martes, 23 de abril de 2013

Walter Hill: Cruce de caminos y The Master, amor de puñetazo ebrio

cine clásico

Noticia, Walter Hill: Cruce de caminos - 25/03/2013 12:48:40

" "El gran despilfarro" ("Brewster"s Millions", 1985) fue uno de los grandes éxitos de Walter Hill irónicamente también una de sus peores películas, y este pudo volver con facilidad a los proyectos que le interesaban de verdad. El proyecto elegido era algo parecido a "Calles de fuego" ("Streets of Fire", 1984), pero esta vez rindiendo tributo al blues, y para que la jugada no fuese tan arriesgada como el film mencionado que, con el paso del tiempo se revela como uno de los mejores trabajos de su director, sino el mejor esta vez jugó con bazas un poco más seguras de cara a no fracasar comercialmente. La principal fue el contar con Raph Macchio en el papel principal, y en una historia de aprendizaje que a muchos podría recordar las andanzas de su rol en la risible "Karate Kid" ("The Karate Kid", John G. Alvidsen, 1984) que aquel mismo año estrenaba segunda parte. Cuaquier parecido en calidad es pura coincidencia.
Tamnién contó para el personaje femenino al igual que el film con Michael Paré, también con cierta relevancia y sin ocultar el machismo en el cine de Hill con Jami Gertz, actriz que se hizo notar un poco en aquella época con films como el presente, "Quicksilver" (id, Thomas Michael Donnelly, 1985), o "Jóvenes ocultos" ("The Lost Boys", Joel Schumacher, 1987), y que más tarde se perdió en el olvido como muchos de los actores jóvenes de aquella década. Y aunque la elección de ambos intérpretes podía ser povechoso de cara a la taquilla, a mi parecer suponen un error de casting enorme, de los más grandes jamás vistos en una película. Porque ahora nos quejaremos de Keanu Reeves y de Ben Afflecks, por poner dos ejemplos, pero lo de Macchio clama al cielo, no es que sea inexpresvo o el personaje en esta película le quede demasiado grande, es que simplemente no valía, y uso el tiempo pasado, para ser actor. ¿Alguien se ha creído alguna vez alguno de sus papeles?
Y es precisamente en ambos actores donde se encuentra lo peor de un film por otro lado bello y lírico, tal vez el más hermoso que haya filmado Hill en toda su filmografía. Una belleza atípica y subterránea que hay que buscar en esa especie de road movie en sus momentos musicales y en ese tratamiento de la romántica soledad que acompaña al músico de blues durante toda su vida. Sin embargo, cada vez que Macchio aparece en pantalla la película pierde puntos. Hill es incapaz, tal vez porque sabe que de dónde no hay no se puede sacar, de arrancar un mínimo de credibilidad a Macchio en el rol de joven músico de blues que quiere llegar a ser alguiern tocando la guitarra. El actor se pasa toda la película con cara de no entender absolutamente nada, pensando tal vez que se encontraba ante otra historia al estilo de su vulgar aprendiz de artes marciales, y así lo creyó también parte del público que se acercó a ver el film. Las diferencias son simple, y afortunadamente, abrumadoras.
(From here to the end, Spoilers) "Cruce de caminos" supone el primer libreto para el cine del escritor John Fusco, y probablemente el mejor que ha escrito hasta la fecha, adaptado por parte de Hill muy bien a sus inquietudes como cineasta, aunque es evidente que nos encontramos ante una de las películas de Hill más alejadas de su discurso y al mismo tiempo de las mejores. La violencia típica de Hill, aquella que muestra un mundo sin compasión en el que la supervivencia está destinada al más fuerte, en el literal sentido de la expresión, se muetra aquí en las arrebatadoras notas de la banda sonora compuesta por Ry Cooder, y entre cuyos invitados podemos encontrar a Steve Vai, uno de los guitarristas más espectaculares y virtuoso jamás vistos sobre un escenario. Su personaje no tiene desperdicio: Jack Butler, el guitarrista del diablo, el mismo que con claras referencias a la pinta de Robert Mitchum en "La noche del cazador" ("Night of the Hunter", Charles Laughton, 1956), hace tratos con músicos de blues en un cruce de caminos en el que se determina el destino de algunas almas.
Como hemos dicho Macchio es incapaz de dotar de un mínimo de entidad a su personaje, mucho más rico sobre el papel que en pantalla, tanto que molesta ver al joven actor metido en una guisa que no entiende ni entenderá nunca y eso que el mismo se aprendió los temas de blues que su personaje interpreta, de forma que sus posiciones de mano en la guitarra son correctas, todo lo contrario que Joe Seneca, eterno secundario que con su rol de Willie Brown llena la pantalla comiéndose a todo cuanto se le acerque. Esta especie de maestro de Eugene (Macchio) otra similitud argumental con la saga de Karate Kid es uno de los aciertos del film, sobre todo gracias a la sentida, entrañable y emotiva composición de Seneca, quien dota de una extraña humanidad a su personaje, cuya historia es narrada en dos líneas argumentales, una la presente, su periplo con Eugene, y la otra, su pasado siempre presente, narrado por Hill en un evocador blanco y negro que remite, cómo no, al cine clásico del que Hill hereda su capacidad de síntesis.
Aunque el guión no es de Hill en el mismo tenemos elementos que se adaptan muy bien a su forma de hacer cine. El personaje femenino, al que da vida Jami Gertz, abandona a los personajes centrales en cuanto tiene oportunidad, apunte que sirve para marcar la diferencia entre la inexperiencia en la vida, se sobreentiende de Eugene, y el saber de Willie, que es quien se despide de la muchacha que parte en pos del triunfo personal. Por otra parte, la idea de que los grandes bluesman lo son porque han hecho un pacto con el diablo elemento fantástico que no chirría en absoluto, sino todo lo contrario se hace tan atractiva en manos de Hill como ese apasionante duelo final en el que Eugene se batirá por salvar el alma de Willie el mundo masculino de Hill, otra vez de relieve, con lejanos ecos de Peckinpah, y que contiene alucinantes interpretaciones de Steve Vai, Ry Cooder y William Kanengiser. Un momento épico de virtuosismo musical, auténtica catarsis de los dos personajes masculinos, y que proporciona uno de los pocos finales felices de su autor, quien se desataría por completo en su siguiente film, el más salvaje de su filmografía.
Especial Walter Hill en Blogdecine:
"El luchador"
"Driver"
"The Warrios, los amos de la noche"
"Forajidos de leyenda"
"La presa"
"Límite: 48 horas"
"Calles de fuego"
"El gran despilfarro"
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cineasta

Que opina? The Master, amor de puñetazo ebrio - 12/01/2013 11:36:39

" El borracho y agresivo Freddie (Joaquin Phoenix) vaga entre diversos trabajos, cuando conoce, en un barco, al carismático líder Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), quien se define como médico y filósofo pero lidera un importante culto en la América de los cincuenta.
¿Cómo acercarnos a esta impecable, misteriosa y relevante obra? Vamos a intentar volver sobre los pasos del director más esquivo e imaginativo del cine norteamericano, el primer e indudable maestro , en la medida en que su estilo no es solamente reconocible sino que funciona bajo reglas enteramente nuevas , del que tenemos noticia tras la exitosa generación del Nuevo Hollywood y algunos agentes independientes surgidos, en parte, a Sundance.
Paul Thomas Anderson suele dirigir la misma historia del antagonismo paternofilial una y otra vez. Ése era el tema central de su genial debut, "Sidney" (Hard Eight, 1996), con la amistad entre Philip Baker Hall y John C. Reilly como asunto paternofilial. Incluso cuando se volvió scorsiano en su película menos interesante, la eficiente "Boogie Nights" (id, 1997) había también lazos de paternidad con el inocente "hombretón" encarnado por Mark Wahlberg.
Ya en "Magnolia" (id, 1999) su primera y fascinante obra maestra, un caos que se llena de altmanismos para lograr la mejor actuación de Tom Cruise, logra retratar varias relaciones destructivas de padres con sus descendientes, incluyendo la más potente, la de un niño que se rebela contra un padre obsesionado por su triunfo.
¿Y su rareza incomprendida, la genial "Punch-Drunk Love" (id, 2002)? Pieza de cámara sobre el problema escondido del personaje de Adam Sandler, quien busca amar pese a su crianza. A modo de paso político, "Pozos de ambición" (There will be blood, 2007) se proponía como agonizante, distanciado y desconcertante western en el que la ambición del petróleo encontraba una firme aliada en la religión organizada.
Por eso "The Master" (id, 2012) despega donde terminó la otra. Hay una nueva relación, entre Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman) y el alcoholizante Freddie (Joaquin Phoenix). Pero esta vez, por primera desde Magnolia con su rebelión suspendida en el filo mismo de su último acto, parece que el hijo simbólico va a ganar la batalla.
¿Quien es el padre? Un charlatán, un embustero, pero cuya manera de someter es verbal, necesita la reafirmación y se propone salvar, aunque ello no sea lo más sencillo, el destino de Freddie. Desconcertado por su poderío tras la primera sesión de terapia, Freddie se propone creer en el maestro pero su rabia no desaparece. Soldado alchoholizado, furioso, desnortado, presa del deseo y absolutamente estancado en la promesa de que podrá cambiar, es en el desierto donde abandona al maestro.
Cualquier acercamiento a la película es, de momento, tentativo. Sucede esto con los mejores. En esta lección interpretativa, Anderson se propone volver a los grandes estilistas. La obsesión temática y rítmica por las olas remiten al Hitchcock más poético de los cincuenta y sus obsesiones circulares sacadas directamente del mundo de "Vértigo" (Vertigo, 1958). Los juegos brillantes de sonido anticipando imágenes son bien aprendidos de Terrence Malick. El uso, calculado, de la narración subjetiva demuestra muchas cosas bien aprendidas del mejor Roman Polanski. Los actores actúan verdaderamente como en el mejor cine clásico, hieráticos, dejando espacio, su manera de colocarse en el plano se suma a una concepción peculiar de la puesta en escena, el montaje, la música y la composición.
De esto, saca Anderson no un estilo sino una manera única de comprender el lenguaje cinematográfico. Tamaña hazaña debe ser celebrado como lo que es: un paso adelante en el cine norteamericano, una pieza artística de suma importancia y de enigmática belleza con dos actores en estado de gracia inmenso. Joaquin Phoenix emborracha los tics del mejor Montgomery Clift mientras que Philip Seymour Hoffman adopta los gestos justos de un Orson Welles sin dejarse ensombrecer por la sombra gigantesca de éste.
Amy Adams, por otra parte, parece ser redescubierta, como sus dos protagonistas, por Anderson, en un papel que llena de matices y estatismo. En esta fiesta delicada de autodestrucción, deseo, humillación y finalmente huida hacia algún lugar que es posible que sea mejor que el infierno, estamos invitados a reflexionar. El ritmo es avasallador, renunciando al frenesí o a la construcción lenta de gran parte del mejor cine independiente y de arte y ensayo. En vez de eso, nos encontramos en un proceso de hipnosis: la narración se sigue perfectamente, pero sus misterios permanecen intactos. Tal maestría es difícil de lograr, y pocas veces veremos un cineasta, a sus 42 años, en estado tan libérrimo y ferozmente creativo.
Lo ha dicho Kent Jones: puede que el resultado mismo de los grandes antagonismos de la filmografía de Paul Thomas Anderson sean resueltos en esta obra perdurable, única, rodada en 65 milímetros por el excelente operador del Coppola tardío, Mihai Malaimare, Jr. quien hace un trabajo sencillamente histórico, recordando la belleza de ratio de un formato cuyas posibilidades han estado decididamente inexploradas por el fervor acrítico de tecnologías últimas interpretadas como capaces (el uso feísta de las digitales, por ejemplo, rara vez dignificado). Lo mismo del impresionante trabajo musical de Jonny Greenwood, de Radiohead, que repite con el cineasta tras una experiencia fascinante en su odisea petrolífera. Logros que igualmente comparten Peter McNulty y Leslie Jones en la labor impresionante de montaje.
Esta película no requiere ya de las nominaciones del mismo certamen que ignoró a Scorsese tantos años, que dejó sin premios a obras maestras de Hitchock o Kubrick, lo que sí requiere es ser vista, experimentada y discutida. Mikel comparte entusiasmo y dedicó elogios al film.
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Que opina usted? Encuesta de la semana | Cine y fantasía | Resultados - 04/01/2013 15:07:58

" Hace una semana os proponía una nueva encuesta en Blogdecine dedicada al cine de fantasía. Es hora de echar un vistazo a los resultados y descubrir cuáles han sido las películas, directores y personajes del género más votados. Hay algunas sorpresas, como de costumbre…
La mejor película de fantasía es "El señor de los anillos: El retorno del rey" ("The Lord of the Rings: The Return of the King", 2003). La tercera entrega de la trilogía de "El señor de los anillos" que arrasó en los Oscar con 11 estatuillas se ha alzado con la victoria gracias a un 27% de los lectores; quizá un resultado previsible estando en cartelera "El hobbit: Un viaje inesperado" ("The Hobbit: An Unexpected Journey", 2012), número uno en la taquilla española durante sus tres primeras semanas. La segunda película más votada ha sido "El imperio contraataca" ("The Empire Strikes Back", 1980) la favorita del 20% de los lectores y en tercer lugar ha quedado "El viaje de Chihiro" ("Sen to Chihiro no kamikakushi", 2001) 13% de votos. Curiosamente, "Avatar" (2009), la película más taquillera de todos los tiempos, solo fue votada por el 4% de los que participaron en la encuesta.
La peor es "Dragonball Evolution" (2009). La adaptación al cine del popular manga de Akira Toriyama, llevada a cabo por James Wong, ha sido la película más votada en este apartado con bastante diferencia; un 40% de los lectores la eligieron. Un 21% se decantó por "La saga Crepúsculo: Luna nueva" ("The Twilight Saga: New Moon", 2009) fue un mal año para la fantasía el 2009 y un 7% votó a "Dragones y mazmorras" ("Dungeons & Dragons", 2000). No he visto la última pero me fío de vosotros.
El mejor cineasta del género es Peter Jackson. El máximo responsable de la trilogía de "El señor de los anillos" y "El hobbit" que también será otra trilogía ha vencido en esta categoría al lograr un 25% de los votos. Parece que hay muchos fans de las adaptaciones de Tolkien entre nosotros… El segundo director más votado ha sido Hayao Miyazaki, con un 19%, y en tercer lugar ha quedado Tim Burton, con un 14%. Me ha llamado la atención que el creador de la saga "Star Wars", George Lucas, solo haya obtenido el apoyo del 10% de los lectores; pensaba que como mínimo quedaría tercero…
Precisamente de esa franquicia sale el personaje más popular: Darth Vader. El álter ego de Anakin Skywalker, uno de los mejores villanos del cine, ha obtenido el 22% de los votos, un 9% más que Gandalf, al que siempre asociaremos el rostro de Ian McKellen. El tercer personaje más votado también forma parte de "El señor de los anillos"; se trata de Gollum, favorito para el 10% de los lectores. En esta pregunta me ha sorprendido que Superman solo haya sido conseguido el 3% de los votos. Supongo que el resultado sería muy distinto si la nueva película de Zack Snyder se hubiera estrenado hace poco… o quizá no.
¿Estáis de acuerdo con los resultados? Imagino que los amantes del cine clásico y los seguidores de Harry Potter estarán un poco decepcionados…
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Noticia, Críticas a la carta | Máximo riesgo, de Renny Harlin - 20/09/2012 4:06:38

" "Máximo riesgo" ("Cliffhanger", 1993) es la tercera* película de Renny Harlin que elegís para las críticas a la carta. No me quejo pues, tanto esta como "Deep Blue Sea" se cuentan entre mis debilidades. Ha sido un placer volver a ver esta aventura en la nieve con Sly Stallone, cargada de épica, acción y alturas rodadas con cierto regusto clásico, humor y planos al ralentí.
Emoción y riesgo
Rodada en los Alpes italianos ,situada supuestamente en las Montañas Rocosas,, con la cámara sobre un helicóptero, que al mismo tiempo es uno de los elementos protagonistas de la película, "Máximo riesgo" no deja lugar a dudas sobre lo que el título español promete. Panorámicas vertiginosas y armónicas establecen muy bien el sentido de la altura y los planos contra chroma de los personajes principales quedan suficientemente disimulados.
Las escenas de acción se van sucediendo, sin apenas momentos en los que no haya riscos y riesgos. Esto se consigue gracias a una trama que no deja de complicarse hasta el último momento, en la que el malo siempre encuentra un recurso y donde las tornas cambian varias veces: Gabe (el personaje de Stallone) pasa de estar secuestrado a ofrecer un intercambio a los ladrones a los que ha sacado ventaja. La acción se ordena en modo de crescendo, así la escena del clímax consigue superar en tensión a las anteriores.
Los acordes de la banda sonora de Trevor Jones recuerdan al cine clásico y es que Harlin, por muchas marcas reconocibles propias que introduzca, como la cámara lenta en los momentos más épicos , Rooker siempre gritando "nooooo" al ralentí,, bebe de los clásicos a los que él mismo reconoció admirar. El mejor ejemplo son los hitchcockianos encuadres de Michelle Joyner aferrándose a la mano de Stallone, de la que depende su vida en la secuencia inicial.
La película va sembrando varias cuestiones para resolverlas más adelante. La más importante es la que atormenta la conciencia del protagonista, la caída ya mencionada de Michelle Joyner, que se repetirá como forma de terapia calcando los encuadres, pero con diferente resultado y, esta vez, con Janine Turner. Pero es que, más allá de eso, la película acaba como comienza: el personaje de Michael Rooker espera, junto a una mujer, el rescate del heroico Stallone.
Aunque la definición de los personajes pueda ser el aspecto por donde más flojee "Máximo riesgo", creo que se comprende la culpabilidad del protagonista y que está bien construido el crecimiento del héroe o la recuperación de sus facultades. Harlin lo hace sin dedicar un tiempo específico a tratar esta parte psicológica, sino mostrando su evolución a través de los sucesos de acción y eso es de agradecer.
Toques de humor y alivios cómicos
Mientras está quemando billetes para mantener viva una hoguera, el protagonista bromea: "cuesta una fortuna calentar esto", ella se lo queda mirando y él responde: "Ya lo sé, es humor del malo". Así califica Sylvester Stallone los juegos de palabras, casi todos intraducibles ,"just hanging out", "burned it", etc… que se incluyen en el guion que rescribió sobre el borrador de Michael France. No es necesario decir más al respecto. Es posible que el humor no sea más frecuente por esta consideración. Algo de risa dan también las excusas para que Stallone se quite tres veces el jerséi, pero dudo que sea intencionado.
El propio título original, "Cliffhanger", es una expresión que define el enganche con el que se finalizan algunas escenas de películas o capítulos de series televisivas para dejar al espectador con ganas de ver lo que viene a continuación. Es como si el autor se hubiese propuesto escribir el cliffhanger de los cliffhangers y, a modo de chiste, la idea resultante fuese rodar una aventura en la que los personajes cuelgan literalmente de acantilados.
Al finlandés le gusta jugar con los acentos y las nacionalidades para crear alivios cómicos. Aquí lo hace con el personaje británico (Craig Fairbrass) y su perorata acerca del fútbol. O con el de raza negra (Leon), que se empeña en llamar "puta" a la protagonista. Seres caricaturescos y sin más intención que la de dar un toque ligero. El mismísimo John Lithgow, con su encarnación de un psicópata sin sentimientos, también pasa del lado de la comicidad por su personaje exagerado. Y no por ello resulta menos efectivo. Un poco peor le funcionan los secundarios, que serían el mejor añadido en la divertida "Deep Blue Sea", en forma de esos dos chavales amantes de lo extremo, guiño para fanáticos del deporte de riesgo que no termina de aportar nada al agregado.
Conclusión
En nuestro siglo, algunos cineastas se habrían limitado a retratar los peligros del deporte extremo en un film sobre alpinismo porque los atractivos son suficientes como para que el viaje valga la pena. Renny Harlin, por mucho que la nieve mole y que la escalada dé subidón ,mis juegos de palabras son del nivel de los de la película,,introduce, además, una trama con malo maloso y dinero de por medio y una cuestión de redención y crecimiento de los héroes. "Máximo riesgo", gracias a ello, se disfruta como la vuelta en montaña rusa que es, pero no por ratos sueltos o escenas extraíbles para vídeos de YouTube, sino como entretenido conjunto que, si bien no ha estado a la altura de mi recuerdo, ha superado sin problema el nuevo visionado.
En los comentarios a este post podéis dejar vuestras sugerencias o ruegos para la próxima Crítica a la carta. Veremos si vuestra propuesta tiene suficientes votos como para ser la elegida.
*Otras críticas a la carta de films de Renny Harlin en Blogdecine:
Críticas a la carta: "Las aventuras de Ford Fairlane".
Críticas a la carta: "Deep Blue Sea"
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Que opina? Wagner Moura será Federico Fellini en Fellini Black and White - 30/04/2012 16:43:11

" Los grandes directores de cine clásico están de moda, pero no porque las grandes películas que nos renovaron vuelvan a ser vistas en masa por la gala (una pena), sino porque Hollywood está empeñado estos días en rodar biopics (aunque únicamente acerca de etapas muy concretas de su vida) sobre algunos de los realizadores más destacados el cine clásico: Del Melies de "La Invención de Hugo" al Alfred Hitchcock al que va a dar vida Anthony Hopkins (del cual ya conocemos su look) en "Hitchcok", pero el que ahora nos interesa es Federico Fellini, memorable cineasta italiano al que debemos grandes títulos como "La Strada" (una de mis películas favoritas) o "Las noches de Cabiria", el cual también contará con su propio filme: "Fellini Black and White" ("Fellini Blanco y Negro").
Además, ya se conocen varios integrantes del reparto de "Fellini Black and White", siendo lo más destacable el hecho de Wagner Moura, el protagonista de "Tropa de Élite", ha sido el elegido para dar vida a Fellini. Llama la atención especialmente por el hecho de que sea un brasileño el encargado de interpretar al cineasta italiano. También están confirmadas las apariciones de Peter Dinklage (Tyrion en "Juego de Tronos"), William H. Macy y Terrence Howard. La historia de la película será una fabulación sobre lo que le sucedió a Fellini en 1957 en los dos días previos a la entrega de los Oscar, donde "Las noches de Cabiria" estaba nominada como mejor película de habla no inglesa. Esa fue su primera visita a Los Angeles y es un hueco demasiado jugoso para no aprovecharlo en esta moda reciente que asola el cine. "Fellini Black and White" está escrita y será dirigida por Henry Bromwell, el cual sólo había realizado esas tareas en el cine en el 2000 con la poco conocida "Panic" (protagonizada por H. Macy, así que parece que se llevaron bien) para centrarse luego en la televisión. Habrá que ver si está a la altura del reto tan complicado que se ha marcado, que no serán pocos los cinéfilos que estén ojo avizor sobre su visión de Federico Fellini.
PD: Os dejo el tráiler original de "Las noches de Cabiria", muy poco que ver con los que se hacen hoy en día.
Imagen e información vía | ThePlaylist
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Interesante, Critica de la pelicula La pesca de salmón en Yemen - 26/04/2012 19:00:00

"Lasse Hallström, cineasta sueco emigrado a Estados Unidos hace años, ha cultivado en Hollywood un cine liberal, algo (o bastante) extravagante y de corte clásico, en filmes como Las normas de la casa de la sidra (quizá su película más redonda), ¿A quién ama Gilbert Grape? (que sirvió para descubrir a Leonardo DiCaprio) y Chocolat. Últimamente, sin embargo, sus empeños se veían saldados con un cierto fracaso, al menos desde un punto de vista artístico (con títulos olvidables como Querido John o Siempre a tu lado). Ahora parece que el director escandinavo ha optado por dar un giro a su cine, al menos a la nacionalidad de origen, a ver si así se revitaliza su creatividad, y filma, bajo pabellón del Reino Unido, esta comedia con ribetes románticos de extraño título, que parece enteramente el de un documental, La pesca de salmón en Yemen.
Pero lo cierto es que Hallström, que tiene otras virtudes, nunca ha sido un cineasta moderno, en la acepción más positiva del término, sino que su cine, con frecuencia, ha adolecido de antigüedad (también en este caso en el peor sentido de la palabra): es cine como de otra época, y lo que es peor, sin las virtudes de ese buen cine clásico. Así, tiene la morosidad habitual del cine antiguo, pero no sus buenos diálogos, ni su notable puesta en escena, ni su impecable ritmo narrativo.
Así las cosas, La pesca de salmón en Yemen no es un título deleznable, pero tampoco llega a entusiasmar. Es otra vuelta de tuerca a ese cine de buenos sentimientos que tanto se lleva, ahora trufado de algunas adherencias ad hoc (verbigracia que aquí el habitual moro malo sea más bueno que Bambi, o que los villanos de la película sean los politicastros británicos).
Pero poco más en esta historia un punto (o todos los signos de puntuación…) lunática, donde Ewan McGregor compone un más bien improbable científico despistado, para lo que presenta cara de sabio levemente pasmado. La mejor, sin duda, Kristin Scott Thomas, alejada ya de los papeles románticos que la encumbraron (ese El paciente inglés et alii), que compone aquí un personaje con muchas aristas, una dura jefa de prensa que actuará como un bulldozer con tal de favorecer a su señor de turno; para la ocasión, el funcionario eventual que, cada cuatro años, tiene que solicitar la renovación del alquiler de la casa que el Reino Unido le asigna en el número 10 de Downing Street
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