Que opina usted? Un lugar donde refugiarse, ridículo romance de saldo - 04/05/2013 2:37:14
" Resulta muy complicado encontrar una película que haga uso de una narrativa convencional y no otorgue cierta importancia en la trama a ese sentimiento tan universal que es el amor. Como es lógico, ha habido acercamientos brillantes y complementarios a lo largo de la historia del cine mi compañero Alberto está haciendo un imprescindible repaso a 32 películas que en su opinión lo describen a la perfección, pero también muchos intentos de sacar el dinero a los cinéfilos recurriendo a todo tipo de prostitución emocional para intentar forzar algún tipo de empatía entre los sentimientos del espectador y los de los protagonista de la función.El subgénero de la comedia romántica es el que más ha abusado en los últimos tiempos de la confianza del espectador al crear una imagen tan deformada e imposible de alcanzar del amor que solamente podías reaccionar con indignación ante lo que se está contando o pena ante la imposibilidad de que la vida real sea tan maravillosa como las películas. Eso también ha acabado trasladándose a las producciones en la que lo romántico domina al resto de elementos, algo muy habitual en las adaptaciones cinematográficas de las novelas de Nicholas Sparks, donde, eso hay que reconocérselo, no se recurre a un humor de dudosa valía para intentar hacer más digerible la historia. Por desgracia, eso no quiere decir que las cintas avaladas por su prosa sean especialmente solventes, pero sí que suelen contar con un nivel más estimable que el mostrado por la lamentable "Un lugar donde refugiarse" ("Safe Haven", Lasse Hallström, 2013).
Un sucedáneo barato del amor
Una de las claves de las adaptaciones de las novelas de Nicholas Sparks es la tendencia a medida que avanza la trama a echar mano de unos excesos dramáticos que rara vez hacen algún bien al resultado final. Este punto es particularmente conflictivo en el caso de "Un lugar donde refugiarse", ya que los guionistas Leslie Bohem "Un pueblo llamado Dante"s Peak" ("Dante"s Peak", Roger Donaldosn, 1997) y Dana Stevens ,"City of Angels" (id, Brad Silberling, 1998) no tienen problema en hacer todo lo posible por engañar al espectador en aras de un happy ending que trasciende los límites habituales para acabar dejando con cara de tonto al espectador ante lo que se nos quiere hacer creer.
Cualquiera que pretenda sentarse a ver una película como "Un lugar donde refugiarse" es consciente de los límites que ésta va a autoimponerse a sí misma: Chico conoce chica, flirtean, salen juntos, surge algún problema que los distancia hasta el punto en el que podrían dejar de ser pareja, pero todo acaba resolviéndose para satisfacción de aquellas espectadoras puede pecar de sexismo al hacer esa distinción, pero creo que es lo dominante en estos casos que simplemente quieren saciar al monstruo interior que les crea la necesidad de consumir este tipo de cine. No suelen tener interés en lo artístico, pero cumplen una función de una forma relativamente respetable y no queda otra que aceptarlo, pero la cinta dirigida por Lasse Hallström se excede tomándose una serie de libertades que acaban aniquilando cualquier atisbo de credibilidad que pudiera haber en la ficticia relación entre Julianne Hough y Josh Duhamel.
Nada se salva
Es muy triste ver cómo Lasse Hallström ha renunciado en los últimos años a ese toque singular que hacía que películas como "Las normas de la casa de la sidra" ("The Cider House Rules", 1999) o "Chocolat" (id, 2000) tuviesen un encanto especial y muy diferente en ambos casos, siendo su presencia tras las cámaras una de las claves para encontrar el tono adecuado para narrar la historia. Ya durante la década pasada hubo claros altibajos, pero eso no impidió que sacara adelante producciones tan estimables como "La gran estafa" ("The Hoax", 2006) o "Siempre a tu lado" ("Hachiko", 2009). Ni siquiera fui capaz de ver más de diez minutos de "Querido John" ("Dear John", 2010) y aún así me temo que seguramente Hallström hiciese mejor su trabajo en ese primer acercamiento suyo a la literatura de Nicholas Sparks que en el que ahora nos ocupa.
La recreación en la belleza paisajística y la composición de varias escenas para que parezca una postal musical sobre la felicidad en lugar de parte de un todo con un mínimo de ambición. Hallström sucumbe a los tópicos de este tipo de producciones y muestra una gran desgana cuando toca centrarse en los toques de thriller de la historia, limitándose entonces a dejar que David Lyons ponga cara de mala persona. Eso produce un grave desequilibrio que solamente consigue que "Un lugar donde refugiarse" sea aún más lamentable cuando el thriller especialmente patéticos los intentos iniciales de crear suspense ha de confluir con la parte romántica. Hallström, que se había limitado hasta entonces a poner la cámara para que todo pareciera bonito y nada más, reniega de la necesidad vital de la película de un mayor arrojo por su parte, ya que confía en que la ambientación nocturna sea suficiente para salvar la papeleta.
Cuando hace unos años seguía la televisiva "Las Vegas" (2003-2008), creía que Josh Duhamel estaba destinado a dar el salto a la gran pantalla, ya que mezclaba una destacable presencia física con ese puntito de carisma necesario para dar rienda suelta a su faceta más canalla o sentimental, pero empiezo a creer que está condenado a ser un mediocre que lidere producciones románticas de escaso interés o sea un secundario anodino en los blockbusters. En "Un lugar donde refugiarse" fracasa estrepitosamente al querer ganarse la simpatía del espectador dando vida a un viudo con un par de hijos a su cargo que quiere rehacer su vida. Sin embargo, peor aún es lo de Julianne Hough, cuya única credencial es lo que podéis ver en la imagen que está justo debajo de este párrafo, algo que dudo mucho que sea suficiente para protagonizar una película que no esté encaminada a un público más adulto.
Ya es suficientemente malo el resultar insípido a la hora de mostrar el surgimiento y desarrollo de una historia de amor improbable como la que aquí se cuenta como para encima ofrecer un cóctel de géneros en el que ninguno de ellos tan siquiera alcance un nivel digno de ser considerado como mediocre. Y lo peor de todo es cuando confluyen para ofrecernos un tramo final tan disparatado que tomárselo a risa es la única opción sana que uno puede tomar si no quiere acabar cabreado tras su visionado. Hasta "La saga Crepúsculo: Amanecer. Parte 2" ("The Twilight Saga: Breaking Dawn. Part II", Bill Condon, 2012) y sus predecesoras son más respetables que este ridículo bodrio conocido como "Un lugar donde refugiarse".
Otra crítica en Blogdecine: "Un lugar donde refugiarse", un cine del que huir
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Es Noticia, Critica de la pelicula Siete psicópatas - 02/03/2013 19:00:00
"Definitivamente, la profesión de autor o director teatral parece conferir a los que la ejercen cierta capacidad, no sé si procedente de su principal ocupación, para saltar con solvencia a la dirección cinematográfica. No hay que irse a los tiempos de Orson Welles, sino que mucho más recientemente hemos tenido casos tan notables como el de Sam Mendes, que pasó de montar Shakespeare en los escenarios a dirigir en cine Skyfall, uno de los capítulos de la franquicia más longeva de la Historia del cine (007, of course), aunque entre medias tuvo tiempo para hacer dos obras de arte, American Beauty y, sobre todo, Camino a la perdición.Pues con este Martin McDonagh pasa tres cuartos de lo mismo. Exquisito autor teatral en su país de origen, Reino Unido, habiendo conseguido varios y prestigiosos premios, se ha interesado por el cine desde hace unos años y ya nos sorprendió gratamente con Escondidos en Brujas, su opera prima en cine, donde jugaba a placer con temas propios del thriller, pero también de la comedia negra. Ahora da un paso más y firma casi una obra maestra con este delicioso, desconcertante y sorprendente Siete psicópatas, rara ya hasta en el título, donde juega habilidosamente con hasta tres planos distintos: la (supuesta) realidad que acontece, la escritura de un guión sobre lo que sucede, y la película ya filmada sobre esa realidad y ese guión. Los tres planos se yuxtaponen con naturalidad, siguiéndose en todo momento con complacencia y sin dificultad alguna, en una suerte de thriller en clave de comedia negra a ratos muy divertido en sus extravagantes planteamientos y siempre sorprendiendo con sus giros de guión, tan astutos como bien trenzados.
Siete psicópatas se convierte, entonces, en un excelente divertimento que no rehúsa tocar temas trascendentes como la vida y, sobre todo, la muerte (esa que acecha constantemente a todos los personajes del filme: para eso hay siete psicópatas sueltos…), la prioridad de los sentimientos, la escala de valores del ser humano, la redención, la venganza, la culpa: todo un caleidoscopio de temas del Hombre, que sin embargo están dados con una sencillez, una naturalidad y una facilidad que en absoluto parece tenga la trascendencia que realmente tienen.
Se ha dicho que Martin McDonagh ha jugado con los estereotipos tarantinianos, y no les falta razón, aunque ciertamente su juego no es un remedo sino una recreación, una reescritura de los temas del "enfant terrible" (vale, "terrible child", ya que estamos en USA), jugando con sus arquetipos para desvelar nuevas perspectivas.
Con una impactante primera escena, con un plano secuencia de imprevista (o no) resolución, McDonagh ya marca alguna de sus prioridades, como es el inteligente uso de los recursos cinematográficos (en este caso la profundidad de campo, que utilizará más tarde también de forma espléndida), frente a los que podrían creer que, al venir del campo del teatro, su filmación sería encorsetada, academicista, ajustada a las tres paredes del teatro. Pues no: el dramaturgo inglés confirma que el talento es polimorfo, que cuando es auténtico no tiene porqué enfajarse en clichés de un determinado arte o manifestación artística.
Siete psicópatas roza la perfección en su guión, en su filmación, en su interpretación. Quizá no sea la obra maestra que podría haber sido por algún desmayo en el ritmo, por lo demás perfectamente disculpable en una historia con tantos recovecos, con tantos volantazos, con tantas líneas argumentales, aunque todas confluyan en la misma trama. En cuanto a los actores (digo bien, actores, porque el papel de las actrices es prácticamente irrelevante, como los propios protagonistas se encargan de comentar en cierto momento del filme), todos están muy bien, desde un Colin Farrell que esconde un cómico que quizá el mismo desconoce, y que en estos casos está mejor que en sus papeles dramáticos, donde siempre parece demasiado doliente, hasta un Sam Rockwell, nuestro patoso favorito del cine indie, aquí en un papel bombón pero de difícil domesticación, que él saca adelante con un desparpajo asombroso. Los secundarios, sencillamente perfectos, desde ese Christopher Walken que desde El cazador no ha dejado de darnos personajes inquietantes, hasta el rostro hierático, fúnebre, de Harry Dean Stanton, que tan bien cuadra al psicópata cuáquero (sí, parecen términos antónimos, ¿no?), y Woody Harrelson, del que tengo dicho que le dan papeles de villano cuando no parece capaz de matar una mosca, pero que cuando ese personaje de malo, como en este caso, combina a manos llenas el sadismo y el humor negro colindante con la autoparodia, le sale redondo.
Tenemos una nueva estrella en el cine con intención, Martin McDonagh. Hay fundadas esperanzas de que nos dé nuevas muestras de este talento inclasificable; ojalá que Hollywood no le fagocite en productos mediocres, como tantas veces ocurre (crucemos los dedos…)
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Información: Críticas a la carta | A quemarropa, de John Boorman - 23/02/2013 8:51:50
" La década de los sesenta fue, para el cine, una época de transición, de relevo generacional y de búsqueda de nuevas potencialidades narrativas y técnicas. En ese aspecto, "A quemarropa" ("Point Blank", John Boorman, 1967), es un film de su tiempo. El clima contestatario que se vivía en aquel momento en Estados Unidos, se extrapoló ,como no podía ser de otra manera, a la naturaleza de los nuevos films que aparecían. La crisis de los grandes estudios, el asentamiento de la televisión, así como la necesidad de evolución genérica, dieron una mayor libertad creativa tanto a directores como a guionistas. Al mismo tiempo, se hizo cada vez más palpable la influencia del cine europeo que, con sus marcados aires renovadores, se convirtió en un referente para toda la industria cinematográfica.De este modo, una nueva generación de creadores fueron tentados desde Hollywood, que padecía de la rigidez de tiempos más gloriosos. El cambio necesitaba de todo el potencial de directores europeos como Peter Yates, Roman Polanski, Milos Forman, Karel Reisz o John Boorman. Ellos fueron algunos de los realizadores que desembarcaron en la meca del cine, en medio de un convulso panorama internacional.
Con la Guerra Fría como telón de fondo, la Guerra del Vietnam y la inminente desaparición de los preceptos de censura que habían imperado hasta el momento, la violencia se abrió paso en el cine a golpe de fotograma. De ello se nutre "A quemarropa", que muestra la agresividad de una nueva versión del sector criminal, con unos renovados personajes que recuerdan más a unos ejecutivos que velan por los intereses de sus corporaciones, en este caso, de la esquiva "organización".
El film noir, como vía expresiva y de estilización visual, fue uno de los géneros que experimentó una mayor transformación durante esta época. Si bien se considera, estrictamente, a "Sed de mal" ("Touch of Evil", Orson Welles, 1958) como la última película de cine negro, muchas de sus características esenciales fueron transformándose y adaptándose a una nueva estética y a una evidente tendencia iconoclasta por parte de los cineastas del momento. Este film de John Boorman, junto con "Bullit" ("Bullitt", Peter Yates, 1968) posteriormente o, de modo más evidente, "Código del hampa" ("The Killers", Don Siegel, 1964), son claros e ineludibles referentes de esta evolución. El neo-noir, que entronca también con el thriller, fue el término con el que se clasificaron estas películas y que sirvió para encumbrar un estilo que, periódicamente, vuelve a aplicarse.
Durante el rodaje en Inglaterra de "Doce del patíbulo" ("The Dirty Dozen", Robert Aldrich, 1967), Lee Marvin entró en contacto con John Boorman, entonces un director británico en ciernes. Éste había trabajado previamente para la BBC y había realizado la película "Catch Us If You Can" (id, John Boorman, 1965) al servicio del grupo pop The Dave Clark Five, en un intento de emular el éxito de "¡Qué noche la de aquel día!" ("A Hard Day"s Night", Richard Lester, 1964). Este realizador llegó a Hollywood, pues, con todo el poso de las vanguardias, auténtica revolución a nivel pictórico, musical y literario. En el cine era la francesa Nouvelle vague, la que encabezaba esta renovación. Su huella en "A quemarropa" es manifiesta, para un film que se observa, con el paso del tiempo, como un experimento o ejercicio estilístico, en el que la historia es justamente un vehículo y no una finalidad.
La cinta toma como base la novela The Hunter escrita por Donald E. Westlake, cuyo pseudónimo fue Richard Stark. Ésta fue la excusa para que Marvin y Boorman pudieran colaborar, algo que mutuamente deseaban y en lo que ambos pusieron mucho empeño. Su trama gira entorno a Walker, al que da vida Lee Marvin, un individuo que busca venganza después de ser traicionado por su entonces amigo y su mujer. La interpretación de Marvin en esta cinta, supone un acto total de deshumanización. Cuál autómata, ejecuta su particular vendetta desprovisto de expresión, como sucede también con el resto de personajes que representan los arquetipos más reconocibles del género del que toman forma. Destacan Angie Dickinson, con quien Marvin ya coincidió en "Código del hampa", así como John Vernon, Carroll O"Connor y Keenan Wynn, como sus principales antagonistas.
Un inicio delirante repleto de continuos y oníricos flashbacks, marca el desarrollo circular de una trama que empieza donde termina, en Alcatraz. Ésta fue la primera película que se rodó dicha prisión, después de su cierre definitivo como centro penitenciario en 1963. El ritmo del frenético montaje inicial, obra del veterano Henry Berman, va pausándose a medida que se manifiesta la futilidad de la venganza del protagonista. No en vano, el personaje de Lee Marvin es el que lleva a la muerte a aquéllos que persigue, pero en ningún caso, irónicamente, es él quien la consuma.
El sexo y el erotismo, por otro lado, también son representados con brusquedad y desapego. Existe un triángulo de relaciones, en más de un sentido. En estas escenas, el ritmo es entrecortado, interrumpido, frustrado. La pistola se convierte en una buscada analogía, como otra forma más de expresión de la violencia que impera en la película.
Los verdaderos personajes son el color y el sonido, en una cinta que persigue claramente el efectismo. El primero está presente no sólo en el entorno y en la iluminación, sino en el vestuario de los protagonistas, que parecen adaptarse a cada escenario, a cada situación. El desarrollo del argumento es también un desarrollo del cromatismo. Su valor sensorial aporta mucho más a la trama que los propios diálogos. Los verdes y los grises al principio, las tonalidades ocres más sensuales con la aparición de Angie Dickinson, pasando por el rojo del apartamento de Mal Reese ,interpretado por John Vernon, como preludio de la violencia que le sobreviene al personaje. Estas transiciones no sólo afectan al espacio sino también al propio Walker, que modifica su vestuario a medida que avanza su periplo.
El uso del sonido, concebido también como elemento transgresor y de ruptura con su utilización clásica, supone una alteración constante del ritmo de la película. El sonido ambiente es repetitivo, estridente y crispado, así como la actuación musical del film en la que el intérprete no canta, más bien chilla. La banda sonora fue obra de Johnny Mandel y es uno de los recursos más singulares de "A quemarropa". Todo ello confiere a la cinta una atmósfera de convulsión, de Fuente Artículo
Es Noticia, Jack Reacher, Tom Cruise reparte justicia - 23/01/2013 12:53:52
" "Jack Reacher" (Christopher McQuarrie, 2012) pertenece a la cada vez más rara especie de dignos entretenimientos que dan lo que cabe esperar de ellos, y un poco más. Ahí tenéis el póster; además de dejar claro que Tom Cruise es el protagonista, incluye todos los ingredientes que atraen a los fans del cine de acción: peleas, tiroteos, persecuciones y chicas guapas.Pero "Jack Reacher" no es el típico producto de acción que se limita a cumplir con las mínimas expectativas del público menos exigente, satisfecho con ver golpes y disparos (y un poco de sexo) mientras se da un atracón de palomitas. Es un film cuidado, con gusto, que destaca por una puesta en escena poco habitual en estos tiempos McQuarrie toma como referente el thriller crudo de los años 70 y aspira a convertirse en el comienzo de una nueva franquicia cinematográfica. Sin embargo, los resultados de taquilla en EE.UU. están por debajo de lo que esperaban en Paramount, que al parecer no va a dar luz verde a más entregas. Al menos de momento y con Cruise en el papel principal.
No es que el actor lo haga mal, al contrario, vuelve a cumplir de manera impecable es de las estrellas más competentes de las últimas décadas y un intérprete infravalorado, pero si este film no ha sido el éxito que se esperaba tendrán que buscar un nuevo rostro para Jack Reacher, el popular personaje literario creado por el escritor Lee Child seudónimo de Jim Grant, al que podemos ver en la imagen de arriba interpretando a un policía. Ya hubo cierta controversia cuando se anunció el fichaje de Cruise porque los fans de las novelas consideraban que el físico del protagonista de "Misión: Imposible" no tenía nada que ver con el de Reacher (dos metros de altura y más de cien kilos de peso). Child respondió que eso era un detalle irrelevante y seguro que tiene razón, pero entiendo la queja de sus lectores.
Porque si uno ha estado siguiendo las aventuras de un personaje se ha acostumbrado a una imagen concreta y cuesta aceptar un cambio tan drástico. Además, es Tom Cruise. Supongo que al verle en pantalla seguirán viendo al actor, no a Jack Reacher. Pero como digo, él está bien, hace creíble a este tipo duro, es un papel que le gusta interpretar y se siente cómodo, además McQuarrie se preocupa de que en pantalla parezca más alto de lo que es realmente. Quizá por respeto a los fans o por coherencia con la historia, aunque quizá se hubiera hecho en cualquier caso, no suele gustar que los protagonistas sean más bajos que las actrices a las que besan. Precisamente el personaje femenino es uno de los puntos débiles de la película, culpa del guion y de la interpretación de Rosamund Pike, que nunca consigue dotar de credibilidad a la atractiva, brillante, sensible y enamoradiza abogada en peligro.
McQuarrie traslada a la gran pantalla la trama de "Un disparo" ("One Shot", 2005), el noveno título en el que Child involucra a Jack Reacher presentado en "Killing Floor" (1997). Es un investigador militar retirado, solitario, parco en palabras, chapado a la antigua y con su propio código moral. Viaja en autobús, no usa teléfono móvil, carece de residencia fija, nunca recoge el dinero de su jubilación en el mismo sitio y la ropa que usa es la única que posee. Y si se cruza con un tipo que trata mal a una mujer, lo machaca a golpes. Por el tono de la narración y el claro homenaje/plagio a "Harry el sucio" ("Dirty Harry", Don Siegel, 1971), no pude evitar pensar que Jack Reacher habría sido un papel ideal para Clint Eastwood, aunque no sé si éste habría dejado pasar la oportunidad que se presenta en el motel buen detalle el de la letrada pidiendo a Reacher que se ponga una camisa.
La misión del protagonista es resolver un extraño asesinato múltiple, en apariencia resuelto fácilmente por la policía. Otro exmilitar, un francotirador, ha liquidado a cinco personas. Porque sí. Porque está loco y necesitaba matar. El caso parece cerrado, las pruebas son muy claras, pero Reacher huele a chamusquina y se lanza a buscar la verdad. El proceso engancha, le mantiene a uno en tensión, sin embargo la resolución no está a la altura de las expectativas y deja un sabor agridulce el plan que hay detrás del crimen es absurdo, excesivamente rebuscado. La película va de más a menos, tiene un arranque fabuloso, un nudo entretenido y un flojo desenlace, no solo por la decepcionante resolución del caso sino porque McQuarrie no está muy fino orquestando la definitiva ensalada de tiros le ocurrió lo mismo con su ópera prima, la simpática "Secuestro infernal" ("The Way of the Gun", 2000).
Las torpezas del último tramo resuenan en la memoria cuando uno se levanta de la butaca y abandona la sala pero no sería justo hundir el conjunto por una última media hora más o menos decepcionante. Eficaces diálogos, una investigación interesante con una secuencia formidable en la que se recrea el crimen desde el punto de vista de las víctimas, algunas escenas de acción muy bien filmadas durante la persecución en coche tenía la sensación de estar dentro del vehículo, algo que en los últimos años solo me ha ocurrido con "Drive" (Nicolas Winding Refn, 2011) y un eficaz reparto Richard Jenkins, David Oyelowo, Jai Courtney (hijo de John McClane en la última entrega de "Jungla de cristal"), Werner Herzog, Robert Duvall… elevan por encima de la media a esta divertida "Jack Reacher".
Mira por la ventana. Dime lo que ves. Ves las mismas cosas que ves todos los días. Bueno, imagina que nunca lo has visto. Imagina que has pasado toda tu vida en otras partes del mundo, y te han dicho que estás defendiendo la libertad. Finalmente decides que ya has tenido suficiente. Es hora de ver a qué has dedicado tu vida entera, todo. Tener parte de esa libertad para ti. Observa a la gente. Dime cuántos son libres. Libres de deudas. Ansiedad. Estrés. Miedo. Fracaso. Indignidad. Traición. ¿Cuántos desearían haber nacido sabiendo lo que saben ahora?
(Jack Reacher)
Otras críticas en Blogdecine:
"Jack Reacher", un héroe diferente
Todos queremos ser Jack Reacher
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Interesante, Críticas a la carta | Manhattan Sur de Michael Cimino - 09/10/2012 13:05:04
" Antes de empezar a hablar de "Manhattan Sur" ("Year of the Dragon, Michael Cimino, 1985) una advertencia sobre la edición de la misma en DVD en nuestro país: sencillamente lamentable. En cambio, la que podéis adquirir al otro lado del charco es simple y llanamente impecable, respetando el formato y adaptada a televisores 16:9 es realmente increíble que aún haya ediciones en DVD que no vengan adaptados para ese formato y con una muy buena calidad de imagen, no el estropicio de la edición española.Michael Cimino es uno de los realizadores más interesantes del cine estadounidense, surgido a principios de los 70, cuando Clint Eastwood le dio la oportunidad para dirigir "Un botín de 500.000 dólares" ("Thunderbolt & Lightfoot", 1974), para cuatro años más tarde tocar la cima con el éxito obtenido a raíz de "El cazador" ("The Deer Hunter", 1978), ganadora de varios Oscars que supusieron toda una garantía para que Cimino se enfrentase al proyecto por el que siempre será recordado para bien o para mal. "La puerta del cielo" ("Heaven"s Gate", 1980) fue el mayor fracaso económico de la historia del cine, llevando a la bancarrota a la United Artist y condenando a su director al olvido durante cinco años. Hasta que un día Dino de Laurentiis productor extraño donde los hubiera, ya que lo mismo financiaba una superproducción como un film de lo más cutre contactó con Cimino para ofrecerle dirigir la adaptación de una novela policíaca de Robert Daley.
(Spoilers) Daley había trabajado con Sidney Lumet en la estimulante "El príncipe de la ciudad" ("Prince of the City", 1981) y volvería a trabajar con él en la menos acertada "La noche cae sobre Manhattan" ("Night Falls on Manhattan", 1996), relatos duros y amargos que abarcan a su manera el tema de la corrupción policial como contexto de historias más personales y específicas. En "Manhattan Sur" tenemos triadas chinas, policías corruptos, asesinos a sueldo, jefes pasotas, y un policía, Stanley White nombre heredado de uno de los verdaderos policías que trabajaron como consultores en la filmación de la película cansado de que todo esté controlado por la mafia y que la policía mire hacia otro lado en el barrio de Chinatown.
Para dicho personaje Cimino tuvo la espectacular idea de contratar a un actor que por aquel entonces se encontraba en la ascensión de su carrera y que hoy no necesita presentación de ningún tipo: Mickey Rourke. White es probablemente, a juicio de quien esto firma, la mejor interpretación de toda la carrera de Rourke, antes de ir de estrella chulesca y egocéntrica y echar su trabajo a perder actualmente parece recuperado, con una serie de matices que apartan a White de la típica imagen del policía protagonista de tantos films, y entrando por derecho propio en la galería de los más recordados a la altura de los más grandes. Así, sin más. Resulta muy gratificante observar, 27 años después, como la interpretación de Rourke no ha perdido ni un ápice de su fuerza, al contrario.
Stanley White, policía racista hasta la médula, vehemente en sus discursos impresionante el que le da a sus hombres en formación delante de él, enemigo de la desidia a la que los representantes de las leyes están acostumbrados por vagancia pura y dura, inconformista e incluso aprovechado. Y con todo eso, absolutamente arrollador en su carisma, el cual traspasa completamente la pantalla logrando llamar nuestra atención, casi obligándonos a que nos caiga bien inmenso el instante que llora delante de Tracy (Ariane). Pero el personaje de Rourke no cae bien sólo por su magistral interpretación, también por lo bien escrito que está, algo que hay que atribuir al propio Cimino y a Oliver Stone, coautor del guión, quien ya había escrito el film de Lumet mencionado, y al que le faltaban sólo un año para ser encumbrado por cierta película sobre Vietnam.
Su personaje se enfrenta directamente con el interpretado por John Lone, Joey Tie, algo así como la otra cara de la moneda de White, un hombre que hará lo que sea por salirse con la suya y luchar por aquello en lo que cree. Uno dentro de la ley, con reservas, y el otro completamente fuera de ella, antagonistas en un mundo en el que no es fácil vivir y sólo el más fuerte o influyente sale a flote. Cimino va encarando poco a poco y con un marcado crescendo dramático a los dos personajes hasta llegar a un clímax antológico, un duelo nocturno que parece salido de un western en el que dos personajes rabiosos gritan y corren el uno hacia el otro mientras descargan sus pistolas intentando matarse. Una poderosa secuencia que es la guinda perfecta a un trabajo de puesta en escena soberbio.
Michael Cimino en estado de gracia absoluto ayudado por el entonces muy prometedor director de fotografía Alex Thomson, con un sentido de la épica rara vez visto en el mal llamado cine moderno, cuidando hasta el último detalle de todo cuanto sale en pantalla. Cabe citar al respecto todas esas secuencias llenas de gente, ya sea en una comisaría, en las calles de Chinatwon o en Tailandia. Pero los planos de Cimino no resultan ampulosos, no cargan ni están sobrecargados, para ello hace mover a los actores por el set con una cámara que haría las delicias de Michael Mann, siempre pegada al cogote de los actores en determinados momentos. Todo está en su sitio, nada falta o sobra, la vida que respiran los personajes de "Mahattan Sur" huele a verdad por los cuatro costados, y sólo queda algo desdibujada en ese extraño epílogo que concluye con un plano congelado del rostro de White.
Violenta, salvaje, visceral, sin concesiones, "Manhattan Sur" emerge como uno de los mejores títulos de una década tan confusa artísticamente como los ochenta, y a veces me da la impresión de que no se ha tratado con justicia un título que para un servidor supone una de las cumbres del thriller. Una lección de narración cinematográfica en el sentido literal de la expresión, con una banda sonora de David Mansfield que se mueve entre lo lírico y lo épico. Como la película.
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Es Noticia, The Canyons, primer tráiler y carteles del thriller con la estrella porno James Deen - 09/10/2012 10:19:41
" Nunca está de más echar un ojo entre las producciones indie para ver qué nos ofertan, ya que cada año suele aparecer alguna sorpresa que hasta llega a ser nominada a los Oscar. Sin embargo, el caso de "The Canyons" va a seguir la línea de intentar llamar la atención por el nombre de sus implicados, aunque lo que más nos interese ahora sea la aparición de su primer tráiler y de varios carteles de este thriller de corte sexual.Ya os comenté hace unos meses que la estrella porno James Deen iba a estar al frente del reparto de "The Canyons", una decisión cada vez menos inusual en Hollywood. Además, la película también consiguió hacerse con los servicios de la polémica Lindsay Lohan para dar vida a la protagonista. Si a ello le unimos la presencia del prestigioso Paul Schrader tras las cámaras y del popular novelista Brett Easton Ellis ("American Psycho") en el guión, lo que tenemos es una cinta con muchas posibilidades de conseguir cierto éxito, algo que, en mi opinión, ha conseguido reforzar este tráiler con un marcado look setentero que nos retrotrae a esas producciones grindhouse homenajeadas por Quentin Tarantino y Robert Rodriguez hace unos años.
El argumento de "The Canyons", del que poca cosa revela el avance, gira alrededor de un grupo de veinteañeros en Los Angeles intenta conseguir trabajo dentro de la industria cinematográfica. De entre todos ellos destaca Christian (James Deen), un productor muy del gusto de organizar tríos para saciar sus necesidades sexuales. Eso no impide que tenga una novia (Lindsay Lohan) que está dispuesta a dejar pasar las perversiones de su pareja a cambio de los lujos que obtiene por estar con él. Hay varios personajes más que orbitan alrededor de ellos, ya sea por su trabajo o por sus vicios personales, pero todo ello acabará desembocando en crueles juegos mentales y terribles arranques de violencia. Vamos, un combo de sexo y sangre para atraer a los espectadores más morbosos, mientras que el resto seguro que también echa un ojo a ver si acaba saliendo una buena película. El estreno de "The Canyons" está previsto que tenga lugar en una fecha aún no concretada de 2013, pero mi interés ya lo han conseguido, ¿y el vuestro?
PD: Uno de los grandes deseos de Brett Easton Ellis era encargarse del guión de la adaptación cinematográfica de "Cincuenta Sombras de Grey", no dudando en criticar hace unas horas a través de twitter a la persona finalmente elegida para la tarea.
Vía | The Playlist
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Consulte Información en Farandula El festival de Teatro Peruano y Los premios Tony En el 2005 la obra fue reestrenada
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