta está cerca de destruir el interés del personaje protagonista para futuras secuelas. Vamos, un guión desastroso a más no poder.
St. Leger y Mather se encargan también de la dirección (es la ópera de ambos) y algo de mejora hay, pero demasiado escasa: "MS1: Máxima Seguridad" carece de sentido de la tensión con la que enganchar al espectador y adolece a su vez de no contar con ninguna secuencia de violencia física especialmente memorable (todas son demasiado breves). Y es que aquí entra en escena el escaso presupuesto de la película (apenas 20 millones de dólares) que impide grandes coreografías de acción e incluso da lugar a algún momento bastante esperpéntico a nivel visual (concentrados en los flashbacks que acompañan a una explicación de Snow). No obstante, la escenografía visual funciona con corrección y la propia prisión, aunque luces más tradicional de lo que debiera, tampoco desentona. Por lo demás, se agradece que no opten por un frenesí visual a lo Michael Bay, pero tampoco consiguen hacer nada para matizar las debilidades del guión.

No me cansaré de repetir que Pearce hace lo que puede para levantar la función, pero es que ni siquiera cuenta con la ayuda del resto del reparto para salvar la película: Maggie Grace (Shannon en "Perdidos" o la hija de Liam Neeson en "Venganza") jamás se ha caracterizado por saber actuar especialmente bien y aquí está particularmente poco inspirada con un personaje que muestra con escaso acierto lo caprichoso y lo solidario. Más comprensible son las dificultades de los villanos principales para destacar, ya que las reacciones que se marcan en el guión para Vincent Regan le quitan toda credibilidad como líder de la revuelta y Joseph Gilgun (Rudy en "Misfits") es un demente propenso a las violaciones que simplemente está ahí por ser el factor que se sale algo de la rutina. Además, Gilgun está horriblemente sobreactuado y lo único salvable es su acento natural (que fue por lo que le reconocí, ya que físicamente estaba complicado). También pulula por ahí un desaprovechadísimo Peter Stormare que cumple con corrección cuando la película se molesta en darle un poco de presencia. El resto es tan olvidable que ni merece ser mencionado.
En definitiva, "MS1: Máxima Seguridad" es una película que uno está deseando que le guste dado el muy acertado trabajo de Guy Pearce como un nuevo Snake Plissken, pero el resto del contenido no acompaña y así es muy difícil hasta darle un cinco raspadillo. Hay demasiadas tonterías y tópicos, giros sorpresivos imposibles de aceptar ya que obligarían a suspender la incredulidad tanto que uno se volvería idiota, un desarrollo de personajes nulo y un desenlace muy poco satisfactorio (ese epílogo no podría sobrar más). Sin embargo, admito que sería el primero en ir a ver una secuela protagonizada por este Snow. Sólo espero que, en caso de hacerla, al menos tengan un guión decente. Tampoco pido tanto.

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Que opina usted? Infierno blanco, la épica de la supervivencia contra la lírica de la rendición - 21/02/2012 3:36:21

" Se estrenó el pasado fin de semana "Infierno blanco" ("The Grey"), que nos cuenta cómo algunos trabajadores de una plataforma de extracción petrolífera en Alaska toman un avión para pasar unos días de descanso en Anchorage. Cuando todos están dormidos, sufren un accidente que deja el aparato despedazado sobre una inclemente cima en la que el viento azota copos de nieve contra los restos y los supervivientes. Pero el peligro mayor que sufren estos hombres no proviene del frío ni del aislamiento, sino de los lobos que los han percibido como una amenaza y que se acercan en manadas para expulsarlos de su territorio. Ottway, un francotirador cuya misión era proteger a los demás de las fieras que circundan el perímetro de la plataforma, se erige en líder espontáneo al ser el que mejor conoce y puede prever el comportamiento de estos animales.
Joe Carnahan, responsable de "El equipo A" (2010) o "Ases calientes" (2006), nos adentra con "Infierno blanco" en una opresiva atmósfera en la que todos los riesgos están presentados con destreza y donde la acción nos es trasladada con habilidad, aunque dentro de esa opción de planos confusos y montaje de destellos que apenas deja percibir algo más claro que un movimiento rápido e indefinido. La fotografía Masanobu Takayanagi acompaña con una sabia elección de tonos basados en la nieve y en el efecto uniformador que esta produce sobre todas las superficies para provocar que el helamiento se convierta en una sensación casi palpable.
Aún sin saber que está basada en un relato corto, "Ghost Walker", es fácil adivinar en la película los restos de una adaptación literaria. Esto se debe a que la transformación al lenguaje fílmico está conseguida solo en parte. La poesía que quizá tenía el texto, lejos de trasladarse aquí con la misma efectividad, pero en modo cinematográfico, ha quedado como vestigio de algo que no se ha eliminado por completo, pero que tampoco se ha sabido mantener enteramente, siquiera gracias a la discutible ventaja de contar con el autor de la narración, Ian Mackenzie Jeffers, como guionista.
El mayor problema de la cinta es, por tanto ,y siempre en mi opinión,, esa mezcla poco amalgamada entre la aventura de la supervivencia y la lírica de aceptar un destino contra el que poco se puede hacer. Son dos pretensiones por sí mismas muy válidas, pero que difícilmente se pueden conjugar o que, al menos, Joe Carnahan en este caso, no ha conseguido unir. Mientras la lucha épica contra los elementos y el enemigo territorial da espléndidos resultados a los que ya he aludido en párrafos previos, la introspección y asunción de la fatalidad resulta pobre, torpe y a veces casi ridícula. Empleando la voz en off, repetitivos flashbacks y algunos diálogos de forzada carga sentimental se trata de aportar la faceta profunda que no encaja con la crudeza de la huida. Cierto es que este aspecto no está bien llevado, pero considero, a riesgo de equivocarme, que incluso aunque se hubiese plasmado con maestría, habría chocado con la intención del entretenimiento.
Liam Neeson es el macho alfa
El comportamiento aguerrido de las víctimas del accidente se presenta muy realista y cargado de vigor ,podéis llamarlo testosterona,, gracias a buenos intérpretes y a una dirección de actores acertada. Liam Neeson encabeza el nutrido reparto de rostros célebres o, al menos, que pueden sonarnos de series y otras producciones cinematográficas: Dermot Mulroney, Dallas Roberts, James Badge Dale ,ambos de "Rubicon",, Frank Grillo, Ben Bray… Los diálogos que no insertan el debate sobre la fatalidad con calzador, sino que sirven para demostrar las actitud de estos hombres que, aun en una situación tan comprometida, recurren al humor como arma para soltar tensiones, son ágiles y creíbles.
Aunque la presentación de los personajes como grupo o, en este caso, como manada, sea efectiva y verosímil, la que se hace de cada uno individualmente no funciona tan bien. Esto es causa, de nuevo, de lo dicho anteriormente: la faceta de la película que refleja una aventura, sí debería habernos dejado conocer a todos y cada uno de ellos para vibrar con su objetivo y preguntarnos si se salvarán. Para la faceta que se centra en la reflexión del protagonista, estos hombres son solo figuras cuyos designios poco importan. Esto queda perfectamente demostrado cuando, tras la colisión, sobreviene la muerte a un pasajero al que aún no conocíamos. No se trata de querer al personaje para sentir la pérdida, pus la intención de la secuencia es enseñar la cara de la parca a los demás supervivientes o quizá reflexionar sobre este último momento ante el espectador. Nos encontramos así en otra consecuencia de esa confusión de intenciones que asola a "Infierno blanco".
Las caracterizaciones de los personajes ,no hablo de interpretaciones, sino de que el guion nos permita saber algo de ellos, tardan en llegar y están repartidas a lo largo del metraje, en lugar de hacerse en conjunto desde el inicio, como es común. Vamos entendiendo a cada uno de ellos por turnos, lo que tiene un efecto implícito de autospoiler. Al ser quizá demasiado tarde para lograr un retrato completo, la efectividad emotiva se basa en la familia que cada uno dejará ,qué curioso que todos tienen hijas, como si eso diese más pena, en lugar de en lo que son por sí mismos. Los pocos personajes que sí gozan de retrato resultan ligeramente maniqueos, especialmente Díaz que, presentado como malo, es el único que muestra algo de lucidez a la hora de sugerir decisiones que nunca se adoptan ya que, como entre los lobos, aquí también hay un macho alfa y ese es Ottway (Liam Neeson).
Conclusión
Suelen atraerme mucho las luchas por la supervivencia ambientadas en montañas nevadas y estoy segura de que este argumento de venta no habrá funcionado solo conmigo, ya que muchos compartiréis esta predilección. Lo que encontramos quienes acudimos con esa expectativa es una aventura entretenida, bien rodada y bien fotografiada, que se deja ver y que cuenta con algún momento potente. Si no hubiese tratado de ir más allá, "Infierno blanco" podría haber supuesto una película de considerable valor. Sin embargo, percibimos asimismo la intención lírica de deliberar sobre la muerte, que procede del relato en el que está basada. Esta segunda vertiente no se traslada con acierto a la pantalla y tampoco aporta épica a la otra ,aunque tampoco diría que la estorba,. Ni la interpretación de Liam Neeson consigue que sus consideraciones o renuncias resuenen y nos provoquen la buscada reflexión y mucho menos que la poesía del texto se sienta en el film.
Otra crítica en Blogdecine | "Infierno blanco", lobos sanguinarios y engañosos.
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Interesante, Infierno blanco, lobos sanguinarios y engañosos - 15/02/2012 6:19:12

" Los parajes nevados tienen un potencial cinematográfico difícil de igualar, en especial para la creación de suspense o terror. Es innegable que ver fluir la sangre sobre la nieve tiene una fuerza dramática impresionante, de ahí que me sorprenda que no sea algo que haya sigo explotado lo suficiente por el slasher (alguno hay, pero poca cosa), donde no me consta que haya ningún psychokiller suficientemente icónico que se haya aprovechado de ello. Sin embargo, John Carpenter sí que supo aprovechar todas sus posibilidades para la creación esa obra maestra que es "La cosa (El enigma de otro mundo)", aún hoy su mejor trabajo y quizá también la mejor película de terror de la historia. Sin embargo, en los últimos tiempos sencillamente no está muy de moda utilizar un buen paisaje poblado de nieve para aislar a los personajes y a partir de ahí decidir el tono que dar a lo que se nos cuenta. Los casos más populares que me vienen a la mente son "Whiteout" (que ni llegó a estrenarse en cines en España de lo horripilante que era) y la precuela de la cinta de Carpenter, la cual mejor olvidar su existencia dada su alarmante mediocridad.
Ese vacío es algo que viene a llenar "Infierno blanco" (la cual no tiene nada que ver con los otros dos largometrajes que ostentan ese mismo título en España), una película que toma como base una premisa similar a los hechos reales que dieron lugar a "¡Viven!", pero con una finalidad distinta: ¿Qué sucedería si los escasos supervivientes de un accidente de avión que ya tienen que lidiar con el peligro de morir por las bajísimas temperaturas se convirtieran en el objetivo de una manada de lobos que los ve como intrusos en su territorio? Ese punto de partida es lo que más ha potenciado la campaña de promoción de la película para atrapar a unos espectadores ávidos de ver truculentos ataques de lobos sanguinarios que vayan mermando el número de supervivientes, pero ¿es "Infierno blanco" una sucesión más o menos efectiva de matanzas que demoniza la figura del lobo en aras del entretenimiento o estamos ante algo más que ver a lobos morder hasta la muerte a pobres incautos?
Lo primero que conviene avisar es que si eres una de esas personas que no soportan a Liam Neeson como actor, mejor vayas olvidando la existencia de "Infierno blanco", ya que su peso en la función es similar al de George Clooney en "Los descendientes", es decir, Neeson es el Dios de la función y todo se filtra al espectador a través de su perspectiva. Y lo mejor de todo es que Neeson, que ya se había ganado una reputación como eficaz protagonista de thrillers comerciales tras el éxito de "Venganza", ofrece una actuación estupenda, siendo capaz de transmitir todas las emociones al espectador por las que va pasando Ottway, el protagonista de la función. Y es que resulta curioso que "Infierno blanco" sitúe como persona de la que dependen el resto de supervivientes a alguien con tendencias suicidas, un hombre cuyo dolor le hace desear la muerte, pero ésta le es esquiva (¿Qué probabilidades hay de ser uno de los supervivientes de un trágico accidente de avión?) pese a convivir a diario con ella (su trabajo consistía en ejercer como francotirador y ejecutar a esos lobos con los que ahora tiene que enfrentarse de nuevo). Quizá sea un tanto censurable hacer esta aseveración, pero a buen seguro la muerte de su esposa Natasha Richardson hace casi tres años ha sido la causante de que Neeson nos ofrezca una interpretación al nivel de sus mejores trabajos en una cinta, no vamos a engañarnos, con pocas ambiciones. Eso sí, resulta curioso que los flashbacks relacionados con el antiguo amor de Ottway sean el elemento más frágil de su trabajo.
El problema del superlativo trabajo de Neeson es que prácticamente aniquila cualquier posibilidad de que el resto de personajes tengan el más mínimo interés. Tampoco ayuda nada que en su descripción se abuse de forma desmesurada de los tópicos, dando como resultado que únicamente James Badge Dale tiene una escena con algo de entidad en su última aparición. El resto se limitan a ser víctimas potenciales del asedio de los lobos, ya que incluso el que desafía el liderazgo de Ottway carece de un interés más allá de ser un contrapunto necesario para que la rutina no se apodere aún más de la progresión dramática del relato. No es que sus interpretaciones sean malas, simplemente parten con tal desventaja que nunca llega a importarnos demasiado lo que les pase.
Detrás de las cámaras encontramos a Joe Carnahan, un realizador que no termina de encontrar su sitio tras "Narc", su prometedor debut, a la cual siguieron esa tontería que pretendía ser la respuesta americana a las primeras películas de Guy Ritchie que es "Ases calientes" y el divertido paso a la gran pantalla del televisivo "El equipo A". Cuesta creer que esta última película tenga tanta relevancia en los primeros pasos de "Infierno blanco", pero lo cierto es que el protagonista iba a ser Bradley Cooper, pero fue finalmente sustituido por Neeson, en lo que ha acabado siendo un acierto similar a la del señor que inventó la rueda. En "Infierno blanco, Carnahan evita ceder a la tentación de potenciar el elemento paisajístico y cautivar así al espectador con la belleza natural de los escenarios canadienses donde se rodó, ya que decide usar muchos planos cerrados, potenciando así la sensación de aislamiento de los protagonistas pese a encontrarse en un lugar inmenso en el que lo que realmente llama la atención es su presencia.
Más allá de eso, conviene llamar la atención sobre la escasa capacidad de Carnahan para crear un convincente clima de suspense, ya que el guión que él mismo firma junto a Ian Mackenzie Jeffers (el autor del relato en el que se basa "Infierno blanco") abusa demasiado del cliché y los lugares comunes. Tras el accidente, la película pronto se convierte en un viaje previsible en el que lo único que llama la atención es predecir quién va a ser la siguiente víctima y cómo va a morir (y es que no todos son asesinados por lobos sedientos de sangre humana). Es ahí donde aparece el otro grave problema de "Infierno blanco", y es que la historia se alarga demasiado, oscilando a partir de la mitad de metraje entre lo repetitivo y lo cansino. Un par menos de supervivientes hubiese ahorrado a la película unos 20 minutos de metraje que le hubiesen venido de maravilla.
Algunos os estaréis preguntando que cuándo voy a hablar de los lobos si éstos parecían que iban a ser el principal aliciente, pero es que sus apariciones en "Infierno blanco" son mucho más escasas de lo que pueda parecer, así que si vuestro único aliciente era ver a lobos sanguinarios podéis ir tachando la película de vuestra lista de futuros visionados. Y es que se prefiere jugar con su peligrosidad como una amenaza siempre presente, pero que cuando se hace visible resulta letal, de ahí que los ataques de los animales sean algo fulminante que no deje espacio para responder a sus víctimas. Sí que conviene destacar la notable escena en la que básicamente vemos los ojos de varios de los integrantes de la manada, ya que quizá sea el único momento de calma tensa en el que llegamos a tener constancia física de su presencia.
Greg Nicotero y Howard Berger, dos genios en lo suyo, son los responsables del diseño de las criaturas, a las cuales consiguen dotar de un realismo tremendo, al mismo tiempo que tienen un aspecto implacable que haría pensárselo a cualquiera dos veces antes de cruzarse en su camino. Éste es el otro punto en el que brilla la película, siendo una pena que, por necesidades de la historia, sus apariciones sean tan escasas. Quizá unos cuantos millones más de presupuesto hubiesen venido bien para poder tenerles más minutos en pantalla.
No han faltado las críticas de asociaciones en defensa de los animales hacia la forma que tiene "Infierno blanco" de retratar a estos animales, ya que sí que se ofrece una visión un tanto radical de los mismos, pero lo cierto es que los lobos no hacen nada muy diferente a lo que haríamos nosotros si de repente apareciesen unos animales salvajes en plena ciudad: Acabar con ellos. Además, la cinta se centra más en retratar la lucha por la supervivencia (repito que no todas las muertes están originadas por el ataque de estos animales) que en ensañarse mostrando a los lobos zampándose a humanos incautos.
En definitiva, "Infierno blanco" es una nueva confirmación de lo buen actor que es Liam Neeson, y también que ese talento puede servir perfectamente para ofrecer una estupenda actuación en una producción eminentemente comercial. La pega es que, con la salvedad de los propios lobos, el resto de la película no está a la altura del trabajo de Neeson, en especial por la necesidad del cine reciente de hacer cintas de duraciones muy por encima de lo que la historia necesita. Y es que se podría perdonar el abuso de tópicos para la descripción del resto de personajes si esto no provocara varias caídas de interés en lo que se nos está contando (algo que afecta mucho al clima de constante suspense que quiere conseguir), pero eso es consecuencia de la tiranía actual de tener que durar más de lo necesario. Al final lo que queda es un entretenimiento correcto en el que la actuación de su protagonista destaca tanto sobre el resto que hasta puede quedar la sensación de haber visto algo peor de lo que realmente es "Infierno blanco". Para pasar el rato.
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