Que opina usted? Scarlett Johansson protagonizará la nueva fantasía de Luc Besson - 26/04/2013 11:39:48
" Lucy es una mujer obligada a trabajar como mula para una banda de narcotraficantes. Un día, la droga que lleva en su interior pasa accidentalmente a su organismo y… ¡se convierte en una superhéroe! Puede mover objetos con la mente, es inmune al dolor y puede absorber conocimientos al instante, entre otras facultades maravillosas.Con esa trama ha convencido Luc Besson a Scarlett Johansson para que protagonice "Lucy", su próxima película como director. El cineasta francés, más activo como guionista y productor "Venganza" ("Taken", Pierre Morel, 2008), "Colombiana" (Olivier Megaton, 2011), "MS1: Máxima seguridad" ("Lockout", James Mather y Stephen St. Leger, 2012), aún tiene pendiente de estreno su último trabajo como realizador, "Malavita", en cuyo reparto figuran Robert de Niro, Michelle Pfeiffer y Tommy Lee Jones.
En cuanto a Johansson, actualmente se encuentra ocupada con el rodaje de "Capitán América: El retorno del primer vengador" ("Captain America: The Winter Soldier", Anthony y Joe Russo, 2014), donde vuelve a encarnar a la Viuda Negra, y este año deberíamos verla junto a Joseph Gordon-Levitt en "Don Jon" (2013), la ópera prima del actor.
Vía | ComingSoon
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Que opina? Cine en el salón. Stardust, la magia de Neil Gaiman - 08/03/2013 8:02:03
" El cine siempre ha mirado al cómic con ojos tiernos, y muchísimas son las producciones que podríamos citar del pasado siglo que sirven como paulatino antecedente a la actual y algo desmesurada fiebre por trasladar a la gran pantalla el imaginario de las viñetas. Con todo, por más que pudiéramos comenzar a citar aquí mucho de lo que el séptimo arte ha tomado prestado del noveno antes de la entrada en la actual centuria, podríamos afirmar que es "Blade" (id, Stephen Norrignton, 1998) la que da el temprano pistoletazo de salida que terminará desembocando en la inmensa proliferación de adaptaciones de cómic.Afortunadamente no todos los títulos que terminan llegando al cabo del año a nuestros cines son de "tipos con mallas" y no lo digo en tono despectivo hacia estas, cuidado, encontrando su hueco y correspondiente cuota de público cintas que escarban en la vasta producción yanqui de tebeos para dar con historias susceptibles de ser traspasadas a 24 fotogramas por segundo. Y si abundantes son los nombres que podríamos sacar a colación como ejemplo del cine de superhéroes, no son menos aquellos que, sin contar con la presencia de héroes con asombrosos poderes, han sido capaces de encontrar el apoyo económico suficiente para ver la luz.
Y aquí podríamos hablar de "Camino a la perdición" ("Road to Perdition", 2002), la magnífica adaptación que hizo Sam Mendes de la novela gráfica de Max Allan Collins; "Una historia de violencia" ("A history of violence", 2005), fascinante aproximación de Cronenberg a la no menos espléndido volumen de John Wagner y Vince Locke; "American splendor" (id, Robert Pulcini, Shari Springer Berman, 2003), la vida de Harvey Pekar, uno de los mejores guionistas independientes que ha dado el medio; "Sin city" (id, Robert Rodríguez, Quentin Tarantino, Frank Miller, 2005) o cómo trasladar viñeta por viñeta el arte noir de Miller a la gran pantalla o, cómo no, el filme que hoy nos ocupa, el genial "Stardust" (id, Matthew Vaughn, 2007).
Stardust, la novela
Publicado en tres prestigios que después han sido reeditados hasta la saciedad en diferentes formatos, "Stardust" no fue sino la lógica conclusión de la colaboración que Gaiman y Vess habían comenzado años atrás en ese magistral número de "Sandman" que es "A midsummer night"s dream", número en el que los autores comenzaban a explorar las tierras de las hadas y la magia. Poco tiempo después de la premiada historia el primer y único cómic que ha sido galardonado con el World Fantasy Award Gaiman y Vess volverían a coincidir en "Los libros de la magia", cuatro prestigios centrados en la "historia de la magia del Universo DC" y en el que el arte del dibujante adornaría un número tres volcado, de nuevo, en el mundo de los duendes.
Al margen de estos antecedentes encontramos la personalidad del propio autor, un Neil Gaiman que, habiendo crecido rodeado de cuentos y relatos de fantasía, lamentaba el hecho de que, una vez se hizo adulto, no hubiera lugar en la literatura para esa magia que había hecho volar su imaginación de infante. Fue "La princesa prometida", la maravillosa novela escrita por William Goldman, la que le convenció de que un cuento para adultos podía llegar a ser una realidad, encontrando aquí el gérmen de lo que terminaría convirtiéndose en "Stardust"
Considerando todo lo anterior, Gaiman y Vess llegan a "Stardust" con mucho terreno abonado para el fantástico cuento que aquí nos narra el autor inglés y en el que hay lugar para todos los elementos que alguna vez han podido aparecer en este tipo de relatos: brujas malvadas, hadas, castillos, príncipes, princesas y hasta piratas voladores que se dedican a la caza y contrabando de rayos.
Pero claro está, en manos del autor de "Los nuevos dioses", lo que tradicionalmente conocemos por cuento es trastocado en un fascinante viaje por una tierra mágica y llena de esplendor en la que, ni el príncipe es un viril noble de sangre azul, ni la princesa una frágil e indefensa joven, ni el amor el vínculo inicial que los une, cambiando Gaiman las fórmulas que siempre han regido los relatos para niños hasta convertirlas, como era su voluntad inicial, en algo que sólo un adulto podrá disfrutar plenamente, máxime si cada página viene acompañada de la extrema belleza y gracilidad que exudan las excelsas ilustraciones de un inspiradísimo Charles Vess.
"Stardust", la película
Medios diferentes requieren de mecanismos narrativos diferentes. Esto es algo que habría que tener siempre presente cuando se ha de juzgar la adaptación de una obra literaria al cine. Por mucho que la intención del cineasta sea fiel al texto, habrá algo del mismo que no sea traspasable a la gran pantalla. El ejemplo más cercano, y criticado hasta la saciedad, es el trabajo que Peter Jackson, Fran Walsh y Philippa Boyens hicieron con "El señor de los anillos" alterando la estructura de la novela de Tolkien, eliminando personajes y provocando que los amantes más puristas del seminal libro se rasgaran las vestiduras.
Vendidos los derechos a Miramax incluso antes de que la novela viera la luz en formato impreso, no sería hasta casi una década después cuando Matthew Vaughn decidiría que su siguiente filme tras el espléndido debut que fue "Layer cake" (id, 2004) sería la traslación del fascinante cuento de Gaiman. Consultado el inglés acerca de la posibilidad de hacerse cargo de la adaptación a guión de su obra, la negativa del autor a tener que "destrozarla para poder hacerla funcionar de cara a una película" hizo que finalmente fuera el propio Vaughn con la ayuda de Jane Goldman el encargado de tal tarea.
Y, de nuevo, volvemos a la idea anteriormente expuesta: el cine es un medio con mecanismos completamente ajenos a aquellos que hacen funcionar un relato escrito, y lo que funciona en uno nunca lo hará en el otro, y viceversa. Es por ello que, a la hora de aproximarse a la adaptación de "Stardust", Vaughn tuvo muy claro que tenía dos opciones: hacer una buena adaptación que contentara a los seguidores de la novela, o hacer una buena película que conservara la esencia del libro pero llegara a mucho más público. Con la segunda como clara vencedora de cara a poder encontrar una cuota de taquilla más amplia, hay que admitir que entre los cambios realizados del texto original de Gaiman hay muchos aciertos y algún que otro error.
(Huelga decir que, al menos en lo que a este párrafo se refiere, spoilers ahead) Entre las alteraciones más llamativas que Vaughn y Goldman llevan a cabo con "Stardust" están, de una parte, la compresión del prólogo, de casi cuarenta páginas en el libro y la adición del Capitán Shakespeare (hilarante Robert De Niro) como personaje puntal en el transcurso de la acción con guiño incluído en una de sus escenas a cierto pirata de "La princesa prometida" cuando en la novela su protagonismo se limita a un par de páginas y, de la otra, la completa reescritura del tercer y último acto. Escrito pensando en lo que funcionaría bien en la lectura, el antitético carácter cinematográfico del tramo final de la novela es trastocado por completo por Vaughn y Goldman, postergando el destino final de Septimus y haciendo que el personaje de Lamia adquiera un renovado papel de cara a un espectacular enfrentamiento final en el palacio donde habita con sus hermanas que en libro no existe. (Se acabaron los spoilers)
Con plena confianza por parte de los guionistas en que los cambios introducidos son fieles al espíritu de la novela y no alteran su magia en absoluto, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la grandeza que ya dimanaba del relato escrito lo hace igual de las maravillosas dos horas de proyección que Vaughn concreta en una cinta espléndida que, terminará convirtiéndose con el tiempo en un objeto de culto a la par de "La princesa prometida" ("The princess bride", Rob Reiner, 1987), sin que ello vaya en desmerecimiento, ni mucho menos, de esa maravilla del séptimo arte que es la cinta de Reiner.
Muchos y muy diversos son los valores que me llevan a pensar que el redescubrimiento de "Stardust" por futuras generaciones hará de ella un objeto de culto. Para empezar, resulta fundamental el que, tras haberla visto unas cinco veces desde que se estrenara en 2007, la cinta no haya perdido su capacidad para atrapar al espectador desde ese mágico un epíteto que voy a usar hasta la saciedad en las próximas líneas, mis disculpas adelantadas prólogo en el que se nos narra la historia de Dunstan, el padre del protagonista, con la voz en off en la versión original de Sir Ian McKellen.
A partir de ahí, el filme comienza a desplegar un entrañable carácter que es determinante a la hora de encariñarse sin ningún esfuerzo ya sea de Tristan, un espléndido Charlie Cox que sabe capturar toda la inocencia y determinación de este singular héroe; Yvaine, la estrella a la que pone rostro Claire Danes apunte irritante: horrible impostación del acento británico por parte de la actriz norteamericana; el Capitán Shakespeare, un papel con el que De Niro se lo pasa en grande aunque bordee peligrosamente las estupideces que le venimos viendo en la gran pantalla de un tiempo a esta parte; y, cómo no, de la pérfida Lamia, un desagradable personaje que en el bello rostro y las espléndidas cualidades interpretativas de Michelle Pfeiffer se convierte en una auténtica delicia.
Aportando su inmenso grano de arena a que la cinta capture la imaginación del espectador, la banda sonora de Ilan Eshkeri no es ajena a la portentosa magia que exudan las mejores secuencias del filme. Vale que los "préstamos" que toma el compositor londinense son demasiado evidentes tanto en el tema de Tristan, directamente extraído del que Shore compusiera para la canción del final de "La comunidad del anillo" ("The lord of the rings. The fellowship of the ring", Peter Jackson, 2001) como en el que hace crecer la tensión en la escena de la posada, que el músico extrae del tema de los cazadores creado por Wojciech Kilar para "Drácula" ("Bram Stoker"s Dracula, Francis Ford Coppola, 1993); pero ello no debería ser óbice para echar por tierra la solidez de una partitura rica en matices y rica en sus orquestaciones en la que brilla con luz propia el tema destinado a Séptimus, el magnífico prólogo y el momento en que Yvaine es "derribada" de los cielos.
Con un diseño de producción y unos efectos visuales que sacan tremendo partido a su ajustado prespuesto de 70 millones de dólares para hacerlos lucir como el doble y una dirección funcional por parte de un Vaughn que, quién sabe si consciente o inconscientemente, no trata de imponer su personalidad al relato y deja que sea éste quien dicte lo que la cinta necesita en cada momento, "Stardust" es un sobresaliente escapismo que consigue a través de su candor hacer que el espectador se evada de la realidad durante su duración. Ni es un filme que vaya a cambiar vuestra vida, ni lo pretende, entroncando aquí con la idea de original Gaiman de crear un cuento que acerque a los adultos una magia que muchos creían perdida. Ya sólo por eso, siempre será merecedora del más entusiasta de mis aplausos.
En Blog de Cine
. "Stardust", fantasía sin garra
. "Stardust", un cuento en toda regla
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Noticia, El lado bueno de las cosas, la locura de amar - 09/02/2013 8:29:48
" Uno de los datos más llamativos de las nominaciones a los Oscar que se entregarán el próximo 24 de febrero es que, después de más de treinta años, una película vuelve a competir por las estatuillas de mejor película, dirección, guion y las cuatro categorías de interpretación. "Rojos" ("Reds", Warren Beatty, 1981) había sido la última, hasta que ha llegado "El lado bueno de las cosas" ("Silver Linings Playbook", David O. Russell, 2012).Gane o no (lo tiene muy difícil pero no imposible), la película ya es un éxito. Ha recibido un buen puñado de premios desde su presentación en el festival de Toronto y lleva recaudados más de 100 millones de dólares en las taquillas de todo el mundo ocupa el segundo puesto en el actual box office español, cuando su presupuesto fue de apenas 20. La crítica norteamericana parece haberse puesto de acuerdo en señalar que tiene el mejor reparto del año, y aunque esto me parece una exageración, es evidente que lo mejor de "El lado bueno de las cosas" son las interpretaciones. Russell vuelve a exprimir a sus actores y logra disimular así las torpezas de un relato que es más convencional de lo que aparenta.
Russell firma también el guion de la película, basada en la novela "The Silver Linings Playbook", escrita por Matthew Quick. El personaje central es Pat, un profesor que abandona una institución mental y trata de recuperar el control de sus emociones después de sufrir una crisis al descubrir que su esposa le estaba siendo infiel. Bradley Cooper da vida al protagonista, y lo hace bien, se le ve implicado y reacciona con verosimilitud en la mayor parte del film, pero es un tipo que no encaja demasiado en el perfil del personaje de hecho, insisten en que Pat ha perdido mucho peso en pocos meses, pero un cambio tan drástico dejaría huella, es una de las nuevas estrellas de la industria y no hace mucho lo nombraron el hombre más sexy del planeta. Es un triunfador disfrazado (hábilmente) de perdedor.
Pat sufre un trastorno bipolar, ha perdido su empleo, sus antiguos compañeros huyen al verle, su mujer se divorció y tiene una orden de alejamiento contra él, un policía sigue de cerca sus pasos por si vuelve a tener un arrebato violento, y para colmo, tiene que vivir con sus padres, que es poco menos que admitir que tu vida ha sido un fracaso. Pat ha tocado fondo. Pero mira tú por dónde, un día conoce a una chica que está disponible y que también atraviesa una mala racha tras perder a su marido; y no es cualquier joven, es Jennifer Lawrence, otra de las estrellas del Hollywood actual, es habitual verla en revistas y páginas de cotilleos y moda. Del mismo modo que Cooper como Pat, chirría la elección de Lawrence para Tiffany, a pesar de que la actriz maneja perfectamente las claves de su personaje y habla como si los diálogos salieran originalmente de su cabeza.
Quedaría mejor si David O. Russell apostase decididamente por un enfoque cómico y absurdo, ahondando en la idea de que todos estamos un poco locos, nos obsesionamos de forma absurda y necesitamos sentirnos amados, pero no puede hacerlo o no quiere quizá porque tiene un hijo con el mismo trastorno que el protagonista y/o por presiones de los hermanos Weinstein, expertos en el juego de los Oscar, optando por acercar la historia al drama, mostrando ligeramente el sufrimiento de Pat y quienes le rodean. Hay escenas donde parece que el cineasta va a retratar con crudeza los diversos problemas en los que están envueltos los personajes, pero no lo hace, solo rasca la superficie.
Porque en el fondo "El lado bueno de las cosas" no es más que una amable dramedia romántica con toques excéntricos pensada para cautivar al mayor público posible, envuelto de forma muy competente. Pat encuentra su medicina en ese nuevo amor y aprende a bailar en tiempo récord lo justo para que todo salga bien, su padre un Robert de Niro más controlado de lo habitual pero lejos de su mejor nivel se queda en un entrañable maniático, Jacki Weaver está de adorno, Tiffany solo necesitaba otro novio serio, John Ortiz exagera tanto su comportamiento que pierde sentido y Chris Tucker se limita a ser el típico negro gracioso del cine comercial.
Con todo, la película resulta muy entretenida Fuente Artículo
Información: Critica de la pelicula El lado bueno de las cosas - 02/02/2013 19:00:00
"David O. Russell es un cineasta más bien atípico; hace comedias que parecen dramas, y dramas que parecen comedias. Cuando se pone a hacer un filme romántico, como en el fondo es este El lado bueno de las cosas, le sale algo que es a la vez drama y comedia, y también una historia de amor, aunque ciertamente bastante desquiciada.Veamos: el protagonista acaba de salir de un recinto psiquiátrico donde está recluido por un trastorno bipolar que hizo que tiempo atrás casi matara al hombre con el que su mujer le engañaba. Automotivado por la posible recuperación del amor de su vida, que es su esposa, el hombre vuelve a casa de sus padres, a cuya custodia queda sometido. El padre es un hombre obsesionado con las apuestas sobre fútbol americano, fanáticamente supersticioso, que pretende recuperar al hijo al que nunca hizo mucho caso, pero ya de paso (no sabemos cuál es el orden de prioridad, o quizá lo intuimos), pretende que éste, con su presencia viendo por televisión partidos de los Eagles, le infunda la suerte que cree fervientemente que le puede transmitir. Nuestro protagonista, que sólo tiene pensamientos para columbrar formas de aproximación a su ex (a pesar de la orden de alejamiento que ésta tiene contra él), conoce a una chica que tampoco anda demasiado bien de la chaveta, una muchacha cuya aflicción por la trágica muerte de su marido le provocó una extraña suerte de ninfomanía, de tal forma que se acostaba con cualquier cosa con pantalones o falda que se le pusiera a tiro.
Esta pareja sin duda distinta encontrará sin embargo un punto de encuentro, una excusa para relacionarse tal vez sin quererlo, o queriéndolo sin saberlo, en los ensayos para un banal evento de danza, evento que cobrará una importancia capital por mor de las disparatadas apuestas del padre del protagonista.
Esquinada historia de amor que no lo parece, El lado bueno de las cosas (por cierto, espantoso título español, que parece enteramente de un libro de autoayuda, aunque el título original, desde luego, parece difícil de traducir al español) resulta ser en muchos momentos una obra emocionante, sobre todo en todas las escenas en las que aparecen juntos Bradley Cooper y, sobre todo, Jennifer Lawrence, que se revela como una sensible, extraordinaria actriz de alto voltaje sentimental. Algunas de las secuencias con ambos frente a la cámara alcanzan una altura excepcional, como aquella en la que la chica le revela la forma en la que murió su marido, y le habla de aquella caja de Victoria"s Secret sobre el asiento del coche, una bomba emocional que termina de mover secretamente el relé que faltaba en la averiada cabecita del protagonista para darse cuenta de lo que aún no era consciente.
Obra hermosa, quizá las escenas familiares con Robert De Niro no estén a esa misma altura, pero aún así, da gusto ver como el gran Bobby vuelve a hacer un papel interesante y sepulta, aunque sea sólo por esta vez, ese personaje odiosamente automático con el que nos castiga invariablemente desde hace ya demasiados años.
Ya hemos hablado de Jennifer Lawrence, que se confirma aquí como una de las mejores de su generación; lo haremos también de Bradley Cooper, que confirma que su intervención en la saga de Resacón en Las Vegas era una cuestión puramente alimenticia, y que está dotado para empeños mucho más interesantes, como éste, componiendo un personaje demediado (nunca mejor dicho, dado su trastorno bipolar) entre el amor obsesivo por la mujer que perdió y el que no sabe que le está naciendo hacia la mujer que le está enseñando a ser, de nuevo, un hombre capaz de amar
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Es Noticia, El lado bueno de las cosas, en busca de la felicidad - 24/01/2013 13:56:28
" Una de las grandes corrientes de Hollywood de los últimos años es la creación de producciones con un impostado aire indie entre las que cada año suele sobresalir una cuando llega la temporada de premios. La última gran representante de esa estirpe ha sido "El lado bueno de las cosas" ("Silver Linings Playbook", David O. Russell, 2012), en cuya promoción no se está teniendo reparos en calificarla como la película con mejor rollo del año al mismo tiempo que recuerda lo doloroso que puede llegar a ser el amor. Esta dualidad la define perfectamente, siendo la fuente de muchas de sus virtudes y defectos.Lo primero que hay que saber sobre "El lado bueno de las cosas" es que es una comedia romántica, ese subgénero que a menudo nos regala producciones maniqueas únicamente destinadas a aquellos espectadores que gozan de la distorsionada visión del amor que nos ofrece el cine más comercial. Es indiscutible que estamos ante una producción que toma varios elementos que bien podrían aparecer en la próxima cinta protagonizada por Reese Witherspoon, pero David O. Russell no deja que eso canibalice su intentona de ofrecer una visión más natural del amor y el dolor humano.
Russell siempre ha tenido una fama de director conflictivo, siendo especialmente célebre su discusión con Lily Tomlin durante el rodaje de la olvidable "Extrañas coincidencias" ("I Heart Huckabeess", 2004), aunque también se dice que llegó a pelearse físicamente con George Clooney mientras grababan el final de "Tres reyes" ("Three Kings", 1999). No parece una mera coincidencia entonces que el protagonista de "El lado bueno de las cosas" sea bipolar y sufra terribles accesos de ira, y tampoco que eligiese a Bradley Cooper, ya que el protagonista de "Resacón en Las Vegas" ("The Hangover", Todd Phillips, 2009) confesó a Russell que él había pasado por una etapa autodestructiva que ya había dejado atrás, siendo en ese delicado periodo de transición donde "El lado bueno de las cosas" incide con especial agudeza.
Ya era un cineasta caracterizado por personajes , o situaciones- llevados al extremo, pero aquí eso se revela en forma de enfermedad que corre el riesgo de destruir la vida de sus principales protagonistas. La recomposición individual y la peculiar actitud de los personajes es más que suficiente para que el previsible triángulo amoroso que se plantea no resulte algo molesto, sino una etapa clave para alcanzar esa ansiada felicidad. Todo esto queda reflejado de forma directa en una secuencia inicialmente controlada por un renacido Robert De Niro , he perdido la cuenta de los años que hacía desde su última gran actuación-, pero que acaba siendo otro momento más en el que Jennifer Lawrence demuestra su desbordante talento.
La magnética presencia de la protagonista de "Winter"s Bone" (Debra Granik, 2010) está a punto de comerse la película, pero justo es reconocer que Bradley Cooper, un intérprete que había vivido hasta ahora de su presencia más que de sus dotes interpretativas, sabe llevar bien el peso del relato pese a lo frustrante que llega a hacerse que el espectador sepa mucho antes que él sus sentimientos hacia la primera. Es en la relación con su ausente esposa , únicamente hace acto de presencia en el momento más inoportuno y no teniendo más trascendencia que la de incidir en su papel como molestia para el romance verdadero que se nos ha presentado- donde "El lado bueno de las cosas" presenta varias debilidades, ya que sólo consigue enganchar al espectador cuando muestra el dolor del protagonista, siendo totalmente intrascendentes sus intentos por recuperarla. No deja de ser una reaparición de su destructivo pasado que le impide avanzar a él y a la propia película, pero hace desfallecer a una cinta que acierta a la hora de mostrar los procesos para la regeneración de la capacidad de amar a otra persona y los vínculos con tus progenitores.
La otra gran concesión de la película a lo convencional es la ya famosa escena de baile en la que Lawrence da rienda suelta a esa sensualidad que amenazaba con explotar en cualquier momento , hasta entonces lo hacía de forma meramente verbal con su confesión sobre lo que hace para intentar sobrellevar la muerte de su marido- . Se agradece que Russell rehuya los subrayados habituales que podrían haber convertido a "El lado bueno de las cosas" en una comedia romántica del montón con el disfraz de cine indie profundo, pero le falta un poco más de arrojo, tanto formalmente , bastante anodina si lo comparamos con "Lincoln" (Steven Spielberg, 2012), cinta ante la que probablemente sucumba en su lucha por el Oscar- como argumentalmente, donde no todos los apuntes cómicos funcionan igual de bien , sorpresa agradable la presencia de Chris Tucker, eso sí- y la densidad de su reflexión no llega a resultar tan fascinante como se propone.
He de reconocer que nada más ver "El lado bueno de las cosas" la "desprecié" un poco al ver en ella poco más que otra película indie de mentira más o menos bien resuelta, pero lo cierto es que es una buena película, algo lejos de ser mi preferida entre las aspirantes al Oscar de este año, pero con no pocos atractivos , la vibrante presencia de Jennifer Lawrence y el poder ver la mejor actuación de Robert De Niro en muchos años son los más llamativos, pero no los únicos- que justifican su visionado y el prestigio que ha conseguido.
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Que opina usted? El lado bueno de las cosas, la película - 21/01/2013 7:14:17
" Además de "Bestias del sur salvaje" ("Beasts of the Southern Wild", Benh Zaitlin, 2012), el próximo viernes se estrena en España la nueva película de David O. Russell, "El lado bueno de las cosas" ("Silver Linings Playbook", 2012), la única que puede amargar la fiesta de los Oscar a "Lincoln" (Steven Spielberg, 2012) porque "Amor" ("Amour", Michale Haneke, 2012) lo tiene prácticamente imposible, aun siendo la mejor de todas las nominadas."El lado bueno de las cosas" era una producción atractiva por su director y su elenco de actores sobre todo por la pareja protagonista, dos jóvenes estrellas con legiones de fans pero el interés aumentó tras su triunfo en el festival de Toronto. En los Globos de Oro se llevó el galardón de mejor actriz protagonista en comedia o musical y en los premios de la crítica norteamericana se impuso en cuatro categorías: mejor comedia, mejor actriz y actor de comedia y mejor reparto del año (en cualquier género). La noche del 24 de febrero podría conseguir ocho Oscar. Un dato curioso sobre sus nominaciones: desde "Rojos ("Reds", Warren Beatty, 1981) ningún título competía por las estatuillas de mejor película, dirección, guion y los cuatro apartados de interpretación (actor y actriz protagonista más actor y actriz de reparto). Algo bueno debe tener, ¿no?
La sinopsis de "El lado bueno de las cosas"
Russell firma el guion de la película, adaptación de la novela "The Silver Linings Playbook" (2008) escrita por Matthew Quick. La historia gira en torno a un profesor divorciado que vuelve a la casa de sus padres tras una estancia en una institución mental, y trata de reconciliarse con la que fue su esposa. Sin embargo, su vida cambia de rumbo cuando conoce a Tiffany, una chica que arrastra sus propios problemas…
El director
David Owen Russell es un cineasta de 54 años nacido en Nueva York que empezó a ser conocido internacionalmente tras dirigir "Tres reyes" ("Three Kings", 1999). Su primer largometraje fue "Spanking the Monkey" (1994), por la que recibió varios premios destacables: mejor guion de un debutante y mejor ópera prima en los Independent Spirit Awards y premio del público en el festival de Sundance. Su segundo trabajo fue "Flirteando con el desastre" ("Flirting with Disaster", 1996), donde ya contó con un amplio elenco de caras conocidas, entre las que destacaban Ben Stiller, Patricia Arquette, Téa Leoni, Richard Jenkins y Josh Brolin, entre otros.
Después del éxito de la comedia de acción bélica protagonizada por George Clooney y Mark Wahlberg, Russell regresó al tono de sus primeros trabajos con "Extrañas coincidencias" ("I ? Huckabees", 2004), un film recordado por los vídeos que se filtraron en Internet (aquí uno, aquí otro) donde se podía comprobar el mal ambiente que hubo durante el rodaje y el amargo enfrentamiento entre el director y una de sus actrices, Lily Tomlin con la que ya había trabajado en "Flirteando con el desastre". Los rostros de Dustin Hoffman, Jude Law, Naomi Watts, Isabelle Huppert, Jason Schwartzman y Wahlberg aparecían en el cartel pero la película no fue bien recibida.
Tuvieron que pasar seis años para poder ver un nuevo trabajo de David O. Russell, "The Fighter" (2010), drama familiar y de boxeo con el que logró su primera nominación al Oscar. Christian Bale y Melissa Leo ganaron las dos estatuillas con las que fue premiado el film, donde el cineasta volvió a contar con Wahlberg, el actor con el que más veces ha repetido. Después de "El lado bueno de las cosas", Russell comenzó el rodaje de "Nailed", con Jessica Biel, Jake Gyllenhaal, James Marsden, Catherine Keener y Tracy Morgan. Esta nueva comedia romántica ha resultado ser una problemática producción y aunque en principio debería llegar a los cines este año, también es posible que no la veamos nunca. Lo próximo del director es "American Bullshit", donde contará con Bale, Cooper, Jeremy Renner, Amy Adams y Louis C.K.
Los actores de "El lado bueno de las cosas"
Parece claro que el mayor talento de Russell está en sacar el mayor rendimiento de sus repartos, y por eso no sorprende que siempre cuente con actores conocidos y de talento. Los rostros principales de "El lado bueno de las cosas" son los de Bradley Cooper y Jennifer Lawrence aunque cabe destacar la participación de dos veteranos como Jacki Weaver "Animal Kingdom" (David Mich
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