martes, 23 de abril de 2013

Las tardes con Van Damme: Blanco Humano y Critica de la pelicula Drive

Es Noticia, Las tardes con Van Damme: Blanco Humano - 11/01/2013 22:48:59

" Una buena mujer (Yancy Butler) llega a Nueva Orleans donde descubre el asesinato de su padre, antiguo soldado convertido en vagabundo. Con la ayuda de un tipo duro llamado Chance (Jean-Claude Van Damme) intentará descubrir qué se oculta tras el misterio….
John Woo llegó a los Estados Unidos y dirigió la que, tal vez, sea la mejor peor película de la Historia. Un momento: ¿estoy reformulando aquello de "es tan mala que es buena"? No. Me estoy refiriendo a que la película es, claramente, un paso atrás en las obsesiones estéticas y temáticas que venía desarrollando John Woo en Hong-Kong, hasta tal punto que parece virtualmente ausente de la película escrita y coproducida por Chuck Pfarrer.
Pero, al mismo tiempo, la aplicación de su hipnótico estilo visual a las convenciones del género (western y género van-dámmico) son tan alucinantes y rotundas que el resultado es y lo digo sin ironía alguna, la película machota definitiva de los años noventa. Ninguna otra puede superar lo que esta propone. La precisión de una patada de Van Damme al mismo tiempo que la dirección exquisita y el dominio del montaje de Woo: ¿qué más se puede pedir?
Bien, yo os lo cuento: una variación sobre "El malvado Zaroff" (The Most Dangerous Game, 1932) con un escuadrón de la muerte divirtiéndose matando vagabundos en una alucinada y cuasi carrolliana versión de Nueva Orleans que incluye protestas y personas buscando su destino en ambientes de western pero sin demasiada sangre. Tremendo todo.
Los villanos tienen el rostro y la presencia carismática de Arnold Vosloo y Lance Henriksen y, por supuesto, Yancy Butler es bellísima mientras que la banda sonora de paso a acordes de country y blues. Pero nada de esto importa: lo verdaderamente alucinante de esta película son las coreografías (físicas y visuales) y la concepción absolutamente vanguardista de la acción, en pos de la claridad y de una idea francamente insólita de la belleza.
La mejor intepretación de Van-Damme, su mejor duelo final, su consagración como héroe de acción que, pese a sus esfuerzos posteriores, no necesitaba igualarse a Stallone o Schwarzennegger, a los que superaba al ser un singular artista marcial con dotes para hacer avanzar el arquetipo de hombre sin nombre leoniano que aquí encuentra una versión extremada y más que disfrutable, gracias a lo plenamente cinemático de la propuesta. Van Damme ahoga serpientes, suda con estilo, mira de reojo a través de las puertas de salida y parece doctorado cum laude en la indiferencia-ante-la-dama-en-apuros-hipersexual. En suma, es el macho autónomo y guerrero con el que todo adolescente ha soñado en su momento más bajo con la música más alta.
"Blanco Humano" (Hard Target, 1994) necesita de pocas justificaciones, es el aire del cine de acción más contemporáneo y el tiempo jamás la dejará envejecer, desvanecerse, hacerse prescindible. El cine de hostias entendido como una rama de la Estética era esto: ¡y menudo festival!
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Noticia, Critica de la pelicula Drive - 20/01/2012 19:00:00

"Después de ganar en el Festival de Cannes 2011 el Premio al Mejor Director y pasar por los de San Sebastián y Sitges, llega a las salas españolas Drive, el octavo título del director danés Nicolas Winding Refn y primero que hace en el cine americano, del que personalmente no conocemos ninguna de sus películas, que nos ha sorprendido gratamente.
El protagonista sin nombre de este film es un mecánico y especialista de cine de acción, que se contrata como conductor para trabajos como un atraco en el que se limita a conducir, lo que hace muy bien y con unas exigencias rígidas: espera cinco minutos, no quiere saber de qué se trata, ni participa en el asunto.
El notable guion, que ha escrito Hossein Amini basándose en la novela de James Sallis, se inicia con la excelente secuencia de un atraco y la extraordinaria huida posterior, para mostrarnos el camino por donde va a ir la historia.
En la época dorada del cine de Hollywood había un cine policiaco de guiones de hierro en el que los atracos estaban cronometrados y funcionaban como un reloj. Ahora en el thriller moderno priva la acción, las persecuciones, los avances en las nuevas tecnologías y suele estar ausente la inteligencia y la calidad en los guiones.
Esta cinta recuerda al cine negro clásico, con un héroe solitario, poco hablador, con un doble oficio, que un día conoce a Irene, una vecina que tiene un hijo y un marido en la cárcel. Cuando éste sale de prisión ha de pagar una deuda contraída y el protagonista le ayuda, sin prever las trágicas consecuencias, pagando un alto precio por su redención.
Con ésta su primera película americana, Winding demuestra tener talento y un buen estilo personal, con correcto uso de los silencios, casi sin diálogos, contando todo con imágenes de una estética impecable. Resulta perfecta la forma de rodar este relato en el que se amasa el romance con la fuerte violencia, en una atmósfera sugerente y sin concesiones. En esa diferencia está parte de su atractivo, con un protagonista situado al borde del delito, que actúa con sangre fría y gran capacidad de decisión.
Tiene el director un gran amor por el género, con una narrativa en la que aparte de la dura violencia está también el drama de una mujer sola, con su hijo, que se ve desamparada por culpa de la mala conducta de su esposo y necesita que le ayuden a hacer frente a los delincuentes que la atacan, para defender su hogar.
El drama se pone cada vez más tenso y salvaje al avanzar la historia, llegando a una espiral de crímenes y una venganza demoledora en el tercio final, en que al protagonista no le mueve la ambición, ni el dinero, sino el amor por esa mujer y su hijo y su propia supervivencia.
Ryan Gosling está perfecto, cuyo rostro inmutable nos recuerda a Steve McQueen, quien con un simple gesto trasluce su pensamiento y sus sentimientos hacia Irene, encarnada por Carey Mulligan, quien aporta su encanto que evoca con una simple sonrisa y su buen hacer. La banda sonora de Cliff Martinez acompaña de forma ideal a las imágenes, sumando tensión con sus notas.
Película que reivindica un género que fue escasamente valorado en su momento, que en manos de directores inteligentes logran obras interesantes como ésta. No es extraño que enamorara a la crítica mundial cuando se pasó en Cannes
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Es Noticia, 10 Razones por las que Shyamalan jamás será lo suficientemente reverenciado - 09/10/2011 10:11:55

"Breve vindicación de M. Night Shyamalan, destinada a recordar su talento y las razones de su relevancia
1. Es un Autor Insobornable.
A diferencia de la gran mayoría de cineastas, el éxito-revelación del cineasta indio, "El Sexto Sentido" (The Sixth Sense, 1999) es un punto de partida, un pequeño comienzo de lo que será un discurso mucho más interesante y complejo que le ha llevado a ser acusado de una lista ingente de tópicos y deberes, todos basados en que sus películas deben tener un (satisfactorio) giro final. Lejos de eso, Shyamalan ha tejido una filmografía en la que los momentos líricos cobraban mayor importancia, hasta llegar a un momento de aislamiento que iba directamente en contra del formato en el que trabajaba (blockbusters aparatosos, industriales).
2. La joven del Agua.
Este salto mortal sin red es, quizás, una de esas películas que, con todos sus defectos, merece ocupar el lugar de clásico indiscutible. Trabajando con el operador habitual de Wong Kar-Wai, el magnífico Christopher Doyle, Shyamalan encontró un aspecto visual arrollador para dar a la luz (y a la sombra) un cuento de hadas que se mezcla con la nocturnidad de un apartamento, unas criaturas que pueden ser sugerentes al borde de una piscina y de un jardín.
Haciendo un uso, entre sublime y autoindulgente, del humor suplió todas las exigencias del guión, exterminó al crítico y lanzó una advertencia (guerrillera) al espectador e incluso se permitió refutar parcial e inteligentemente su anterior película, aquella "El Bosque" (The Village, 2004) que fue la primera (gran) sacudida a una sociedad puritana y belicosa que continuaba bajo el mandato de un presidente empeñado en hablar, maniqueamente, del Mal (en mayúsculas). Si allí las comunidades albergaban una visión cerril y reaccionaria del mundo, aquí una pequeña comunidad podía encerrar el mayúsculo destino de la humanidad, todo ello codificado en los relatos mitológicos. Lo que Shyamalan estaba haciendo, y muchos no se dieron cuenta, es la síntesis de todas sus obras y a su vez su versión más radical: hombres heridos y sin fe, cuentos populares que encierran las claves del universo cotidiano, las consecuencias de la muerte para los que sobreviven….
3. Incluso su peor película contiene su aliento.
El gran problema de "Airbender. El último guerrero" (The Last Airbender, 2010) no era su cineasta, sino ese guión y ese remontaje, con la sombra alargada de la productora, siguiendo el manido esquema de Joseph Campbell y George Lucas en vez de dar vuelta y libertad total a un director que, sin embargo, se mostró capaz de rodar cosas como esta. Si el cine de acción no podía ser una experiencia estética, Shyamalan nos probó equivocados.
4. Porque ha firmado la mejor película de superhéroes.
Ninguna de las adaptaciones oficiales de superhéroes ha brillado con tanta sutileza y poesía como lo hace "El Protegido" (Unbreakable, 2000) que configura el relato superheroico a un aspecto común, cotidiano, tejiendo un relato de resonancias mitológicas envidiable: la idea de que el fan fatal de los superhéroes, el coleccionista, es su mayor supervillano se probó fructífera ¿acaso no es esa la idea tras el villano de "Los Increíbles" (The Incredibles, 2005)?
5. James Newton Howard que estas en los cielos.
Las colaboraciones entre compositor y cineasta (Herrmann/Welles o Horner/Cameron por no citar siempre las más obvias) dan resultados enormes en cualquier cineasta, potencian y el caso de Newton Howard con Shyamalan es un crescendo imposible. ¿Mis favoritas? Esos adagios dignos de Bernard Herrmann en los títulos de crédito de "Señales" (Signals, 2002), ese salto mortal sin red con Bob Dylan en "La joven del agua" (Lady in the Water, 2006) o la banda sonora de "El incidente" (The Happening, 2008), una felicidad imposible.
6. Películas de monstruos (interiores)
Desde que Alfred Hitchcock decidiera que las aves eran la materia para un género improbable, la monster movie de interiores (porque, queridos lectores, la protagonista de aquella cinta era la catástrofe sexual de Heddren y los problemas maternales de Rod Taylor), no he visto cineasta más osado en conceptos. Convertir a la naturaleza, los árboles y el aire lo que proporcionaba era una hermosa y valiente oda al amor y a la crisis de pareja, cargada de reescrituras propias, incluyendo una coda a "Señales" (Signs, 2002).
7. Es el gran heredero de Jacques Tourneur.
He invocado ya a Hitchcock, pero el aliento poético, disparado y espiritual, de Shyamalan lo sitúa en una raza improbable de cineastas: los poetas forjados en las producciones de Val Lewton, en concreto en las que dirigió Jacques Tourneur. Si hay alguna posibilidad de que "La mujer pantera" (Cat People, 1948) sea entendida como manifiesto poético, Shyamalan es su gran discípulo: su cámara se mueve con sutileza, sus encuadres buscan siempre el rostro del individuo y sus sombras, no estamos ante el barroco (ya enfatizado por la generación de los años ochenta) sino ante el redescubrimiento de las capacidades expresivas de la elipsis.
8. Una espiritualidad (verdaderamente) post-spielbergiana.
Que Steven Spielberg confiese en la biografía de John Baxter que siempre recordara "El mayor espectáculo del mundo" no me parece una casualidad: Cecil B. DeMille hacía espectáculos arrolladores y bíblicos y en aquella película abordaba el show business como algo tan enorme y magistral como el viaje de Moisés. ¿O tal vez fuera que Moisés era tan espectacular y circense como "El mayor espectáculo del mundo" (The greatest show on earth, 1952)? Dejo las maldades para otro post, pero si Spielberg tomó a DeMille para descubrirnos las luces en el cielo de un hombre corriente, Shyamalan ha ido más allá: el hombre corriente es, también, su propia revelación, su propio campo. Un vigilante de seguridad, un cura retirado, un modesto trabajador de apartamentos y un profesor: todos ellos sufrirán un viaje, sin momentos excesivamente grandilocuentes, en el que cambiará su percepción cósmica sin que el movimiento sea demasiado brusco. Lo que hay que proteger y lo que hay que entender es, sorpresa, el amor, incluso el perdido.
9. Por su (interminable) Descubrimiento de autores y talentos.
¿Había considerado alguien el potencial dramático de Bruce Willis antes de Shyamalan? ¿Sabíamos del prodigio magnético y expresivo de Bryce Dallas Howard? ¿Qué sería de nosotros sin ese primer contacto con una arrebatadora Zooey Deschanel? ¿Y esos trabajos, prodigios de la micro-expresividad, que brindan William Hurt o Samuel L. Jackson como villanos nada convencionales? Si hay alguien que ha demostrado que las estrellas pueden trabajar más allá de registros habituales o de cultivar una imagen o un tipo de papeles, es él.
10. Porque él ama a Resnais.
Y nosotros con él.
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