domingo, 5 de mayo de 2013

el homenaje por el homenaje y Critica de la pelicula Siete psicópatas

Información: Tesis sobre un homicidio, el homenaje por el homenaje - 04/04/2013 5:07:59

" En septiembre de 2009 llegaba a España "El secreto de sus ojos", espléndido largometraje de Juan José Campanella que mezclaba con mucho tino el thriller como una brillante historia de amor entre sus dos protagonistas. La película se convirtió en gran éxito económico y, con todo merecimiento, se llevó para casa el Oscar a mejor película de habla no inglesa. Era de esperar que su productora quisiera explotar su éxito con otros títulos de corte similar, estando ahí la génesis de "Tesis sobre un homicidio" (id., Hernán A. Golfrid, 2013), película que llega este viernes a los cines de toda España tras haber gozado de un gran éxito en su estreno en Argentina, donde ha ingresado ya más de 6 millones de dólares.
Apoyada por una fuerte campaña promocional en la que se está haciendo especial inciso en la frase "De los productores de "El secreto de sus ojos" ¿desde cuándo compartir productor es garantía de algo?, "Tesis sobre un homicidio" únicamente se asemeja a la cinta de Campanella en que el protagonista de ambas es Ricardo Darín y en utilizar una trama dedicada a una investigación para dar caza a un peligroso asesino. Por lo demás, prefiere adoptar un peligroso esquematismo que bebe mucho de los thrillers americanos, algo que acaba traduciéndose en caer en todos los errores habituales de las producciones de ese tipo que quieren emular la obra de Alfred Hitchcock sin aportar más que lugares comunes y un suspense de baratillo apoyado en un guión que hace aguas por todas partes.
Un guión lamentable y unos personajes anodinos
La gran debilidad de "Tesis sobre un homicidio" está en su guión, ya que el libreto de Patricio Vega a partir de la novela de Diego Paszkowsky adopta todos los tópicos de los thrillers americanos que pretenden ser inteligentes siguiendo los cánones del cine de Hitchcock, pero a la hora de la verdad caen en múltiples incoherencias y echan mano de diálogos tan mecánicos que no consiguen atrapar en ningún momento la atención del espectador, algo especialmente grava cuando deberíamos estar ante una apasionante muestra del típico juego del gato y el ratón entre investigador y criminal.
Ese aspecto es especialmente evidente con el personaje interpretado por un Alberto Ammann que vuelve a dar claras pruebas de que ha elegido mal su profesión al hacerse actor, ya que cree que con poner cara de interesante cada vez que su personaje habla ya es más que suficiente para componer su personaje. Los detalles, como nos recuerda varias veces la propia película, son vitales y en su caso, como ya sucedió hace poco en la endeble "Invasor" (id., Daniel Calparsoro, 2012), brillan por su ausencia.
En todo momento la película nos lo señala como el único posible autor del crimen ¿por qué si no iba a tener esa reacción cuando se descubre el cuerpo de la víctima?, dejando así de lado cualquier posible juego entorno a la figura del falso culpable ,la única duda posible es si la obsesión del protagonista está haciendo que se lo invente todo- que tanto y tan bien desarrolló Hitchcock. Esto hiere también a la película al dejar todo el peso interpretativo en un Ricardo Darín que hace lo que buenamente puede, pero el exceso de escenas de corte introspectivo en los que su personaje reflexiona sobre lo que toque en ese momento acaba por convertirlo en alguien cargante que sólo sirve para entorpecer el lánguido ritmo de la película.
Peor aún es el caso de Calu Rivero, joven actriz con cierta experiencia televisiva que realiza aquí su debut en la gran pantalla, ya que su personaje no sólo protagoniza una de las escenas más ridículas de la historia ,ella en el cuarto de baño haciendo un presunto gran descubrimiento-, sino que su función primordial en el relato parece ser la de enseñar sus pechos en una escena totalmente gratuita ,otro de los momentos reflexivos del personaje de Darín-, limitándose a ser una víctima potencial sin personalidad alguna durante sus demás apariciones en pantalla.
Las apariencias no engañan
Golfrid intenta engatusar al espectador con una puesta en escena que se balancea entre el homenaje mal ejecutado y pequeñas piruetas que no vienen a cuento de nada el uso de travellings circulares o la incómoda utilización de los primerísimos primeros planos en una charla entre los dos protagonistas, etc.. Los ecos de la memorable "La soga" ("Rope", Alfred Hitchcock, 1948) son más que evidentes en el argumento, pero Golfrid prefiere no dar apenas peso a la lucha intelectual entre los dos protagonistas y va centrando sus homenajes en otros momentos ,la visita al museo nos remite a "Vestida para matar" ("Dressed to Kill", 1980), y no es el único momento que recuerda al cine de Brian de Palma- que a la hora de la verdad apenas aportan relieve alguno al conjunto, creyendo que la película podría funcionar por una puesta en escena ambiciosa, pero en la que todo parece incluido sin una idea clara de lo que se busca conseguir.
Valgan como ejemplo de lo dicho en el párrafo anterios la tesis sobre el crimen a la que se alude en el título de la película que luego tiene una trascendencia inexistente, las referencias a un antiguo caso en el que el protagonista erró en su pronóstico y la innecesaria inclusión en el relato de su ex esposa ,que sí, que tiene un pasado tortuoso, ya lo hemos pillado-, pero que luego no van más allá de eso. Golfrid y Vega nos van dando falsas pistas que sólo sirven para ampliar el metraje ,me pregunto cuánto duraría realmente la película si eliminasemos todos esos momentos y el exceso de momentos reflexivos por parte de Darín-, alargando así la agonía del espectador en su butaca.
Hace unos meses me quejé bastante de la mala utilización de los esquemas habituales del cine de Alfred Hitchcock por parte de "El cuerpo" (id., Oriol Paulo, 2012), pero lo cierto es que ahí al menos se notaba la mano de un director solvente que no había sido capaz de desarrollar el guión, pero es que en "Tesis sobre un homicidio" se incurre en los mismos errores ,y quizá de forma más acusada-, pero con el agravante de que el realizador de la película sólo está preocupado en parecer un buen director y no en serlo. Me duele pensar que una porquería de película como ésta esté asociada de una forma u otra con "El secreto de sus ojos" cuando no estamos más que ante una vulgar copia de los thrillers menos inspirados que puedan al peso en Hollywood. Una pérdida de tiempo.
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Información: Critica de la pelicula Siete psicópatas - 02/03/2013 19:00:00

"Definitivamente, la profesión de autor o director teatral parece conferir a los que la ejercen cierta capacidad, no sé si procedente de su principal ocupación, para saltar con solvencia a la dirección cinematográfica. No hay que irse a los tiempos de Orson Welles, sino que mucho más recientemente hemos tenido casos tan notables como el de Sam Mendes, que pasó de montar Shakespeare en los escenarios a dirigir en cine Skyfall, uno de los capítulos de la franquicia más longeva de la Historia del cine (007, of course), aunque entre medias tuvo tiempo para hacer dos obras de arte, American Beauty y, sobre todo, Camino a la perdición.
Pues con este Martin McDonagh pasa tres cuartos de lo mismo. Exquisito autor teatral en su país de origen, Reino Unido, habiendo conseguido varios y prestigiosos premios, se ha interesado por el cine desde hace unos años y ya nos sorprendió gratamente con Escondidos en Brujas, su opera prima en cine, donde jugaba a placer con temas propios del thriller, pero también de la comedia negra. Ahora da un paso más y firma casi una obra maestra con este delicioso, desconcertante y sorprendente Siete psicópatas, rara ya hasta en el título, donde juega habilidosamente con hasta tres planos distintos: la (supuesta) realidad que acontece, la escritura de un guión sobre lo que sucede, y la película ya filmada sobre esa realidad y ese guión. Los tres planos se yuxtaponen con naturalidad, siguiéndose en todo momento con complacencia y sin dificultad alguna, en una suerte de thriller en clave de comedia negra a ratos muy divertido en sus extravagantes planteamientos y siempre sorprendiendo con sus giros de guión, tan astutos como bien trenzados.
Siete psicópatas se convierte, entonces, en un excelente divertimento que no rehúsa tocar temas trascendentes como la vida y, sobre todo, la muerte (esa que acecha constantemente a todos los personajes del filme: para eso hay siete psicópatas sueltos…), la prioridad de los sentimientos, la escala de valores del ser humano, la redención, la venganza, la culpa: todo un caleidoscopio de temas del Hombre, que sin embargo están dados con una sencillez, una naturalidad y una facilidad que en absoluto parece tenga la trascendencia que realmente tienen.
Se ha dicho que Martin McDonagh ha jugado con los estereotipos tarantinianos, y no les falta razón, aunque ciertamente su juego no es un remedo sino una recreación, una reescritura de los temas del "enfant terrible" (vale, "terrible child", ya que estamos en USA), jugando con sus arquetipos para desvelar nuevas perspectivas.
Con una impactante primera escena, con un plano secuencia de imprevista (o no) resolución, McDonagh ya marca alguna de sus prioridades, como es el inteligente uso de los recursos cinematográficos (en este caso la profundidad de campo, que utilizará más tarde también de forma espléndida), frente a los que podrían creer que, al venir del campo del teatro, su filmación sería encorsetada, academicista, ajustada a las tres paredes del teatro. Pues no: el dramaturgo inglés confirma que el talento es polimorfo, que cuando es auténtico no tiene porqué enfajarse en clichés de un determinado arte o manifestación artística.
Siete psicópatas roza la perfección en su guión, en su filmación, en su interpretación. Quizá no sea la obra maestra que podría haber sido por algún desmayo en el ritmo, por lo demás perfectamente disculpable en una historia con tantos recovecos, con tantos volantazos, con tantas líneas argumentales, aunque todas confluyan en la misma trama. En cuanto a los actores (digo bien, actores, porque el papel de las actrices es prácticamente irrelevante, como los propios protagonistas se encargan de comentar en cierto momento del filme), todos están muy bien, desde un Colin Farrell que esconde un cómico que quizá el mismo desconoce, y que en estos casos está mejor que en sus papeles dramáticos, donde siempre parece demasiado doliente, hasta un Sam Rockwell, nuestro patoso favorito del cine indie, aquí en un papel bombón pero de difícil domesticación, que él saca adelante con un desparpajo asombroso. Los secundarios, sencillamente perfectos, desde ese Christopher Walken que desde El cazador no ha dejado de darnos personajes inquietantes, hasta el rostro hierático, fúnebre, de Harry Dean Stanton, que tan bien cuadra al psicópata cuáquero (sí, parecen términos antónimos, ¿no?), y Woody Harrelson, del que tengo dicho que le dan papeles de villano cuando no parece capaz de matar una mosca, pero que cuando ese personaje de malo, como en este caso, combina a manos llenas el sadismo y el humor negro colindante con la autoparodia, le sale redondo.
Tenemos una nueva estrella en el cine con intención, Martin McDonagh. Hay fundadas esperanzas de que nos dé nuevas muestras de este talento inclasificable; ojalá que Hollywood no le fagocite en productos mediocres, como tantas veces ocurre (crucemos los dedos…)
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Información: Oscar 2013: Argo levantó el galardón como Mejor Película - 24/02/2013 19:19:33

" Basado en hechos reales, el thriller "Argo" relata la operación encubierta a vida o muerte que se llevó a cabo para rescatar a seis norteamericanos durante la crisis de los rehenes de Irán, y se centra en el poco conocido papel que desempeñaron la CIA y Hollywood (información que no fue revelada hasta pasados muchos años del suceso).
Los filmes nominados a "Mejor Película" fueron:
Amour
Una aventura extraordinaria
Argo
Lincoln
Beasts of the Southern Wild
El lado luminoso de la vida
Django desencadenado (Django Unchained)
La noche más oscura [Zero Dark Thirty]
Les Misérables
Siendo la ganadora "Argo", ante este gran logro todos los que participaron de este increíble filme como Ben Affeck y George Clooney recibieron la estatuilla del Oscar.
"Gracias a Steven Spielberg, gracias a todas la películas que tenían todo el derecho de estar aquí como yo. Gracias a todos los que trabajaron en la película", dijo un emocionado Ben Affleck.

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Noticia, Críticas a la carta | A quemarropa, de John Boorman - 23/02/2013 8:51:50

" La década de los sesenta fue, para el cine, una época de transición, de relevo generacional y de búsqueda de nuevas potencialidades narrativas y técnicas. En ese aspecto, "A quemarropa" ("Point Blank", John Boorman, 1967), es un film de su tiempo. El clima contestatario que se vivía en aquel momento en Estados Unidos, se extrapoló ,como no podía ser de otra manera, a la naturaleza de los nuevos films que aparecían. La crisis de los grandes estudios, el asentamiento de la televisión, así como la necesidad de evolución genérica, dieron una mayor libertad creativa tanto a directores como a guionistas. Al mismo tiempo, se hizo cada vez más palpable la influencia del cine europeo que, con sus marcados aires renovadores, se convirtió en un referente para toda la industria cinematográfica.
De este modo, una nueva generación de creadores fueron tentados desde Hollywood, que padecía de la rigidez de tiempos más gloriosos. El cambio necesitaba de todo el potencial de directores europeos como Peter Yates, Roman Polanski, Milos Forman, Karel Reisz o John Boorman. Ellos fueron algunos de los realizadores que desembarcaron en la meca del cine, en medio de un convulso panorama internacional.
Con la Guerra Fría como telón de fondo, la Guerra del Vietnam y la inminente desaparición de los preceptos de censura que habían imperado hasta el momento, la violencia se abrió paso en el cine a golpe de fotograma. De ello se nutre "A quemarropa", que muestra la agresividad de una nueva versión del sector criminal, con unos renovados personajes que recuerdan más a unos ejecutivos que velan por los intereses de sus corporaciones, en este caso, de la esquiva "organización".
El film noir, como vía expresiva y de estilización visual, fue uno de los géneros que experimentó una mayor transformación durante esta época. Si bien se considera, estrictamente, a "Sed de mal" ("Touch of Evil", Orson Welles, 1958) como la última película de cine negro, muchas de sus características esenciales fueron transformándose y adaptándose a una nueva estética y a una evidente tendencia iconoclasta por parte de los cineastas del momento. Este film de John Boorman, junto con "Bullit" ("Bullitt", Peter Yates, 1968) posteriormente o, de modo más evidente, "Código del hampa" ("The Killers", Don Siegel, 1964), son claros e ineludibles referentes de esta evolución. El neo-noir, que entronca también con el thriller, fue el término con el que se clasificaron estas películas y que sirvió para encumbrar un estilo que, periódicamente, vuelve a aplicarse.
Durante el rodaje en Inglaterra de "Doce del patíbulo" ("The Dirty Dozen", Robert Aldrich, 1967), Lee Marvin entró en contacto con John Boorman, entonces un director británico en ciernes. Éste había trabajado previamente para la BBC y había realizado la película "Catch Us If You Can" (id, John Boorman, 1965) al servicio del grupo pop The Dave Clark Five, en un intento de emular el éxito de "¡Qué noche la de aquel día!" ("A Hard Day"s Night", Richard Lester, 1964). Este realizador llegó a Hollywood, pues, con todo el poso de las vanguardias, auténtica revolución a nivel pictórico, musical y literario. En el cine era la francesa Nouvelle vague, la que encabezaba esta renovación. Su huella en "A quemarropa" es manifiesta, para un film que se observa, con el paso del tiempo, como un experimento o ejercicio estilístico, en el que la historia es justamente un vehículo y no una finalidad.
La cinta toma como base la novela The Hunter escrita por Donald E. Westlake, cuyo pseudónimo fue Richard Stark. Ésta fue la excusa para que Marvin y Boorman pudieran colaborar, algo que mutuamente deseaban y en lo que ambos pusieron mucho empeño. Su trama gira entorno a Walker, al que da vida Lee Marvin, un individuo que busca venganza después de ser traicionado por su entonces amigo y su mujer. La interpretación de Marvin en esta cinta, supone un acto total de deshumanización. Cuál autómata, ejecuta su particular vendetta desprovisto de expresión, como sucede también con el resto de personajes que representan los arquetipos más reconocibles del género del que toman forma. Destacan Angie Dickinson, con quien Marvin ya coincidió en "Código del hampa", así como John Vernon, Carroll O"Connor y Keenan Wynn, como sus principales antagonistas.
Un inicio delirante repleto de continuos y oníricos flashbacks, marca el desarrollo circular de una trama que empieza donde termina, en Alcatraz. Ésta fue la primera película que se rodó dicha prisión, después de su cierre definitivo como centro penitenciario en 1963. El ritmo del frenético montaje inicial, obra del veterano Henry Berman, va pausándose a medida que se manifiesta la futilidad de la venganza del protagonista. No en vano, el personaje de Lee Marvin es el que lleva a la muerte a aquéllos que persigue, pero en ningún caso, irónicamente, es él quien la consuma.
El sexo y el erotismo, por otro lado, también son representados con brusquedad y desapego. Existe un triángulo de relaciones, en más de un sentido. En estas escenas, el ritmo es entrecortado, interrumpido, frustrado. La pistola se convierte en una buscada analogía, como otra forma más de expresión de la violencia que impera en la película.
Los verdaderos personajes son el color y el sonido, en una cinta que persigue claramente el efectismo. El primero está presente no sólo en el entorno y en la iluminación, sino en el vestuario de los protagonistas, que parecen adaptarse a cada escenario, a cada situación. El desarrollo del argumento es también un desarrollo del cromatismo. Su valor sensorial aporta mucho más a la trama que los propios diálogos. Los verdes y los grises al principio, las tonalidades ocres más sensuales con la aparición de Angie Dickinson, pasando por el rojo del apartamento de Mal Reese ,interpretado por John Vernon, como preludio de la violencia que le sobreviene al personaje. Estas transiciones no sólo afectan al espacio sino también al propio Walker, que modifica su vestuario a medida que avanza su periplo.
El uso del sonido, concebido también como elemento transgresor y de ruptura con su utilización clásica, supone una alteración constante del ritmo de la película. El sonido ambiente es repetitivo, estridente y crispado, así como la actuación musical del film en la que el intérprete no canta, más bien chilla. La banda sonora fue obra de Johnny Mandel y es uno de los recursos más singulares de "A quemarropa". Todo ello confiere a la cinta una atmósfera de convulsión, de Fuente Artículo

Información: Argo, la cortina de humo - 26/10/2012 5:24:27

" El estreno de "Argo" (2012) marca el comienzo de esa etapa del año en la que se van a ir estrenando las grandes candidatas a figurar entre las nominadas de los próximos Oscar, donde hasta hace bien poco muchos hubieran pensado que una película protagonizada por Ben Affleck jamás tendría opción alguna. Y es que, si recordáis, Affleck era poco menos que el hazmerreir de Hollywood durante los primeros años de la pasada década, pareciendo además que su carrera iba camino de la autodestrucción. Sin embargo, decidió dar el salto a la dirección con "Adiós pequeña, adiós" (Gone baby gone, 2007), los cuales refrendó años después con "The Town (Ciudad de Ladrones)" (2010), pero ha sido con "Argo" cuando ha conseguido el mayor apoyo crítico de su aún incipiente carrera como realizador. Además, los espectadores americanos también están encantados con la que ya podemos calificar como una de las películas del año, aunque luego se dé la curiosa paradoja de que ni siquiera sea el mejor estreno del mes, honor reservado para la estupenda "Looper" (Rian Johnson, 2012).
La madurez de Affleck en la dirección
Una de las claves para entender el éxito de "Argo" en todos los frentes es que Affleck no cae en el error de optar por el típico academicismo para abordar una historia son suficiente interés en sí misma. No pocos hubieran apostado por una aproximación puramente dramática a una historia real que trae inmediatamente a la memoria la reivindicable "La Cortina de Humo" (Wag the dog, Barry Levinson, 1997), donde el humor era la tónica dominante hasta que se producía un giro dramático final que no terminaba de encajar del todo bien con el tono del resto de película. Eso no sucede en "Argo", donde Affleck sabe cómo usar el guión de Chris Terrio para, manteniendo siempre en perspectiva el dramatismo del hecho real del que parte, jugar con los géneros que mejor se amolden a cada situación para que la película funcione al mismo tiempo como propuesta de corte artístico y singular entretenimiento para todo tipo de público.
El primer gran acierto es la breve introducción al clima político de Irán previo al ataque a la embajada americana en Teherán. Con una sencillez inusitada se nos introduce en la acción evitando demonizar a la masa enfurecida a las puertas de la embajada, un punto clave para no desvirtuar la historia que nos cuentan, ya que los iraníes tienen todo el derecho del mundo a reaccionar así ante todo lo que proceda de Estados Unidos. A partir de ahí, Affleck juega con las posibilidades de la historia para jugar con diferentes géneros y así no saturar al espectador con la trágica situación que nos cuenta. Es por ello que la aparición de la comedia no es una concesión, sino la única opción realmente válida para la película inexistente que su personaje ha de sacar adelante (y también para valorar el resto de delirantes propuestas para sacarlos de Irán), siendo la combinación de drama y (mucho) thriller lo que controla "Argo" durante su tramo final.
Sin embargo, sería injusto olvidar el acertado toque visual que tiene "Argo" gracias al tremendo esfuerzo de Rodrigo Prieto para dotar a cada realidad de la película de un tono visual característico, ya que hay sutiles diferencias entre las escenas en la CIA (más pulcro, colando perfectamente como algo mucho más actual), Hollywood (donde su busca que se note lo máximo posible el año en el que se ambienta la acción) e Irán (con más grano y buscando un mayor realismo). Affleck no tuvo problemas en permitir a Prieto probar todas las técnicas disponibles en el mercado para que "Argo" realmente parezca una película de la época en la que se ambienta la acción, algo que ya se marca de entrada al utilizar el logo de Warner durante buena parte de los años 70 y parte de los 80, pero acordándose de que no tenía que ser algo meramente anecdótico, un error en el que sí han caído otras muchas producciones. Aquí entraría también una mención a la acertada recreación física de todos los implicados con respecto al original real, algo que se recuerda abiertamente al espectador durante los títulos de créditos finales.
El Ben Affleck actor
La presencia del propio Affleck encabezando el reparto era uno de los aspectos que más dudas despertaban, ya que nunca ha sido conocido por ser un crack en ese apartado. El precedente de "The Town (Ciudad de Ladrones)" también jugaba en su contra, pues allí, aunque más que digno en su actuación, sus vergüenzas quedaban al descubierto ante el notable trabajo de Jeremy Renner, quien compartía la mayor parte de sus escenas con Affleck. Eso es algo que no sucede en "Argo", sobre todo porque no hay ningún otro personaje que pueda hacerle sombra, y es que Affleck es el protagonista absoluto de la función, siendo el resto complementos necesarios, consiguiendo el pequeño milagro de que no solo no dejen esa sensación mientras vemos la película, sino que se logra equilibrarlo todo tan bien que ninguno de ellos realmente necesita aparecer más.
Conviene desterrar los miedos hacia Affleck, ya que no se ha limitado a usar el método interpretativo de dejarse crecer la barba y tener un aspecto algo más desaliñado de lo habitual. Y es que Affleck siempre ha demostrado ser más convincente cuando tiene que dar vida a alguien seguro de sí mismo que en los momentos en los que ha de mostrar fragilidad emocional, el gran debe de su faceta como actor (y uno de los principales fallos de su anterior trabajo tras las cámaras) que apenas tiene presencia en "Argo", donde resuelve con especial fortuna todo lo relacionado con la creación de la película que ha de servir como tapadera para sacar de Irán a los seis americanos escondidos en la embajada americana. Una vez allí, parece que el propio Affleck es consciente de sus limitaciones, por lo que decide apostar abiertamente por el thriller, imprimiendo una creciente tensión al relato para que los personajes no tengan más que reaccionar con relativa sencillez y sin grandes monólogos o excesos dramáticos a los escollos que van encontrándose.
La dominancia de Affleck y el limitado peso específico del resto del reparto no significa que no haya nada más reseñable en este apartado, donde destaca con luz propia Alan Arkin como el productor hollywoodiense que acepta apoyar la tapadera. Él es la fuente de casi todo el humor de la función, siendo especialmente memorable el juego de palabras que establece con el título de la misma. El resto del reparto cumple bien su cometido, pero siempre dentro de una necesaria contención para no romper el equilibrio al que aludía con anterioridad, no tanto para que Affleck brille más como para que el conjunto sea más sólido.
En definitiva, "Argo" es el prototipo de muy buena película oscarizable, ya que no se limita a una exposición académica de una singular historia real, sino que aborda con descaro todas sus posibilidades, desde el drama más evidente hasta el thriller, sin por ello obviar las posibilidades cómicas del disparatado plan para salvar a los refugiados americanos. Además, Affleck nos ofrece una actuación suficientemente convincente para que no pensemos en él como el punto débil de la función, algo que muchos seguramente diesen por sentado de antemano. No es perfecta, pero sí una película con la que uno acaba pensando que su tiempo ha estado bien utilizado.
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Que opina? Jack Reacher, tráiler final y cartel definitivo del thriller de acción con Tom Cruise - 18/10/2012 1:14:31

" No abundan en Hollywood las propuestas realmente singulares como "Looper" (Rian Johnson, 2012), por lo que a veces hay que conformarse con que no sean remakes, secuelas o spin-offs, y eso es algo que sí cumple "Jack Reacher" (Christopher McQuarrie, 2012), la nueva película con Tom Cruise de la que ahora podemos ver su tráiler final y cartel definitivo. Allá por julio pudimos ver un esperanzador teaser tráiler de esta adaptación del best seller "One Shot", obra de Lee Child, pero este nuevo avance ya nos aclara que estamos ante una película a tener en cuenta. Eso sí, deberían empezar a desterrar el dedicar todo el póster de una película a su protagonista, una práctica de la que nunca he sido muy fan.
"Jack Reacher" nos contará la historia de cómo un hombre es detenido por matar con seis disparos a cinco personas en un tiroteo, pero en el interrogatorio se resiste a decir prácticamente nada. Su única petición es conseguir la ayuda de Jack Reacher, un antiguo policía militar reconvertido en vagabundo y que trabaja por su cuenta y sólo cuando le da la gana hacerlo. Ésta es una de esas veces, teniendo que enfrentarse a un temible enemigo con una gran capacidad para el uso de la violencia y un terrible secreto que preservar. No es que la premisa suene a la octava maravilla del mundo, pero en el avance uno ya percibe que no va a ser la típica cinta de acción con Tom Cruise, ya que aquí ha de ponerse en la piel de un tipo duro en lugar de los héroes más o menos improbables a los que nos tiene acostumbrados. ¿Dará la talla? Tengo mis dudas.
Una de las cosas más llamativas de "Jack Reacher" es que cuenta con la presencia del cineasta Werner Herzog para dar vida al gran villano de la función, algo que seguro que activa el interés de unos cuantos por la misma. Además, también podremos ver en la película a otras caras conocidas como las de Robert Duvall, Rosamund Pike (antigua chica Bond), Richard Jenkins y David Oyelowo. Al frente de la misma encontramos a Christopher McQuarrie, principalmente conocido por ser el autor del guión de la estupenda "Sospechosos Habituales" (The Usual Suspects, Bryan Singer, 1995), habiendo colaborado ya con anterioridad con Tom Cruise en "Valkiria" (Valkyrie, Bryan Singer, 2008). Hasta la fecha tan sólo había dirigido una película, "Secuestro Infernal" (The Way of the Gun, 2000), siendo "Jack Reacher" su gran oportunidad en este terreno. El estreno está fijado para el próximo 21 de Diciembre en Estados Unidos, mientras que a los cines españoles llegará el 11 de enero de 2013.
Vía | Collider
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