jueves, 9 de mayo de 2013

A quemarropa, de John Boorman y Terrence Malick elige las mejores películas de 2012

Noticia, Críticas a la carta | A quemarropa, de John Boorman - 23/02/2013 8:51:50

" La década de los sesenta fue, para el cine, una época de transición, de relevo generacional y de búsqueda de nuevas potencialidades narrativas y técnicas. En ese aspecto, "A quemarropa" ("Point Blank", John Boorman, 1967), es un film de su tiempo. El clima contestatario que se vivía en aquel momento en Estados Unidos, se extrapoló ,como no podía ser de otra manera, a la naturaleza de los nuevos films que aparecían. La crisis de los grandes estudios, el asentamiento de la televisión, así como la necesidad de evolución genérica, dieron una mayor libertad creativa tanto a directores como a guionistas. Al mismo tiempo, se hizo cada vez más palpable la influencia del cine europeo que, con sus marcados aires renovadores, se convirtió en un referente para toda la industria cinematográfica.
De este modo, una nueva generación de creadores fueron tentados desde Hollywood, que padecía de la rigidez de tiempos más gloriosos. El cambio necesitaba de todo el potencial de directores europeos como Peter Yates, Roman Polanski, Milos Forman, Karel Reisz o John Boorman. Ellos fueron algunos de los realizadores que desembarcaron en la meca del cine, en medio de un convulso panorama internacional.
Con la Guerra Fría como telón de fondo, la Guerra del Vietnam y la inminente desaparición de los preceptos de censura que habían imperado hasta el momento, la violencia se abrió paso en el cine a golpe de fotograma. De ello se nutre "A quemarropa", que muestra la agresividad de una nueva versión del sector criminal, con unos renovados personajes que recuerdan más a unos ejecutivos que velan por los intereses de sus corporaciones, en este caso, de la esquiva "organización".
El film noir, como vía expresiva y de estilización visual, fue uno de los géneros que experimentó una mayor transformación durante esta época. Si bien se considera, estrictamente, a "Sed de mal" ("Touch of Evil", Orson Welles, 1958) como la última película de cine negro, muchas de sus características esenciales fueron transformándose y adaptándose a una nueva estética y a una evidente tendencia iconoclasta por parte de los cineastas del momento. Este film de John Boorman, junto con "Bullit" ("Bullitt", Peter Yates, 1968) posteriormente o, de modo más evidente, "Código del hampa" ("The Killers", Don Siegel, 1964), son claros e ineludibles referentes de esta evolución. El neo-noir, que entronca también con el thriller, fue el término con el que se clasificaron estas películas y que sirvió para encumbrar un estilo que, periódicamente, vuelve a aplicarse.
Durante el rodaje en Inglaterra de "Doce del patíbulo" ("The Dirty Dozen", Robert Aldrich, 1967), Lee Marvin entró en contacto con John Boorman, entonces un director británico en ciernes. Éste había trabajado previamente para la BBC y había realizado la película "Catch Us If You Can" (id, John Boorman, 1965) al servicio del grupo pop The Dave Clark Five, en un intento de emular el éxito de "¡Qué noche la de aquel día!" ("A Hard Day"s Night", Richard Lester, 1964). Este realizador llegó a Hollywood, pues, con todo el poso de las vanguardias, auténtica revolución a nivel pictórico, musical y literario. En el cine era la francesa Nouvelle vague, la que encabezaba esta renovación. Su huella en "A quemarropa" es manifiesta, para un film que se observa, con el paso del tiempo, como un experimento o ejercicio estilístico, en el que la historia es justamente un vehículo y no una finalidad.
La cinta toma como base la novela The Hunter escrita por Donald E. Westlake, cuyo pseudónimo fue Richard Stark. Ésta fue la excusa para que Marvin y Boorman pudieran colaborar, algo que mutuamente deseaban y en lo que ambos pusieron mucho empeño. Su trama gira entorno a Walker, al que da vida Lee Marvin, un individuo que busca venganza después de ser traicionado por su entonces amigo y su mujer. La interpretación de Marvin en esta cinta, supone un acto total de deshumanización. Cuál autómata, ejecuta su particular vendetta desprovisto de expresión, como sucede también con el resto de personajes que representan los arquetipos más reconocibles del género del que toman forma. Destacan Angie Dickinson, con quien Marvin ya coincidió en "Código del hampa", así como John Vernon, Carroll O"Connor y Keenan Wynn, como sus principales antagonistas.
Un inicio delirante repleto de continuos y oníricos flashbacks, marca el desarrollo circular de una trama que empieza donde termina, en Alcatraz. Ésta fue la primera película que se rodó dicha prisión, después de su cierre definitivo como centro penitenciario en 1963. El ritmo del frenético montaje inicial, obra del veterano Henry Berman, va pausándose a medida que se manifiesta la futilidad de la venganza del protagonista. No en vano, el personaje de Lee Marvin es el que lleva a la muerte a aquéllos que persigue, pero en ningún caso, irónicamente, es él quien la consuma.
El sexo y el erotismo, por otro lado, también son representados con brusquedad y desapego. Existe un triángulo de relaciones, en más de un sentido. En estas escenas, el ritmo es entrecortado, interrumpido, frustrado. La pistola se convierte en una buscada analogía, como otra forma más de expresión de la violencia que impera en la película.
Los verdaderos personajes son el color y el sonido, en una cinta que persigue claramente el efectismo. El primero está presente no sólo en el entorno y en la iluminación, sino en el vestuario de los protagonistas, que parecen adaptarse a cada escenario, a cada situación. El desarrollo del argumento es también un desarrollo del cromatismo. Su valor sensorial aporta mucho más a la trama que los propios diálogos. Los verdes y los grises al principio, las tonalidades ocres más sensuales con la aparición de Angie Dickinson, pasando por el rojo del apartamento de Mal Reese ,interpretado por John Vernon, como preludio de la violencia que le sobreviene al personaje. Estas transiciones no sólo afectan al espacio sino también al propio Walker, que modifica su vestuario a medida que avanza su periplo.
El uso del sonido, concebido también como elemento transgresor y de ruptura con su utilización clásica, supone una alteración constante del ritmo de la película. El sonido ambiente es repetitivo, estridente y crispado, así como la actuación musical del film en la que el intérprete no canta, más bien chilla. La banda sonora fue obra de Johnny Mandel y es uno de los recursos más singulares de "A quemarropa". Todo ello confiere a la cinta una atmósfera de convulsión, de Fuente Artículo

Información: Terrence Malick elige las mejores películas de 2012 - 28/12/2012 6:01:43

" Actualización 29 de diciembre: Este artículo es, como algunos ya habéis adivinado, una broma con motivo del Día de los Santos Inocentes.
No es raro que por estas fechas los cineastas, al igual que los críticos, revelen sus listas de las mejores películas del año, algo muy jugoso para los medios de comunicación (cada vez más reducidos a la labor de entretenimiento y atontamiento de la sociedad) que suele provocar debate y discusión entre los seguidores y los detractores de cada concreto realizador, como si su trabajo quedara en duda por el cine que le gusta o le disgusta.
Lo peculiar es que la selección del cine más destacado de 2012 provenga de Terrence Malick, famoso por su timidez y su rechazo a conceder entrevistas, a hablar con la prensa o aparecer en actos públicos. Sin embargo, durante un descanso del eterno rodaje de su nueva obra, "Lawless", el director de "El árbol de la vida" ("The Tree of Life", 2011) mantuvo una pequeña charla con alguien del reparto sobre las películas que había visto y disfrutado en 2012. Y claro, esa persona se lo contó a otra, y ésa a otra y… lo dicho en privado ha acabado en Twitter. En estos tiempos donde la gente tiene la necesidad de contar lo que hace a cada momento ("estoy comiendo un plátano y por ahora no me está gustando") era difícil que algo así no saliera a la luz.
Se sabe que al cineasta le encanta "Zoolander" (Ben Stiller, 2001) pero aun así sorprende su defensa de algunos títulos. Echad un vistazo, no tiene desperdicio:
"El caballero oscuro: La leyenda renace" ("The Dark Knight Rises", Christopher Nolan, 2012) | "Chris [Christian Bale], un estupendo joven que aprendió mucho conmigo sobre contener y liberar emociones, encarna la etapa más interesante de Batman, un personaje que me fascina por sus traumas, sus decisiones morales y sus conflictos sobre el poder y la identidad sexual. La chica francesa esa tan hermosa [Marion Cotillard] tiene un gran personaje, su final es muy triste, y creo que el mayordomo [Michael Caine], con quien estoy deseando trabajar, dota de una gran ambigüedad al desenlace, ¿es un sueño lo que ve o está ocurriendo realmente? Nunca lo sabremos. Lo que menos me gustó del film es esa especie de copia barata de Darth Vader, al que no entendí ni una sola frase."
"Los mercenarios 2" ("The Expendables 2", Simon West, 2012) | "Siempre he admirado a Sly [Sylvester Stallone], desde que lo vi en "Bananas", y en "Los mercenarios 2", que es tranquilamente el más divertido espectáculo de acción de los últimos dos o tres años, ofrece lo mejor de su repertorio como actor. Llevo años intentando trabajar con él. Le envié el guion de "La delgada línea roja" pero me dijo que no entendía nada y que si le estaba tomando el pelo me partiría la cara. He seguido insistiendo pero aún no he recibido un sí o un puñetazo. Igual teme que lo demande. Es un actor de pura sangre, con mucho carácter, una leyenda viva. No entiendo cómo Sandra [Bullock] o Sean [Penn] han ganado un Oscar y él no. Sin duda, una señal de la ignorancia de los que controlan la Academia, un puñado de snobs sin criterio que se quedan embobados con intérpretes mediocres solo porque interpretan a inválidos, borrachos o prostitutas. Una vergüenza".
"El hobbit: Un viaje inesperado" ("The Hobbit: An Unexpected Journey", Peter Jackson, 2012) | "Creo que Peter es uno de los cineastas más vanguardistas del momento. Todos estamos creando películas, o si lo prefieres obras de arte, a 24 fotogramas por segundo, y él dijo: voy a cambiar el juego, voy a superar al maldito arrogante de Jim [James Cameron]. En tres dimensiones y a 48 fotogramas por segundo, "El hobbit" es una experiencia inolvidable. Mi momento favorito es la escena del colibrí tratando de comerse al caracol. Confieso que intenté grabar eso mismo para una de mis últimas obras, "El árbol de la vida", pero me resultó imposible, el equipo no tuvo paciencia y abandonamos la idea. Por desgracia, a veces tienes que abandonar tus mejores ideas porque tus colaboradores necesitan comer o ir al baño."
"La vida de Pi" ("Life of Pi", Ang Lee, 2012) | "Una de las películas más sorprendentes que he visto en mi vida. No sé cómo diablos ha logrado este director chino meter en una balsa a esos animales y que se comporten de esa manera, es increíble… Sé que no sucederá jamás, porque los miembros de la Academia son demasiado convencionales, pero el tigre, Richard Parker, debería ganar el Oscar al mejor actor de reparto. Él o el que interpreta a Gollum, un muchacho extraordinario que al parecer solo acepta trabajar con Peter en adaptaciones de obras de Tolkien. Que por cierto, menudo coñazo de escritor. He intentado leer sus libros en varias ocasiones, incluso habiendo fumado hierba, que dicen que es como hay que leerlos, y no soy capaz de pasar de las primeras páginas. ¡Descripciones de montañas! ¡Vete a cagar, Tolkien! Luego se meten con mis películas porque me deleito con el vuelo de una mariposa…"
"Skyfall" (Sam Mendes, 2012) | "Soy un gran aficionado a esta saga, como enseguida habrá adivinado el que haya estudiado mis trabajos fílmicos, y creo que Sam ha dirigido la mejor entrega hasta el momento. No solo captura la esencia del personaje sino que realiza un formidable ejercicio de deconstrucción y reconstrucción del mito, dejando la puerta abierta a una nueva y apasionante etapa. Me han preguntado si me gustaría dirigir una aventura de 007 y lo cierto es que he escrito varias cartas a su creador, Ian Fleming, solicitando adaptar alguna de sus novelas, pero nunca me ha respondido. Sospecho que le aburren mis obras, y es comprensible, a veces no las entiendo ni yo… pero ahí reside mi genialidad, o eso dicen mis publicistas. De todos modos, por si nunca me contesta, he escrito un borrador en el que James Bond, tras leer la Biblia, decide matar a todos los judíos. Y a los gays que presumen de ello. Confío en que algún día me darán el dinero para rodarla."
¿Qué os parece la lista? ¿Estáis de acuerdo con Malick?
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Es Noticia, El hobbit: Un viaje inesperado, la película - 10/12/2012 10:01:40

" La obra de J.R.R. Tolkien vuelve a ocupar los cines. Nueve años después de triunfar con "El señor de los anillos: El retorno del rey" ("The Lord of the Rings: The Return of the King", 2003), Peter Jackson nos propone regresar a la Tierra Media para vivir otra gran aventura, también dividida en tres entregas. La primera, "El hobbit: Un viaje inesperado" ("The hobbit: An Unexpected Journey", 2012), se estrena el próximo viernes.
La sinopsis de "El hobbit: Un viaje inesperado"
Philippa Boyens, Fran Walsh, Guillermo del Toro elegido en un primer momento para dirigir la adaptación y Jackson firman el guion de la película, cuya historia está ambientada en la Tierra Media, sesenta años antes de los hechos que se narran "El señor de los anillos". La aventura sigue el viaje de Bilbo Bolsón, quien se embarca en la recuperación del tesoro y del reino enano de Erebor, arrebatados por el terrible dragón Smaug. Alcanzado de repente por el mago Gandalf el Gris, Bilbo se encuentra acompañado de trece enanos dirigidos por el legendario guerrero Thorin Escudo de Roble. Su viaje les hace adentrarse en tierras peligrosas, donde se encontrarán con trasgos, orcos, wargos salvajes, arañas gigantes, cambia pieles y hechiceros.
Aunque su objetivo es la Montaña Solitaria de Oriente, primero deben escapar de los túneles de los trasgos, donde Bilbo se encuentra con la criatura que cambiará su vida para siempre: Gollum. A solas con Gollum a la orilla de un lago subterráneo, el sencillo Bilbo no solamente descubre, y se sorprende, de lo astuto y valiente que puede llegar a ser, sino que se hace con el "tesoro" de Gollum suena un poco a metáfora homosexual, un objeto que posee cualidades muy útiles. Se trata de un sencillo anillo de oro ligado al destino de la Tierra Media hasta un punto que Bilbo ni siquiera puede imaginar…
El director
"No hay en el planeta un ser humano más cualificado para dirigir estas películas". Así anunciaba el directivo Alan Horn (expresidente de Warner Bros., ahora jefe de Walt Disney Studios) el regreso de Peter Jackson al rico universo de Tolkien para dirigir la adaptación de "El hobbit", un libro de apenas 300 páginas que llegará a los cines convertido en una lujosa trilogía destinada a arrasar en taquilla. Me pregunto qué pensaría Tolkien de todo esto…
Nacido en Pukerua Bay, Nueva Zelanda, en 1961, Jackson cuenta que quiso dirigir desde que vio "King Kong" (1933), de la que haría un remake en 2005, ya convertido en uno de los cineastas más famosos y sobrevalorados del planeta. Tras sus últimas películas, resulta sorprendente que comenzara su carrera con títulos como "Mal gusto" ("Bad Taste", 1987), "El delirante mundo de los Feebles" ("Meet the Feebles", 1989) y "Braindead: tu madre se ha comido a mi perro" ("Braindead", 1992), disfrutables gamberradas de bajo presupuesto plagadas de humor y sangre.
Dio un giro a su carrera con la dramática y cautivadora "Criaturas celestiales" ("Heavenly Creatures", 1994), antes de volver a la comedia de terror con la reivindicable "Agárrame esos fantasmas" ("The Frighteners", 1996). Luego llegó la hora de su mayor reto, la odisea de trasladar a la gran pantalla la trilogía del anillo de Tolkien, lo que le proporcionó el Oscar a la mejor dirección por la tercera entrega, "El retorno del rey", la más irregular pero también la más emocionante de la trilogía también se llevaría la estatuilla . Después de su fallida versión de "King Kong", llegó otro fiasco, la adaptación de "The Lovely Bones" (2009). Al margen de otras consideraciones, está claro que Jackson necesitaba volver a Tolkien.
El asunto de los 48fps
Como sabréis, Jackson ha querido ofrecer una experiencia nueva con el visionado de "El hobbit" y además de proyectarse en 3D habrá salas donde podréis verla a 48 fotogramas por segundo, el doble de lo normal. Nuestros compañeros de ZonaFandom han publicado un artículo donde se recogen las reacciones de la crítica y la lista de cines en España donde podréis experimentar esta innovación: clic aquí.
El reparto
Según Jackson, cuando Del Toro iba a dirigir "El hobbit", se reunieron para elegir al actor que debía interpretar a Bilbo a quien ya habíamos visto con el rostro de Ian Holm; los dos realizadores confesaron tener a alguien en mente y sorprendentemente resultó ser el mismo actor, Martin Freeman. Quien dijo que sí enseguida cuando le ofrecieron el papel pero luego estuvo a punto de tener que rechazar la propuesta por culpa del rodaje de una de las dos series que le han catapultado a la fama, "Sherlock" (2010-2013) la otra es de "The Office" (2001-2003).
Pero Freeman también tiene bastante experiencia en cine, lo habéis podido ver en películas como "Zombies Party" ("Shaun of the Dead", 2004), "Guía del autoestopista galáctico" ("The Hitchhiker"s Guide to the Galaxy", 2005) o "Arma fatal" ("Hot Fuzz", 2007), entre otras. Despejada la gran incógnita sobre el reparto, quedaba saber cuántos actores de la trilogía de "El señor de los anillos" volverían a aparecer en "El hobbit". La respuesta es Ian McKellen, Cate Blanchett, Elijah Wood, Orlando Bloom, Hugo Weaving, Christopher Lee, Andy Serkis y Holm. Aunque la labor de muchos de ellos será anecdótica, meros cameos, estoy seguro de que los fans agradecerán sus apariciones.
Aparte de Freeman, entre las novedades del reparto destacan Evangeline Lilly, Stephen Fry, Lee Pace, Benedict Cumberbatch visto recientemente en el tráiler de "Star Trek en la oscuridad" ("Star Trek Into Darkness", 2013) aquí se encarga de ser la voz del dragón Smaug y los intérpretes que dan vida a los trece enanos que acompañan a Bilbo en su aventura, Richard Armitage, Mark Hadlow, Jed Brophy, Adam Brown, Peter Hambleton, John Callen, Aidan Turner, Dean O"Gorman, James Nesbitt, William Kircher, Stephen Hunter, Ken Stott y Graham McTavish (Thorin, Dori, Nori, Ori, Glóin, Óin, Kíli, Fíli, Bofur, Bifur, Bombur, Balin y Dwalin, respectivamente).
Todos los vídeos de "El hobbit: Un viaje inesperado"
Primer tráiler en español:
Teaser tráiler en inglés con subtítulos:
Tráiler definitivo en español:
Tráiler definitivo en inglés con subtítulos:
Diarios del rodaje en versión original con subtítulos:
Y un vistazo al pasado, supertráiler de la trilogía "El señor de los anillos":
Todos los carteles de la película
Galería de fotos
(Haz click en una imagen para ampliarla)
La banda sonora de "El hobbit: Un viaje inesperado"
Si queréis escuchar la música compuesta por Howard Shore para la película de Peter Jackson solo tenéis que hacer clic aquí.
Continuará…
Al igual que ocurrió con "El señor de los anillos", vamos a tener que esperar un par de años para poder ver el desenlace de la historia de "El hobbit". La segunda parte, "El Hobbit: La desolación de Smaug" ("The Hobbit: The Desolation of Smaug") estará en los cines a partir del 13 de diciembre de 2013 y la tercera, "El Hobbit: Partida y regreso" ("The Hobbit: There and Back Again"), se estrenará el 18 de julio de 2014. A continuación tenéis las primeras imágenes de estas dos entregas.
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Que opina usted? La invención de Hugo, mi viaje por los orígenes del cine - 26/02/2012 14:29:37

" Esta noche de Oscars merece la pena recordar la película que debería ganar todos los premios. Sobre esta película han escrito ya Zorrilla y Maldivia.
En su última película, Martin Scorsese filma con una belleza insólita. Insólita por dos razones: la primera es porque lo hace en 3D, siempre presto a efectismos y debido a unas decisiones industriales un tanto discutibles, la segunda es porque su película no es tanto una obra maestra, otra más en su vasta carrera, sino un testamento cinematográfico sobre sus orígenes (como espectador), un manifiesto teórico disfrazado de cine para niños.
Martin Scorsese acaba de desmantelar, y esto es complicado, todo el cine para niños, especialmente "Super 8" (id, 2011), pero también toda esa cinefilia deshecha con "The Artist" (id, 2011) o ocupada en amar los ejercicios adolescentes de Quentin Tarantino con el mismo énfasis. Su película para niños ya no persigue esa quimera un poco infame (contentar a niños y adultos), sino que realmente es un relato que los niños disfrutarán con llaneza y vigor, pero que es capaz de desarrollar todas sus capas profundas en un espectador adulto que se encontrará con una película extraña: no se le pide que recuerde con nostalgia los amores preadolescentes o que reduzca toda su vida al insufrible esquematismo del cuento de hadas, sino que use esos esquemas para subvertirlos en toda curiosidad que rodea a la infancia, pero sin que esquive el dolor. En la primera mitad de la película, vemos las lágrimas de Hugo recordando a su padre, vemos a la Muerte como una interrupción siempre inútil e indeseada, vemos todo lo contrario a lo que entendemos (o entendimos) como un final feliz.
En pocas palabras, La invención de Hugo es tan sofisticada que uno se siente golpeado por su fotograma final. Las simetrías visuales son desternillantes. Tenemos vibrantes reescrituras de Buster Keaton, algunas mediante el personaje de Sacha Baron Cohen, y otras más sofisticadas para el espectador despistado. Tenemos también el placer del montaje, de las imágenes de archivo, se llegan a solapar los fotogramas de Mélies con la reconstrucción de los mismos y todo esto sin renunciar a unos exuberantes planos secuencia, punteados por un score de un inspirado Howard Shore, perfectos para el 3D que emplea con astucia Scorsese.
El guión de John Logan no es un gran guión. Sí, los personajes van de un lugar para otro, incluso llegan a tiempo para cerrar los agujeros y que no los pensemos. Pero no importa. Esta película es un poema de Scorsese y Logan cumple con las excusas narrativas (cerrar todas las historias siguiendo el libro original) mientras que Scorsese, ya liberado, se dedica a perder convenciones a lo largo de todo el metraje. El argumento es sencillo e incluye al tierno y dickensiano Hugo Cabret (Assa Butterfield) y su viaje por descubrir qué diantres oculta el autómata dejado por su fallecido padre (Jude Law) y por qué irrita a George (Ben Kingsley), un huraño restaurador de juguetes rotos que trabaja en la estación en la que vive Cabret, programando el reloj. Su amistad con Isabel (Chloe Moretz), la ahijada de George, le embarcará en una aventura definitiva en la que tendrá que esquivar al jefe de estación (Sacha Baron Cohen), ocupado en cazar hurtos y enviar niños huérfanos al orfanato.
Una de las obras maestras indudables de Scorsese es "Mi viaje a Italia" (Il mio viaggio a Italia, 1999). En esas cuatro horas, lo que hace Scorsese es sintetizar su teoría, cosa bastante difícil y explica su viaje a través de su infancia y a través de su comprensión de cineastas como Rossellini, Visconti, De Sica, Fellini o Antonioni. Ha detectado ya la inteligencia de Jordi Costa como esta película anómala une estas dos vertientes.
No es el único documental cinéfilo de Scorsese, pero si el más rotundo. Scorsese ha sido siempre un cineasta extraño. Cosmopolita, ocupado en la preservación de películas, espectador curioso siempre y ocupado en reivindicar figuras incómodas para una cinefilia oficialista y perezosa (desde todo Rossellini hasta los descubrimientos de cineastas como Edward Yang, todavía ignorados) o en reconocer el tino de algunos de los cineastas a los que influyó (Wes Anderson, cuya carrera parece llevar la ruta opuesta a la de Scorsese, ocupado como está en el solipsismo).
Y el viaje de la película empieza con el desvelo en la sala de cine, viendo una película maravillosa de Harold Lloyd. ¡Y no ven los niños la película entera y qué brillante decisión es! Porque la vida es con frecuencia así de incompleta y el primer desvelo es una primera tentativa y mientras que Hugo Cabret no deja de mirar, su amiga Isabel no ha dejado de leer. Ambos descubrirán una biblioteca de Cine donde aprenderán cosas mejores: que el cine es también historia, que la historia debe escribirse y pensarse para ser comprendida, pero también corregirse y que el cine es memoria y olvido y también un lenguaje que se ha levantado sobre el montaje. El viaje de los niños es el viaje de Scorsese, pero también es un viaje contemporáneo: de como llegamos a la literatura, de como aprendemos a ver cine, y de como, finalmente, miramos en retrospectiva.
En definitiva, esta película es sobre vida, literatura, cine, temas indudablemente anacrónicos y bellos. Sobre la manera en la que miramos y nos enfrentamos a la Historia. Alejado de esa pretensión inocente (que el cine es una mera fábrica de sueños, porque el cine es siempre la proyección de unos cuantos sueños que luego se descubren colectivos o que el arte tiene mucho de colectivo y a la vez de individual y todas esas tensiones no las esquiva Scorsese), el director da algo más: un conjunto de historias personales con las que forjar un lenguaje, una serie de imágenes capaces de desvelar cosas y un retrato de unos personajes heridos sobre los que tejer un vibrante relato sobre el peso de la muerte en nuestras vidas. La Primera Guerra Mundial pesa en todos y cada uno de los personajes, la Primera Guerra Mundial es también el miedo (expresado en un plano general vibrante en el que Scorsese deja que el slapstick se convierta en drama) y es también fracaso y es también cambio. El cine no es una fábrica de sueños, el cine es también una toma de conciencia y en esto Scorsese está absolutamente solo en Hollywood.
La mirada es importante. Lo supimos ya con el huracán afrancesado y godardiano que abría "Malas Calles" (Mean Streets, 1972) o aprendiendo a mirar de nuevo con los protagonistas de "El rey de la comedia" (The King of Comedy, 1981) o "Jo qué noche" (After Hours, 1985). La mirada de Scorsese forja a Henry Hill desde su ventana en "Uno de los nuestros" (Goodfellas, 1990) pero aquí, envejecido, generoso, decide algo más: que esa mirada cargue de sentido toda su memoria, sobretodo cinéfila pero no despegada de la vida, y que la encuentre con sorpresa, de nuevo. Y bajo la mirada de Scorsese hay espacio para mucho más, claro, desde un París marcado por el rasgueo inconfundible de la guitarra de Django Reinhardt, la atenta mirada de Chaplin, siempre en el reojo de todos los carteles, o esa historia de amor, homenaje tiernísimo y nada obvio al cine mudo, entre dos señores de mediana edad en la estación, en la que Scorsese concede que no solamente basta con Keaton sino que también merece la pena no olvidar a Tati, justamente citado en la primera parte de la película.
Como "El Moderno Sherlock Holmes" (Sherlock Jr, 1924), como "El Desprecio" (Le Mépris, 1963) o "Pierrot El Feo" (Pierrot le fou, 1965), esta es una película que reconoce en el cine una forma incompleta de ensayar la vida, como "El Maquinista de la General" (The General, 1926) o "Mi tío" (Mon Oncle, 1959) esta es una película que reconoce la aceleración industrial como una fuente de torpeza que también puede derivar en una extraña y hermosa forma de resistencia, como aquél "Viaje a la Luna" (Le Voyage dans le lune, 1902) o "Ciudadano Kane" (Citizen Kane, 1941) una imagen puede generar un espectáculo imposible.
Es decir, una obra honda, insobornable, maestra.
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Que opina? Critica de la pelicula El árbol de la vida - 24/09/2011 19:00:00

"Se abre la película con una cita del Libro de Job, y el nombre del santo varón, cuadratura del círculo de la paciencia, saldrá a la palestra en otras ocasiones en este largo largometraje (perdón por la intencionada redundancia: no me he podido contener). Y no está mal traída la invocación del santo, el estereotipo del hombre paciente por naturaleza, y no sólo porque en la historia que se nos cuenta los azotes de la Providencia contra los protagonistas, grandes y chicos, confieran a los mismos una especie de paciencia jobiana, sino también porque el espectador ha de armarse de una infinita paciencia para no abandonar la sala a los diez minutos, harto de tanta grandilocuencia, fatuidad y pseudotrascendencia como destila por todos sus fotogramas esta bostezante película que aspira, qué cosas, a definir el mundo, a interpretar la vida, a descubrir a Dios. Vamos, lo que hicieron, sin tantas alharacas, gente como Bergman, Dreyer, Murnau o Lang, y desde luego sin esta ampulosidad que se recrea en paisajes de estampita (ese campo de girasoles, por Dios, que parece una postal), en erupciones volcánicas o en flashes de vida que intentan re-crear la vida.
Porque (y esto no es en principio negativo) Terrence Malick pretende, entre otras cosas, reproducir esa fase inolvidable de la vida del ser humano que es la infancia, a base de retazos, de fogonazos, como seguramente recordamos esos momentos de nuestros primeros años cuando ya tenemos varias décadas a las espaldas. Pero esa intención, tan plausible en cuanto a búsqueda de nuevas formas de contar, no encuentra la formulación adecuada, y los atisbos de verdad, de emoción, se pierden pronto, encenagado Malick en el ominoso retrato del padre represivo y con un tornillo suelto, para lo que ha contado con un Brad Pitt que constantemente busca (no sé si desesperadamente…) hacer papeles que le rediman de sus héroes de acción o personajes de comedia insulsa.
Así las cosas, lo que sufrimos es una extenuante historia contada por un procedimiento equivocado y trufada de imágenes que supuestamente buscan la belleza del mundo, de la vida, pero que terminan por ser planos que repudiaría el más lerdo de los cineastas amateurs: esas imágenes con el sol a contraluz, que parecen sacadas de los cutres filmes superochistas de los años setenta…
Terrence Malick nos despistó durante algún tiempo: Malas tierras y Días de gloria pasaron por evanescentes retratos de época con cierta tendencia al esteticismo. En La delgada linea roja había cosas interesantes pero también una insufrible capacidad para aburrir. En El Nuevo Mundo se trataba, directamente, de un petardo incomestible que, sin embargo, no nos ha vacunado suficientemente (al menos a la crítica domada y pazguata habitual) para ver que esta El árbol de la vida es, otra vez, una vaina manifiestamente vacía, un relamido gato en lugar de una jugosa liebre, una mostrenca demostración de la incapacidad de Malick para hacer buen cine
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