miércoles, 24 de abril de 2013

el número cuatro, superhéroes en el instituto y Los juegos del hambre, sólo puede quedar uno

Interesante, Soy el número cuatro, superhéroes en el instituto - 25/04/2012 2:39:35

" He comentado en otras ocasiones que existe una nueva manera de vender las premisas de los guiones durante el "pitching" ,presentación de un guion a una productora,, que pasa por encontrar un cruce curioso que deje al que escucha forzando la máquina de su imaginación. "Sería como una mezcla entre "Cantando bajo la lluvia" y "El resplandor"" seguro que suscitará la curiosidad en los presentes, aunque no sabemos si para bien o para mal. Lo malo de esta fórmula es que, además de servir para llamar la atención sobre una idea ya concebida, parece que se estuviese utilizando para la invención misma de los argumentos fílmicos o novelescos. Con este procedimiento da la impresión de que se hubiese concebido "Soy el número cuatro" ("I am Number Four", 2011), "como un cruce entre "Supermán" y "Napoleon Dynamite"". Enhorabuena, porque el engendro está servido. Que cada una de esas cosas sea atractiva por su lado no implica que la suma de ambas haya de resultar el doble de buena.
D.J. Caruso dirige un guion de Alfred Gough, Miles Millar y Marti Noxon, basado en la novela de Pittacus Lore, firma que engloba al dúo compuesto por Jobie Hughes y James Frey. "Soy el número cuatro" entraría dentro de esos títulos que dejé pasar cuando vivieron su estreno cinematográfico y que recupero ahora en televisión. El arranque se me antojó tan irrisorio que mi primer impulso fue el de detener la reproducción. Los efectos especiales están bien resueltos y la puesta en imágenes demuestra que el director sabe, al menos, lo que hace. La firma de Guillermo Navarro ("Hellboy", "El laberinto del fauno", "Crepúsculo"…) se deja notar. Se percibe que la producción ,donde está implicado Michael Bay, ha contado con un presupuesto suficiente para las necesidades de la historia. Lo que malogra la primera impresión es el ridículo diseño de las némesis alienígenas ,los "almodovarianos" o "midiclorianos" o como se llamen,, con esos tatuajes craneales, esos dientes afilados y esas hondas voces distorsionadas. No ayudan las imágenes playeras, la actitud macarra de Timothy Olyphant ,que encarna un papel paternal, pero quiere competir en macicez con su hijo ficticio, Alex Pettyfer, y la voz en off pretendidamente profunda del protagonista, que nos expone lo que la cinta debería mostrar, declarando así no solo su origen literario, sino asimismo la vagancia o incapacidad a la hora de trasladar esas explicaciones a escenas, completa un inicio desalentador. No obstante, continué.
He de decir que, si bien no se convierte en una cinta decente en ningún momento, sí supera esa sensación preliminar cuando el protagonista se inscribe en el nuevo instituto. Esta faceta en la que hay matones y pringados, así como niñas monas (Dianna Agron) que en esta ocasión hacen fotos en lugar de cantar, le queda perfecta a Caruso. Así, los fragmentos colegiales de "Soy el número cuatro" funcionan igual de bien que una serie para chavales, lo que me parece que queda por encima de lo que ofrece el cariz extraterrestre. La banda sonora de Trevor Rabin no acompaña las emociones con acordes destacables, pero la selección de canciones incluye algún tema rockero que se deja oír. No solo mejora pasados los primeros minutos en lo que se refiere a la trama adolescente, pues también la acción resulta más vistosa y emocionante en la pelea final, en la que la participación de "la número seis" aporta mucho. La misma voz en off que al principio da tan mala imagen, como recapitulación final no resulta tan molesta.
El detalle de que los extraterrestres malvados utilicen el Internet para encontrar a los niños escondidos me pareció inmenso y, aunque aquí se da tan por hecho que pasa inadvertido, podría haber dado pie a teorías de la conspiración inspiradas, que servirían de punto de partida para un nuevo film, como que Google fuese un invento alienígena para controlar la Tierra.

Al igual que es fácil adivinar desde muy al principio que "Soy el número cuatro" se basa en una novela, se hace patente sin dilación que las intenciones son las de crear una franquicia sin necesidad de esperar a ese final, al que solo le falta un "continuará". No es buena señal que se puedan entrever estas cosas, ya que significa que nos están presentando muchos detalles de los que tenemos constancia que no habrá resolución, por el momento, y también porque no nos podemos desprender de la sensación de que nos encontramos ante una preparación y de que lo bueno llegará, si es que llega, más tarde, en sucesivas entregas. Al menos no le ocurre, como a otros primeros capítulos de sagas, que adolece de trama propia porque todo se reserva para las secuelas. Estaba bien cuando una película tenía éxito y de ella surgían nuevas entregas, pero que el guion de la inicial ya se escriba tan claramente con esto en mente hace pensar que toman un poco el pelo a los espectadores, pues no les están ofreciendo un film completo. Si encima no recauda el suficiente dinero como para que la continúen, el tiro sale sin duda por la culata. Porque está claro que algunos de los elementos que solo se apuntan y de los que se saca partido nada más que en el cierre, como el personaje de Teresa Palmer, habrían mejorado el conjunto de formar parte activa en la totalidad del film.
En definitiva, "Soy el número cuatro" no añade ninguna originalidad con respecto a productos prexistentes del género de superhéroes, sino que en lugar de eso va tomando prestadas ideas de aquí y de allá. Su única contribución radica en situarla en un instituto para atraer al público más joven, lo que tampoco es novedoso al ciento por ciento ,en la tele tenemos a "Kyle XY",. Varios de los apartados están resueltos de forma solvente y, según va avanzando, va resultando más entretenida, así que está claro que deja con ganas de más, a pesar de contar con algún aspecto menos logrado. Desaprovecha gran parte de su potencial y no arriesga, lo que da rabia, ya que, casi con lo mismo, los creadores podrían habernos ofrecido un producto de bastante más calidad e interés.
Otra crítica en Blogdecine | "Soy el número cuatro", alienígenas por vampiros.
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Información: Los juegos del hambre, sólo puede quedar uno - 19/04/2012 9:48:03

" Hace un par de años que oí hablar por primera vez de "Los juegos del hambre". Por aquel entonces era una novela que había gozado de mucho éxito en USA, pero que en España estaba lejos de ser un auténtico fenómeno editorial. Durante un tiempo lo poco que supe sobre la novela se limitaba a lo que leía en twitter de los que iban leyendo el libro, mientras que paralelamente me enteré de que se estaba preparando una película al respecto. Fue entonces cuando descubrí su prometedor argumento: Una sociedad futura en la que lo que era Estados Unidos está dividido en varios distritos y cada uno se organizan los juegos del hambre, donde dos jóvenes de cada distrito tienen que luchar a muerte. No voy a negarlo, lo primero que me vino a la mente fue "Battle Royale", y casi acto seguido "Survivor" (el brillante original americano de lo que aquí es esa porquería llamada "Supervivientes"), pero sobre todo que era algo que podía gustarme. Devoré el libro, y poco después ya me había leído también sus otras dos entregas. En ese momento estaba ansioso por ver si la película iba a estar a la altura.
Los que conozcáis mis textos por aquí desde que comencé a colaborar en Blogdecine habéis podido comprobar cómo "Los juegos del hambre" es una de las cintas sobre las que más he intentado hablar. Pasé de ser un firme defensor de que podía salir algo genial, luego empecé a tener mis dudas y hacia el final ya empezaba a temerme lo peor. Luego llegó el estreno en USA (una vergüenza que en España hayamos tenido que esperar casi un mes) y las críticas fueron muy positivas, con lo que volvieron a renacer las esperanzas. La cuestión ahora es: ¿Estamos ante otra decepción más o realmente es una buena película, y de ser el caso, hasta qué punto?
Lo primero que conviene despejar son los miedos que aún puedan quedar entre parte del público sobre el presunto parecido entre "Los juegos del hambre" y "La saga Crepúsculo", en especial por todo lo relacionado con un triángulo amoroso en el que esté implicada la protagonista. Lo cierto es que en el caso que nos ocupa ni siquiera podemos hablar de que exista una trama romántica por su parte (sí que es evidente que lo hay por la parte de ellos), ya que Katniss no puede pararse un momento a dejar que sus sentimientos se adueñen de ella. Eso es algo que ya se daba en la novela de Suzanne Collins, pero ahí la protagonista tenía unas matices más ariscos, como si realmente fuese incapaz de establecer vínculos sociales con nadie. En la versión cinematográfica eso se suaviza, ya que pese a los comentarios de algunos personajes sobre la dificultad de Katniss para gustar a los demás, lo que realmente transmite es una mezcla de desconfianza y sorpresa ante lo que sucede.
No es eso lo único que matiza Gary Ross, ya que estamos ante una película muy fiel al original literario, pero que añade pequeños retoques aquí y allí que, por regla general, son bastante acertados. Uno de los más reseñables es el hecho de que la parte de la película centrada en los juegos del hambre tiene varias conexiones con lo que está sucediendo fuera de allí, permitiéndonos así entender mejor la mecánica del diabólico concurso y las reacciones que provoca tanto en los espectadores como en los organizadores. Menos satisfactorio resulta el pequeño lavado de cara al que es sometido el personaje de Haymitch, el mentor borrachín de la protagonista, el cual era mi personaje favorito en la novela, cuyo alcoholismo aquí apenas es explorado. No obstante, es algo comprensible, ya que la acción avanza con fluidez, pero quizá demasiada rapidez como para pararse más allá de lo necesario con los personajes secundarios.
Ya he dado a entender que "Los juegos del hambre" tiene una mitad centrada en los juegos, donde a priori debería concentrarse lo más interesante de la función, pero lo cierto es que no es el caso. Aquí reaparece el problema de no poder indagar más en los secundarios, ya que del resto de participantes no llegamos a saber apenas nada, con lo que nuestra implicación emocional con sus muertes no tiene suficiente relevancia. Eso no quiere decir que el fallecimiento más impactante de la novela no esté suficientemente bien retratado, pro sí que más allá de ese personaje y, aunque no totalmente, uno de los villanos, el resto jamás va más allá de "Ése era tal y hacía tal". Ojalá hubiesen cedido algo más para el contenido gore, que ya sé que a cierto segmento del público puede resultar molesto, pero resulta imprescindible en una historia como la que nos ocupa. Sobre los juegos me gustaría destacar un par de momentos: El arranque en el que los concursantes tienen que hacerse con armas y la escena en la que la protagonista está a la deriva por unos picotazos que recibe (muy acertado el uso de la cámara por parte de Ross en esta última). El resto es entretenido y tiene sus cosas, pero le falta un puntito extra de capacidad de impacto. Eso sí, falla algo al final, cuando la historia se cierra a través de varias escenas aisladas que no terminan de estar bien conectadas entre sí. Éste es el mayor pero que hay que ponerle.
La otra parte de la película es lo que sucede hasta entonces, es decir, la forma de ubicarnos en una distopía futurista en la que entendamos cómo llegaron a acabar así y varios apuntes de crítica sociológica que, pese a no dejar de ver una versión ligera de granes obras como "1984", funcionan como un perfecto mecanismo de relojería. Ahí la película no es morosa, ni tampoco satura al espectador con la información que se le va dando. Primero conocemos la existencia del juego, luego se nos dan algunos detalles sobre el motivo de su existencia y poco a poco se va desvelando todo el circo que hay a su alrededor. Ross demuestra ser el director ideal para sentar las bases de un universo como el de "Los juegos del hambre" al conseguir un difícil equilibrio entre lo que hay que enseñar sí o sí y los detalles en los que poder centrarse un poco más o dejar de lado casi por completo. Habrá quien eche en falta más profundidad en lo sociológico, pero conviene recordar que esto no es más que la primera entrega y ya habrá tiempo para indagar más al respecto, lo cual es el elemento central de "Sinsajo", mientras que "En llamas" es ligeramente redundante. Eso sí, Ross ya no será el encargado de hacerlo, y mucho me temo que se opte por un director de perfil bajo que no quiera arriesgar lo más mínimo en lo relativo a la adaptación de la novela.
Sí es cierto que habría venido bien una mayor inversión económica en determinados aspectos, ya que si bien la creación de la sociedad futurista es perfectamente creíble (se echa de menos algo más de suciedad en los personajes del distrito de la protagonista, eso sí), sí que hay alguna pega cuando entran en escena los efectos especiales, ya que incluso un simple incendio no termina de resultar suficientemente realista. Soy consciente de las particularidades de esos efectos (alguien podría decir que al ser creaciones de los organizadores del juego puede entenderse que no sean 100% verosímiles, que bastante con que han logrado hacerlos, pero es una excusa algo débil), pero espero que sea algo que corrijan para las próximas entregas, sobre todo teniendo en cuenta que dinero no debería faltarle a LionsGate. El otro punto que me gustaría destacar, ya sin relación directa con el apartado presupuesto, es la discreta banda sonora de la película. Esto seguramente esté motivado por la salida a última hora de Danny Elfman y la escasez de tiempo que tuvo James Newton Howard para crear su score, pero lo cierto es que lo único mínimamente memorable es la tonadilla ya característica de la saga. El resto completamente olvidable, siendo algo especialmente problemático en la parte centrada en los juegos, donde cierto apoyo épico-aventurero por parte de la música hubiese sido muy agradecido.
El reparto es uno de los puntos fuertes de la función, ya que la credibilidad es algo que caracteriza a todos sus integrantes, incluso a aquellos que despertaban más dudas. Es obvio que la gran estrella de la función es Jennifer Lawrence, la cual aprovecha varios aspectos de su personaje en "Winter"s bone" para crear una heroína fuerte, creíble y con la que uno realmente puede sentir cierta identificación (en la novela eso era algo que costaba más), algo no tan común como debería en los tiempos que corren. Por su parte, Josh Hutcherson y Liam Hemsworth están mejor de lo esperado como los presuntos intereses amorosos de Katniss, sorprendiéndome en especial Hutcherson, ya que su Peeta es más ágil mente y menos paradito que en el libro (y conste que aún siendo así era un personaje que me gustaba), algo que se agradece. No sé hasta qué punto podría interesar a alguien que fuese ahora secundario a secundario, pero hay al menos cuatro sobre los que merece comentar algo: Woody Harrelson brilla como un mentor algo diferente al de la novela, Lenny Kravitz demuestra una sorpresiva capacidad interpretativa como el estilista de Katniss y Peeta, Stanley Tucci vuelve a demostrar que siempre hace mejor cualquier película en la que aparezca y Donald Sutherland crea a un Presidente Snow inmejorable entre su calma existencial y su mente extremadamente calculadora. El resto, todos bien, pero con decir eso ya es suficiente.
En definitiva, "Los juegos del hambre" es un blockbuster de primer nivel, la prueba de que una cinta puramente comercial puede ser también una muy buena película. Eso sí, hay que reconocer que es una producción con dos mitades muy diferenciadas y con un nivel dispar: La primera, centrada en apuntes de corte más sociológico, sienta con mucha habilidad las bases de ese universo distópico, mientras que la segunda, centrada en los juegos en sí mismos, resulta un buen entretenimiento, pero hubiese necesitado fácilmente otros quince minutos de metraje para conseguir explotar todo su potencial. El global sigue siendo muy satisfactorio y la experiencia de verla en cines es muy recomendable, pero, al igual que a la novela (a la que es bastante fiel, pero no tiene problemas en matizar algunos detalles), le falta un último empujón para ser brillante. Eso sí, ojalá todas las grandes superproducciones que nos llegan de Hollywood tengan al menos el nivel de "Los juegos del hambre".
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Interesante, Críticas a la carta | Spider-man, de Sam Raimi - 26/03/2012 5:50:31

" Algunos quizá piensen en Christopher Nolan y sus acercamientos a la figura de Batman a la hora de buscar un gran culpable en la avalancha de superhéroes en el cine durante el siglo XXI, pero lo cierto es que él ya se encontró el camino allanado por otras producciones, donde sobresale con luz propia "Spider-man", cuyo éxito fue la gran clave para que se empezase a adaptar la historia de superhéroes más secundarios. ¿Cuál es el motivo? El dinero, ahí no hay ninguna sorpresa, pero conviene pararse un segundo a valorar sus logros en este apartado: "Spider-man" se convirtió en la película más taquillera durante su primer fin de semana, también fue la que más ingresos tuvo en USA durante todo el 2002, y aunque mundialmente se tuvo que conformar con el tercer puesto ("El señor de los anillos: Las dos torres" y "Harry Potter y la cámara de los secretos" lograron superarla), no tuvo problemas para convertirse en su momento en uno de los diez largometrajes más taquilleros de la historia al ingresar 821,7 millones de dólares.
Esas cifras pueden no parecer para tanto hoy en día, pero lo cierto es que aún es una de las treinta películas más taquilleras de la historia y sólo otras dos cintas superheroicas ("El caballero oscuro" con 1001,9 millones y "Spider-man 3" con 890,9) han logrado sobrepasar esos números. Además, creo que no hace falta mencionar una por una todas las producciones de estas características para ver lo importante que fue el estreno de "Spider-man" en el 2002. Por mi parte, recuerdo perfectamente ver la película tras solucionar unos papeleos en la universidad previos a poder matricularme y que ya por aquel entonces me tocaba las narices que algunos filmes tardasen tanto en llegar a España desde su estreno en USA (mes y medio pasó en este caso). ¿Mi veredicto por aquel entonces? Un buen entretenimiento con algunos momentos de brillantez. Un par de años después adquirí una copia en dvd y procedí al único revisionado que había hecho hasta hace apenas unos días. Lo cierto es que me gustó algo menos que la primera vez. Ahora el misterio es: ¿Cómo ha sobrevivido "Spider-man" a tantos años desde el último visionado?
Spider-man siempre ha sido uno de mis superhéroes de cómic favoritos junto a Batman y Hulk (el musculoso verde era mi favorito de chaval), pero estoy lejos de ser un purista que se ofenda con cualquier cambio. Es por ello que situaciones como el mezclar alegremente situaciones propias de la historia de Gwen Stacy (a la que da vida Emma Stone en el relanzamiento de la franquicia) con Mary Jane no son cosas en las que me vaya a parar demasiado. Estamos ante una adaptación y no ante una traducción cinematográfica del original.
La contratación de Sam Raimi resultó sorprendente en su día. ¿El motivo? Pues que más allá de lo irregular que estaba siendo en sus trabajos previos (capaz de rodar su mejor película con "Un plan sencillo" y también una memez de mucho cuidado como "Premonición"), lo cierto es que llevaba años sin conseguir un claro éxito comercial. Además, sabiendo que se había barajado seriamente la opción de que fuese David Fincher (desavenencias con la historia a adaptar provocaron que no llegase a buen puerto) pues estaba entre extrañado y algo decepcionado. Eso sí, lo que parecía claro es que seguro que iba a ser algo mejor de lo que podría haber salido de ese proyecto ochentero producido por la Cannon y dirigido por Tobe Hooper. Y en este caso hasta llegaron a sacar un cartel promocional (podéis verlo a vuestra derecha), por lo que poco faltó para que llegase a ser una realidad. Sobre su trabajo, logra mantener el interés y ceder sólo cuando es necesario a la pirotecnia visual (que además está bien rodada, evitando confundir de forma innecesaria al espectador), pero falta un gran momento icónico (quizá el más cercano sea el beso bajo lluvia), amén de que ceder en un par de ocasiones a la moda de la época de la cámara lenta importada por el impacto que tuvo "Matrix" no es un acierto.
También es cierto que podemos encontrar ciertas limitaciones en un guión oficialmente atribuido a David Koepp, pero en el que varias personas metieron mano, incluyendo a un James Cameron que hizo un boceto inicial cuando estaba pensado que fuese él el encargado de dirigirla. Koepp acertó al mantener el hecho de que las telarañas de Spidey tengan un origen orgánico, ya que en el cómic nunca me terminé de creer demasiado que Peter Parker consiguiera crearlas. Por lo demás, "Spider-man" tiene un tono introductorio excesivo, lo cual afecta a la legendaria rivalidad entre Spiderman y el Duente Verde, quedando ésta reducida a una cantidad de metraje demasiado breve para alcanzar todo su potencial. Otro punto relevante es la espectacularidad visual, y aquí hay varios momentos que aún hoy funcionan a la perfección, pero también hay situaciones esporádicas en la que el trabajo de efectos especiales es bastante fallido, quedando muy al descubierto la excesiva utilización del ordenador. En cambio, pocas pegas hay que poner a la banda sonora de Danny Elfman (contratado por petición expresa de Laura Ziskin, productora de la película), ya que consigue que su sonido característico (es muy difícil confundir una banda sonora suya con la de otro compositor) se ajuste a la perfección a nuestro querido trepamuros.
¿Era Tobey Maguire el actor idóneo?
Una de las cosas que más dudas generaba era la elección de Tobey Maguire para dar vida al binomio Peter Parker/Spider-man. Para el papel llegaron sonar tanto actores que han demostrado ser claramente mejores que él (Leonardo DiCaprio, el favorito de James Cameron, Heath Ledger o Ewan McGregor) como otros cuya mera existencia mejor olvidar (Chris ODonnell, Freddie Prinze Jr. o Chris Klein), así que, hablando con la ventaja de hacerlo diez años después, podemos decir que fue una elección intermedia. El gran problema de Maguire es que no es un actor especialmente carismático, y eso afecta a su trabajo cuando le toca ser el arrollador héroe arácnido, que funciona mejor cuando se limita a moverse a lo loco por los aires que a seducir a Mary Jane o a intentar replicar la comicidad característica del personaje.
En cambio, sí que resulta muy convincente en la faceta de pringao, siendo determinante para ello sus rasgos fáciles, porque puede gustar más o menos, pero no creo que nadie pueda decir que sea alguien especialmente expresivo (vergüenza daba la escena de la tercera entrega en la que pretendía ir de chico malo). La cuestión es que encontrar un equilibrio entre ambas facetas es especialmente complicado, por lo que entre un Spider-man poco memorable y un hasta cierto punto logrado Peter Parker (salvo cuando se pone demasiado trascendental con lo de "un gran poder conlleva una gran responsabilidad) sale una media de no está mal. Eso ya podía detectarse en su momento (os recuerdo que ya existía el Lobezno de Hugh Jackman), pero es una disparidad que ha quedado más clara tras ver a muchos actores intentando cosas similares con otros superhéroes.
El resto del reparto
Tampoco fue un camino de rosas la elección de Kirsten Dunst como Mary Jane Parker, ya que sólo se animó a intentar conseguir el papel tras la elección de Maguire, confiando en que la película seguiría la línea de no apostar por ser un mero espectáculo vacío más. Fue contratada apenas un mes antes de comenzar el rodaje y, la verdad, creo que es el mayor error de casting de la película. ¿Los motivos? Jamás logra transmitir el encanto seductor que debería ir asociado al personaje y parece contagiarse por la sosez característica de Maguire. Nunca he sido un gran fan de Dunst, pero no sería justo echarle todas las culpas, ya que lo cierto es que muchas películas de superhéroes adolecen del mal recurrente de que la chica del protagonista sea un personaje tirando a anodino. Me viene por ejemplo a la memoria la olvidable presencia de Natalie Portman en "Thor".
En el resto del reparto la línea dominante es la mera corrección. Podría ir enumerando uno a uno a todos los integrantes, pero sería perder el tiempo al venir a decir lo mismo en todos los casos. Haré una excepción con Willem Dafoe y su Duende Verde al ser tan importante el rol del villano en una producción como la que nos ocupa. Lo primero que hay que decir es que hay una pifia enorme de diseño de producción en lo concerniente su traje. No soy uno de esos fans tradicionales que abogan por respetar el tono bufesco del cómic, pero el look metalizado resta atractivo al personaje, por no entrar a hablar en lo horrendo que resulta su mero diseño. Pasando ya a la actuación de Dafoe, decir que siempre he creído que es un actor ideal para dar vida al malo de la película, pero que suelen desaprovecharlo de mala manera (¿hace falta que os recuerde la existencia de esa cosa llamada "Speed 2"?). Aquí no llega a resultar molesto, pero la forma de mostrar la personalidad dual de Norman Osborn no termina de resultar ente, algo que afecta al trabajo de un Dafoe que sabe rozar la sobreactuación sin caer abiertamente en ella.
Por lo demás, hoy en día he agradecido más las breves apariciones de personajes ya famosos en la época (Stan Lee, "Macho Man" Randy Savage, Bruce Campbell, etc.) o de intérpretes poco conocidos por aquel entones y que se han ido labrando una carrera con el paso de los años (Elizabeth Banks como la secretaria de J. Jonah Jameson u Octavia Spencer como la mujer encargada de apuntar a los aspirantes a vencer a Savage en un combate de lucha libre). Sin embargo, hay algo que ya me gustó sobremanera en el 2002 y que aún hoy aguanta igual de bien o mejor: El trabajo de J. K. Simmons como J. Jonah Jameson, el déspota director del Daily Bugle y enemigo jurado de Spider-man. Sólo la palabra perfección sirve para definir el trabajo de adaptación en el caso de este personaje, ya que logra transmitir los mismos caricaturescos aires de grandeza, su innegable carisma y el hecho de conseguir que un personaje que es un malnacido de mucho cuidado se gane el cariño del público. La pega es que la genialidad de Simmons hace que la corrección generalizada pueda llegar a molestar.
Conclusiones
En definitiva, "Spider-man" sigue siendo un entretenimiento bastante digno diez años después de su estreno. El problema es que hoy en día resultan más llamativos ciertos problemas visuales (el horrible traje del Duende Verde y alguna secuencia en la que los efectos visuales ya cantaban entonces), la mayor parte del reparto no pasa de hacer un trabajo meramente correcto (la genial actuación de J. K. Simmons es la única excepción) y que el marcado tono de presentación del personaje llega a hacerse algo más pesado tras haberlo visto en muchos otros casos, sobre todo cuando la seriedad gana peso a la hora de definir las motivación del hombre araña. Está lejos de ser una mala película, pero Marc Webb tampoco lo tiene muy difícil para hacer algo mejor con su "The amazing Spider-man". En julio saldremos de dudas.
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Interesante, John Carter, misión marte: protocolo avatar - 08/03/2012 11:01:27

" La política americana del blockbuster no es algo que esté a prueba de fallos, ya que cada año hay alguna película que inicialmente parecía destinada a arrasar en taquilla, pero que acaban siendo un fracaso que debería llevar a la productora a replantearse ese modelo de producción. Sin embargo, la tendencia que se sigue es la de intentar producir el mayor número posible de películas de gran presupuesto. Sí que existe cierto pensamiento entre parte del público de que esas son las cintas por las que merece la pena pagar la entrada y verlas en una sala de cine, pero eso no asegura nada. ¿Por qué? Pues porque eso es algo que funciona mejor con las secuelas (o similar), de ahí que haya tantas entre las películas más esperadas de lo que queda de año, y la cosa cambia con los lanzamientos que surgen de la nada.
Este viernes se lleva a cabo el estreno mundial de "John Carter", la última gran apuesta de Walt Disney cuyo presupuesto supuestamente oscila entre los 250 y los 300 millones de dólares. Tal barbaridad de inversión convierte en casi imprescindible que se convierta en una de las películas más taquilleras de la historia para justificarlo, pero los indicadores americanos para predecir la reacción del público señalan con mucho convencimiento que eso no va a suceder. Un punto que no había comentado al respecto hasta ahora es que la calidad media de los blockbusters que se estrellan económicamente suele rozar lo lamentable, ¿sucede eso en el caso de "John Carter" o estamos ante una propuesta que merece la pena y no ese rumoreado fracaso?
Al igual que sucedió Brad Bird en "Misión Imposible: Protocolo Fantasma", uno de los focos de atención es ver cómo afectaba el salto del cine de animación a la acción real a Andrew Stanton. Ambos lograron la notoriedad con su trabajo en Pixar (aunque la mejor película de Bird sigue siendo "El gigante de hierro") y poco más de dos meses ha habido entre el estreno de la primera y el de "John Carter". Por desgracia, mientras que Bird rodó una de las mejores películas del 2011, Stanton se ha quedado muy lejos de hacer algo equiparable. ¿Los motivos? Lo curioso es que ambos jugaban con una trama con bases similares: Un gran presupuesto para una historia sencilla, un claro protagonista, un personaje femenino fuerte, villanos no especialmente carismáticos, muchos efectos especiales y dudas sobre el éxito de la película. La diferencia es que Bird exprimió al máximo el material con el que contaba y Stanton no.
Desconozco si es algo que también sucederá en el original literario de Edgar Rice Burroughs, pero la primera herida de gravedad de "John Carter" es que la evolución de argumento carece de grandes picos de interés, algo que ni siquiera el abundante uso de retoques digitales consigue contrarrestar, porque donde Bird conseguía varias set pieces que exudaban adrenalina (en especial todo lo acontecido en Dubai), Stanton no muestra la suficiente garra, siendo únicamente la secuencia de los monos blancos la que consigue transmitir algo de energía. El resto sí que hay batallas, persecuciones, peleas cuerpo a cuerpo, pero la sensación de rutina se impone por encima del impacto visual que quieren conseguir. Soy consciente de que el tono naif nunca llega a desaparecer por completo y eso es algo que sólo llegarán a perdonar los que lleguen a verlo incluso como algo positivo. No es el caso.
Ojo, el despliegue visual de "John Carter" es asombroso y no es posible decir nada negativo al respecto, pero vivimos en un tiempo en el que ha habido tal progresión en este campo que eso no es suficiente. Necesitamos algo que nos deslumbre (y no sólo la creación de un Universo verosímil), que pensemos sobre cómo han sido capaces de conseguir algo así al mismo tiempo que nos impliquemos en la historia, pero ahí vienen los fallos. Tomemos como base el personaje femenino central interpretado con vulgar corrección por Lynn Collins: Nos la presentan como alguien fuerte, independiente, capaz de sacarse las castañas del fuego. La ilusión persiste incluso durante su primer encuentro con el protagonista, pero luego pasa a ser un personaje gregario, alguien que necesita ser salvada por John Carter, mientras que su espíritu guerrero decae. Esa traición a lo que nos querían vender, algo que no sucedía en el caso del interpretado por Paula Patton en "Misión Imposible: Protocolo Fantasma", aviva las dudas sobre lo que uno está viendo en pantalla.
Una cosa que se comentará bastante es el parecido de "John Carter" con "Avatar" cuando en realidad fue James Cameron el que se apropió de varios elementos de la novela de Rice Burroughs. Y es que sí, hay varios puntos en común en la historia, aunque el que me resultó más llamativo tiene que ver con la forma en que los protagonistas están presentes en el mundo de fantasía que nos proponen. Por lo demás, uno podría sacar parecidos con millones de películas como, por poner el ejemplo que me vino a mí a la cabeza, "Prince of Persia: Las arenas del tiempo" y no habría problema. Y es que tenemos muy visto lo que nos cuenta "John Carter", pero eso tampoco es lo realmente grave: La forma de presentarnos al protagonista (con varios intentos de fuga) también está muy manida, pero Stanton consigue que resulte simpática confiando en su efectividad cómica. La cuestión es que más adelante ese humor redentor se diluye sobremanera hasta prácticamente desaparecer en lo que supone otro importante error. Si es que hasta el gran Michael Giacchino realiza un trabajo más discreto de lo habitual en la banda sonora.
En otro tiempo, "John Carter" hubiese contado con una gran estrella como protagonista para así intentar llamar más la atención del público, pero Walt Disney prefirió dejarse los dineros en otros apartados, lo cual llevó a la contratación del poco conocido Taylor Kitsch. Hasta ahora, Kitsch no había demostrado nada en el cine, pero los amantes de las series de televisión podemos dar fe de que es alguien que sabe equilibrar carisma e interpretación, o sino sólo hace falta echar un vistazo a su Tim Riggins de "Friday night lights". ¿Se ha trasladado eso a su John Carter? Desgraciadamente, la respuesta es no, ya que el protagonista se antoja un personaje demasiado plano y Kitsch sólo está físicamente a la altura de las exigencias. Por lo demás, algún apunte socarrón, un trabajo gestual sin apenas alteraciones expresivas y muy justito de carisma. Entre "John Carter" y "Battleship" quieren convertirle en una gran estrella, pero espero que no lo consigan si el precio a pagar es convertirse en un intérprete mediocre. Y mejor no me paro a hacer la comparación con Tom Cruise y la cinta de Brad Bird.
El resto del reparto, donde muchos intérpretes se ven limitados a poner las voces, tampoco trae grandes mejoras: El gran Bryan Cranston sigue viendo limitada su carrera cinematográfica a secundarios anecdóticos. Dominic West es un villano de chichinabo que nunca llega a infundir temor. Sí que es cierto que el hecho de ser un lacayo de la especie de monje albino que interpreta Mark Strong tampoco ayuda, del mismo modo que tampoco funciona el exceso de solemnidad en el trabajo de un actor especialista en los últimos años en dar vida a malvados, pero que aquí resulta indiferente. Podría seguir, pero en general las valoraciones vendrían a ser miméticas. Eso sí, con esto no quiero despreciar el trabajo de todo el reparto, sino simplemente recalcar que mantiene el nivel promedio de la película: Tópico y previsible, pero más o menos aceptable dentro de su mediocridad.
En definitiva, "John Carter" es un lujoso pasatiempo que sirve para estar entretenido un par de horas si uno sabe aceptar la ingenuidad de lo que nos propone y no se para a buscar fallos en modo criticón. Y es que ya sabemos perfectamente lo que va a pasar (aquí que otras películas hayan bebido tanto de la novela original ayuda mucho), los personajes no tienen el suficiente atractivo y las actuaciones no ayudan a que parezcan mejores de lo que son, pero como espectáculo visual funciona bien si uno acepta la escasez de grandes novedades. Para pasar el rato y poco más.
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Interesante, Lista de ganadores de los Premios Oscar 2012 - 26/02/2012 23:36:39

"Lista de ganadores de los Premios Oscar 2012
El día de hoy se llevo a cabo la tan esperada 84 entrega de los Premios Oscar 2012, en el ex Teatro Kodak
Alrededor de las 7:30pm dio inicio la entrega de premios, con la presentación de un sketch de Billy Crystal y la posterior entrega del primer Oscar
La lista de ganadores de los Premios Oscar 2012 es la siguiente:
Mejor Fotografía , Robert Richardson, "Hugo"
Mejor Dirección Artística , "Hugo"
Mejor Vestuario , Mark Bridges, "The Artist" (El Artista)
Mejor Maquillaje , "The Iron Lady" (La dama de hierro)
Mejor Película Extranjera , "Nader and Simin: A separation" (Irán)
Mejor Actriz de Reparto , Octavia Spencer "The help" (Historias Cruzadas)
Mejor Edición , "The girl with the dragon tattoo" (La chica del dragón tatuado)
Mejor Montaje de Sonido , "Hugo"
Mejor Banda Sonora , "Hugo"
Mejor Documental , "Undefeated"
Mejor Película Animada , "Rango"
Mejores Efectos Especiales , "Hugo"
Mejor Actor de Reparto , Christopher Plummer "Beginners"
Mejor Banda Sonora , "The Artist"
Mejor Canción , Bret McKenzie "Man or Muppet"
Mejor Guion Adaptado , Nat Faxon, Alexander Payne, Jim Rash "The Descendants" (Los descendientes)
Mejor Guion Original , Woody Allen "Midnight in Paris" (Medianoche en París)
Mejor Cortometraje de Ficción , "The shore"
Mejor Cortometraje Documental , "Saving face"
Mejor Cortometraje de Animación , "The Fantastic Flying Books of Mrs. Morris Lesmore"
Mejor Director , Michel Hazanavicius "The Artist"
Mejor Actor , Jean Dujardin , "The Artist"
Mejor Actriz , Meryl Streep , "The Iron Lady"
Mejor Película , "The Artist"
Premios Oscar 2012
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Es Noticia, Drive, la serenidad al volante - 23/12/2011 3:52:02

" Esta tarde se estrena "Drive", de Nicolas Winding Refn, una película sobre la que se ha corrido tanto la voz laudatoria, que en los dos meses largos que ha tardado en estrenarse en nuestro país, muchas han sido las personas que han preferido adelantarse a la premier oficial y tirar de métodos alternativos para verla y, por lo que se ha leído en comentarios y votaciones, con una recepción muy favorable en todos los casos. Basada en la novela homónima de James Sallis, la película no sitúa ante un mecánico que también se gana la vida como especialista de coches y hace algunos trabajitos al otro lado de la ley para obtener un dinero extra. Cuando su jefe consigue introducirlo como piloto de carreras, él decide abandonar el mundo delictivo.
"Drive" tiene un arranque ejemplar, ya que nos permite descubrir una persecución diferente a las que estamos acostumbrados a ver en cine: emocionante y cargada de tensión, pero basada más en los parones y en la ocultación que en la velocidad y el destrozo. Es decir, la forma de huir de alguien que piensa y no aplica únicamente una habilidad mecánica ante la que, de todas maneras, no tiene rival. Los títulos de crédito, rotulados en rosa y con una tipografía de las películas de los años ochenta, se acompañan de "Nightcall", de Kavinsky, que imita las canciones populares de esa época, que abusaban de los teclados y de los efectos especiales tecnológicos.
La estética de la película es impecable, en ese afán de emular el cine de género de los años 60 y 70, pero al mismo tiempo con una fotografía sumamente actual que firma Newton Thomas Sigel. Cada uno de los planos está iluminado con tanta exquisitez que podemos pasarnos el rato contemplándolos sin necesitar más. Gran parte de la banda sonora se basa en las composiciones ambientales de Cliff Martínez, que crean un acompañamiento muy potente ya que, al tener poco diálogo, la película confía mucho en la música.
Ryan Gosling se utiliza y se moldea para hacer de él otro elemento que es casi estético. Tomando de cierta forma la dureza de un Steve McQueen o de un Michael Caine y gracias a su aparente inexpresividad y su parquedad en palabras, compone una representación de la imperturbabilidad, una figura que encierra lo que, abusando de los extranjerismos, podríamos llamar "cool".
Ron Perlman, Bryan Cranston, Christina Hendricks, Albert Brooks y Oscar Isaac están en el bando criminal o, como mínimo, mezclados en negocios cuestionables. Cada uno de ellos sorprende gracias a su caracterización y ofrece papeles tirando a lo extremo, pero dentro de la verosimilitud, que también se disfrutan en todas sus intervenciones. Carey Mulligan me parece una buena elección para su personaje, ya que, para trasladar un enamoramiento respetuoso y basado más en el afecto que en la atracción sexual, no se podría haber elegido a un pibón exuberante, sino a una chica, guapa como es ella, aunque de rostro aniñado e inocente.
No obstante, es en este punto donde encuentro mi mayor dificultad para comulgar por completo con la película. Si bien estéticamente me parece que no se podría haber facturado mejor, en lo que se refiere a lo narrativo, pasados los sorprendentes primeros minutos y antes de llegar al explosivo final, encuentro un área un tanto gris y plomiza. Me creo que él sienta algo por esta mujer y por su niño, ya que se establece así. Sin embargo, emocionalmente no se me contagia ninguno de esos sentimientos. No porque él sea callado, sino porque, en lugar de química entre ellos, percibo una especie de asunción de que así es como tiene que ser. La película le dedica mucho tiempo a consolidar esta relación y, a pesar de ello, personalmente, no termino de verla. De todas maneras, estos tramos carentes de acción también existían en las películas de los sesenta a las que "Drive" hace homenaje, por lo que todo podría considerarse como parte de esa recreación.
En definitiva, aplaudo la labor del director de la película y del director de fotografía, así como la logradísima atmósfera y la ambientación general, a caballo entre varias décadas, que, además de gracias a los trabajos de estas dos personas mencionadas, se logra por obra de un buen diseño de producción y gracias a la elección de la música y los sonidos. En la parte no tan positiva señalaría que se haya optado por un tempo tan pausado para acercarnos a todo lo que en la película es personal y que, a pesar de ello, no se haya, al menos para mí, conseguido transmitir una profundización en esos personajes o en sus sentimientos. Me gustaría haber sido capaz de entrar más en ese aspecto, ya que el inicio del film me suponía un deleite incuestionable y todo lo que parece difícil de hacer, en "Drive" me parecía que estaba logrado de manera magistral. Una película de estética depurada y que hace de su protagonista la encarnación de lo "cool" y que, por lo tanto, supondrá una gozada para todos aquellos espectadores que busquen un disfrute artístico.
Otra crítica en Blogdecine | "Drive", la conciencia del escorpión, por Juan Luis Caviaro.
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