miércoles, 22 de mayo de 2013

el salón. Horizonte final, terror en el espacio y Sinister, el sádico hombre del saco

Noticia, Cine en el salón. Horizonte final, terror en el espacio - 24/03/2013 9:34:22

" "Horizonte final" ("Event horizon", Paul W.S. Anderson, 1997) es una cinta cuyo recuerdo siempre estará ligado a la anécdota que vivimos el padrino de mi hija y un servidor cuando acudimos a verla un domingo en sesión matinal. No es, ni mucho menos tan divertida como aquella que viví cuando fui a ver por primera, y única vez, "Spy kids" (id, Robert Rodríguez, 2001) que algún día os contaré, pero es una anécdota que habla muy bien de la irresponsabilidad de algunos padres y si no queréis leerla, saltaos el párrafo siguiente.
Como os decía, domingo, sesión matinal, y cinco minutos antes de comenzar la proyección la sala vacía a excepción hecha de dos amigos que hablan animados sobre cómo será la banda sonora que Michael Kamen ha compuesto para la cinta. A dos minutos para que comience la misma que, os recuerdo, fue calificada con la temida R en Estados Unidos mientras que aquí nos conformamos con no recomendarla para menores de 13 años, entran en la sala un padre con sus dos hijos: un niño de unos ocho años y una niña de unos cinco. Mi amigo y yo no salimos de nuestro asombro y nos acercamos al caballero para advertirle del contenido de la cinta que se dispone a ver con sus infantes, respondiéndonos él de forma tajante con un "yo sé lo que hago". Palabras premonitorias que, a la media hora de proyección se habrán vuelto en su contra cuando tenga que abandonar la sala con su hija llorando por las salvajadas que la cinta está mostrando. Un "se lo dijimos" vuela desde nuestros asientos cuando pasa por nuestro lado. La carita de acojone del niño lo dice todo.
Tras la medio interesante "Shopping" (id, 1994) y el inesperado éxito de taquilla que resultó ser la adaptación a la gran pantalla de "Mortal kombat" (id, 1995), una infumable cinta que demostraba, junto a tempranos ejemplos de la primera mitad de los noventa como "Super Mario Bros." (id, Annabel Jankel, Rocky Morton, 1993) o "Street fighter, la última batalla" ("Street fighter", Steven E. de Souza, 1994), que las fórmulas de los videojuegos y más los de estos títulos no iban a encontrar fácil acomodo en el séptimo arte; Paul W.S. Anderson se disponía a rodar, sin él saberlo, la cinta que sería el culmen de su carrera antes del rápido descenso a las ínfimas cotas de calidad que demostraría un año después con "Soldier" (id, 1998) y, desde entonces, con todo lo que ha tocado.
Es precisamente por la mera observación de todas las deleznables entregas de la saga "Resident evil" de las que se ha hecho cargo, "Alien vs. Predator" (id, 2004) o "Los tres mosqueteros" ("The three musketeers", 2011) que llama muchísimo la atención lo que, a nivel de dirección, es capaz de ofrecer esta brillante cinta que, mezclando ciencia-ficción y terror, trasladaba los postulados de las historias de casas encantadas a una inmensa nave en la órbita de Plutón: perfectamente planificada y con un espléndido sentido de la narrativa que no se abandona en aras de confundir al espectador con vacíos trucajes la dirección de Anderson en "Horizonte final" trasladaba al espectador la promesa de un cineasta llamado a cultivar prados menos estériles que los que le hemos visto en el resto de su trayectoria.
Pero claro, cuando se cuenta con un guión que tiene una historia interesante, y no se retroalimenta una y otra vez de los mismos clichés, resulta obvio que muy mal tienen que hacerlo el resto de equipos artísticos de la producción para que las sensaciones que transmita el metraje perviertan lo que el libreto tiene plasmado en sus páginas. Obra de Philip Eisner autor también de las "muy interesantes" "Ojos de fuego 2" ("Firestarter 2: rekindled", Robert Iscove, 2002) y "Crónicas mutantes" ("Mutant chronicles", Simon Hunter, 2008), el guión de "Horizonte final" sufrió una intensa revisión no acreditada por parte de Andrew Kevin Walker, escritor muy valorado por aquél entonces verbigracia al magistral trabajo hecho en "Seven" (id, David Fincher, 1995).
(Alerta SPOILERS) La historia escrita por Eisner, que quería un ""El resplandor" en el espacio", toma así clarísimas referencias del filme de Kubrick en particular, y cualquiera de casa encantada que se tercie en general con especial atención en ciertos momentos a la saga de "Hellraiser", pero estas no pueden ocultar otra de las fuentes fundamentales de las que el guionista se hace eco a la hora de concretar la historia, "Alien, el 8º pasajero" ("Alien", Ridley Scott, 1979), cinta de la que toma "prestados" el número de tripulantes de la Lewis & Clark, siete, siendo en este caso el octavo el que interpreta Sam Neill, un octavo pasajero en toda regla que precipitará un final que, asimismo, también tiene sus deudas para con la conclusión de la mítica cinta de Scott.(Fin SPOILERS)
Pero más allá de sus obvias deudas, "Horizonte final" consigue enhebrar una historia que en la visualización de Anderson y el magnífico trabajo del diseño de producción encuentra la mejor forma de atrapar por las gónadas al espectador y pegarlo a la butaca o el sofá de su salón para hacerle pasar uno de los peores ratos que el cine de terror ha logrado transmitir en las dos últimas décadas. Con un gusto por el gore nada desdeñable, que no obstante queda parcialmente oculto bajo el maquillaje de la edición del filme, "Horizonte final" ofrece momentos de esos que permanecen en la retina del espectador mucho más allá de lo fugaz de su exposición en pantalla, y en este sentido ningún ejemplo es más intenso que las ocasiones en que Anderson nos muestra el lugar del que la nave regresó y lo que se trajo consigo.
Con ese "Liberate tutume ex infernis" como frase que se queda grabada a fuego en la memoria del espectador, y con los escalofríos asociados que provoca el recordar el momento concreto en el que cierto personaje la pronuncia, queda muy claro que, como filme de terror, "Horizonte final" no habría funcionado de no haberse apoyado en la espléndida labor de un reparto que aporta la dimensión necesaria para hacer funcionar la maquinaria que pone en pie el guión, contando al frente del mismo con la intensa presencia de un soberbio Sam Neill que se merienda al resto de sus compañeros, sin que ello juegue en contra de las sólidas interpretaciones de nombres como Laurence Fishburne, Joely Richardson, Kathleen Quinlan o Jason Isaacs.
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Que opina usted? Sinister, el sádico hombre del saco - 03/11/2012 9:55:35

" Este pasado 31 de octubre, aprovechando la llegada de la noche de halloween, llegó a los cines españoles "Sinister" (Scott Derrickson, 2012), una de las propuestas más ambiciosas de cine de terror, algo que ya comenté en su momento, pero que al fin tenemos la ocasión de comprobar hasta qué punto lo ha logrado o si, por el contrario, ha fracasado estrepitosamente en tan ambiciosa empresa. Las buenas noticias son que "Sinister" es una producción muy efectiva y honesta en todo lo que se propone, pero lo no tan estimulante es que podría haber dado mucho más de sí como historia de terror.
Sólo faltaba el ambientar la historia en Maine para que la premisa de "Sinister" nos hiciera pensar en otra adaptación de una novela de Stephen King, ya que la figura del escritor obsesionado y la relación con su familia son unas de las principales marcas de estilo del autor de "El Resplandor", pero la película se desmarca bien pronto de esa posibilidad con un uno de los prólogos más potentes que alcanzo a recordar dentro del cine de terror moderno: Una familia con una capucha en la cabeza pende ahorcada de la rama de un árbol en lo, como confirmaremos más tarde, es un fragmento de una grabación casera. Además, una de las hijas ha desaparecido y todo es un misterio acerca de lo que realmente ha sucedido. Poco más que una secuencia y "Sinister" ya ha captado sin problema toda nuestra atención.
Las misteriosas y enfermizas grabaciones
La credibilidad de que la familia de un escritor se mude con él cada dos por tres por el empeño de éste de encontrar un nuevo gran éxito que le permita reverdecer la gloria de antaño es un tanto cuestionable, pero en la película es algo creíble como una especie de última concesión de una mujer hacia un marido al que quiere con pasión. Sería fácil hacer sangre con "Sinister" en este punto, pero, con acierto, es algo a lo que no se da mucha atención, conscientes de ser un tópico inevitable para lo que está por llegar: El descubrimiento de unas grabaciones caseras en Super 8 que no sólo permite al personaje de Ethan Hawke alcanzar un nivel de conocimiento idéntico al del espectador sobre lo que sucedió en esa casa, sino que permite avanzar la historia. ¿El motivo? Hay más latas de Super 8 que muestran otros grave crímenes con una innegable relación con el prólogo de "Sinister".
No es la primera vez que se explora el vampirismo que puede ejercer una película sobre una persona, ni tampoco la posibilidad de que una simple película pueda traer por el camino de la amargura a alguien, por lo que no procede hablar de originalidad alguna en el caso de "Sinister". Sí que me gusta el hecho de que se asimile la moda del found footage no tanto para ser el eje de toda la función, pero sí el elemento de desconcierto sobre el que fundamentar las posibilidades de "Sinister" como relato de terror. Además, el guión de Scott Derrickson y C. Robert Cargill sabe jugar con la idea de si estamos viendo una historia de suspense realista o de corte sobrenatural durante más de la mitad del metraje, apostando sólo por uno de ellos cuando es imprescindible para ir encaminando la acción hacia su desenlace. No hay tampoco espacio para el engaño, ya que "Sinister" no juega a engañar al espectador con constantes sustos sonoros o giros de guión rebuscados, sino que va introduciendo pistas (quizá demasiado evidentes, eso sí) para que todo quede correctamente atado ante el (no tan) sorprendente desenlace.
También es de agradecer la clara mejora de Derrickson en la puesta en escena, ya que había intentado una jugada de similar de sembrar la duda en el espectador en "El Exorcismo de Emily Rose" (The exorcism of Emily Rose, 2005), pero el bagaje era menos consistente, siendo los intérpretes lo que evitaban que todo se viniera abajo. Aquí es cierto que lo mejor de sí lo da en las sádicas grabaciones mencionadas (no tanto la investigación a su alrededor), pero éstas tienen tantísima fuerza que uno está dispuesto a pasar por alto otras situaciones en la que la historia da demasiadas vueltas sobre sí misma, permitiéndose volver a lucir en el epílogo. En el resto de metraje, Derrickson apuesta por la sencillez que caracteriza a la propia película, prefiriendo confiar en que la inesperada presencia de Ethan Hawke sea suficiente aval para mantener nuestro interés.
El factor Ethan Hawke
Ya es raro pensar en Ethan Hawke como protagonista de una película de género, pero más aún lo es que sea en una producción de presupuesto tan reducido como "Sinister", ya que apenas ha costado 3 millones de dólares (y ha recaudado ya más de 14 veces esa cifra), una cifra irrisoria para una cinta como la que nos ocupa. Dejando de lado su fuerza visual y que podría colar perfectamente como una película con un coste mucho superior, aún sorprende más que Hawke se tome tan serio un personaje que, todo hay que reconocerlo, parece claramente pensado para el lucimiento de quien lo fuera a interpretar, algo que él sabe aprovechar.
Y es que una de las características principales de "Sinister" es que prioriza los personajes a la propia historia de terror, algo que provoca que esta pierda fuerza fuerza y, por momentos, se difumine o abarque aspectos que no llevan a ninguna parte (los terrores nocturnos del hijo del protagonista). Todo ello se compensa porque el guión se toma su tiempo para que entendamos las motivaciones de Hawke, quien es capaz de sostener el peso del relato, compensar los tiempos muertos y funcionar como personaje guía para el espectador. No es que sea una actuación digna de premios, pero sí se agradece ver algo así en una propuesta aparentemente menor como ésta.
Las relaciones son el resto de personajes también tienen su hueco, desde las tiranteces con su esposa (correcta Juliet Rylance) hasta la simpática relación que entabla con el ayudante de sheriff (cumplidor James Ransone), donde se vuelvan los muy efectivos alivios cómicos de la película, o las peculiaridades de sus dos hijos. Este último punto es quizá el más discutible, ya que "Sinister" no consigue eliminar la sensación de que su inclusión es algo obligado para incidir más en el potencial de los niños como protagonistas de una historia de terror que por la capacidad de Derrickson en hacerlos realmente interesantes. Algo similar sucede con el profesor (intrascendente Vincent D"Onofrio) con el que contacta el protagonista para conseguir nuevos datos sobre lo que realmente está sucediendo, ya que es de agradecer que se incida en la mitología de las cintas de Super 8, pero la sensación de azarosidad en sus apariciones lastran la credibilidad de la propuesta.
En definitiva, "Sinister" es una apreciable película de terror a la que le falta un poco de fuerza y decisión para abrazar abiertamente esto, ya que el desarrollo de personajes es algo que siempre se agradece, pero no si hay ocasiones en las que no se da en el clavo y encima se carga la atmósfera malsana que se consigue crear con gran facilidad en su prólogo. La presencia de Ethan Hawke eleva por encima de la media una propuesta honesta y efectiva, pero por debajo del nivel que sí alcanza en secuencias concretas.
Otra crítica en Blogdecine: "Sinister", películas caseras manchadas de sangre
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Que opina usted? Project X, supersalidos resacosos - 09/06/2012 13:03:45

" A veces queda la sensación de que el sistema de estrenos en USA es bastante rígido en cuanto a las películas que pueden tener cierto éxito, ya que, obviamente, las productoras van a potenciar más aquellas cintas en las que se han dejado una buena cantidad de dinero. No obstante, existen dos géneros en los que resulta más sencillo lanzar una película pequeñita y que ésta se convierta en un gran éxito: El cine de terror y la comedia. En la primera categoría podemos encontrar casos tan sonados como "Saw" o "Paranormal Activity", pero también cintas que han causado algo menos ruido pero de gran rentabilidad como la reciente "The Possesion". Sin embargo, lo que ahora nos interesa es lo segundo, ya que hoy ha llegado a los cines españoles "Project X", una de las grandes sorpresas de este año al recaudar casi cinco veces su presupuesto sólo en territorio norteamericano.
Una de las claves para entender el éxito de "Project X" hay que buscarlo en el hecho de esquivar la mojigatería y aceptar abiertamente su condición de película para adultos en USA a la hora de abusar de forma reiterada de los desnudos femeninos, ya que uno hasta pierde la cuenta de la cantidad de tetas que llegan a aparecer en pantalla. Sin embargo, eso de por sí resulta insuficiente, ya que es algo que cualquiera podría hacer por cuatro duros, entrando aquí la clave de contar con Todd Phillips, director de "Resacón en Las Vegas" (una de las cintas más representativas de comedia con un gran éxito inesperado sobre el papel), como productor, algo que, sin duda, ha ayudado a que contase con una difusión mucho mayor de la que habitualmente hubiese recibido. ¿Realmente lo merecía? Comercialmente ya ha quedado claro que sí, pero la respuesta es un no rotundo a nivel artístico o, si lo preferís así, como mero producto de entretenimiento.
Una cosa bastante obvia a poco que se preste algo de atención a la campaña de promoción de "Project X" es que se busca vincularla de forma directa con "Resacón en Las Vegas", pero eso acaba siendo realidad sólo en parte. ¿Qué quiero decir? Pues que podemos hablar de dos mitades diferenciadas a la hora de comentar la película: Un comienzo que echa sus raíces más en películas como "Supersalidos" y luego, una vez comenzada la fiesta, un despiporre que quiere parecerse a la cinta protagonizada por Bradley Cooper. El problema es que es una comedia con un contenido humorístico muy limitado, siendo más importantes las locuras que pasen en la fiesta a absolutamente cualquier otro elemento utilizado. Tampoco es mucho mejor la cosa en el arranque, donde cualquier aspecto reflexivo sobre la adolescencia y la necesidad vital de dejar de ser un pringado adquiere tintes un tanto irrelevantes.
Quizá el punto más oscuro de la función sea el guión de Matt Drake y Michael Bacall porque parece que confíen la capacidad de disfrute de lo que cuentan en la capacidad del espectador para abstraerse y ver la película como si se estuviese borracho y así se aceptase hechos inconexos, burradas absurdas o, sencillamente, un salidismo en el que todo está justificado. Para dar más verosimilitud a lo que vemos, el debutante Nima Nourizadeh opta por un uso y abuso de la cámara en mano como si todo estuviese grabado por uno de los asistentes a la fiesta en cuestión. El resultado es un batiburrillo en el que no termina de quedar claro si es más importante que los protagonistas adquieran la popularidad que ansían obtener a través de la descontrolada fiesta o la sucesión de fantasías adolescentes hechas realidad que van sucediéndose en pantalla.
Aquí es donde entra en escena una ruptura con lo que entenderíamos como narrativa tradicional en beneficio del despiporre festivo. Lo cierto es que, al menos sobre el papel, es una buena idea si el objetivo fuera retratar la adolescencia actual a modo de cortometraje, pero su capacidad de funcionar como entretenimiento resulta nula. La cosa intenta salvarse a través de elementos de menor importancia como las canciones que integran la banda sonora, pero llega un punto en el que si desconectas de lo que se ve en pantalla (como fue mi caso), "Project X" se convierte en una experiencia soporífera en la que el gran deseo de uno es que llegue a su final de una vez, algo especialmente grave si tenemos en cuenta que ni siquiera llega a los 90 minutos de metraje.
Es una tarea un tanto fatua hablar del reparto cuando su importancia se limita al desconocido trío protagonista, adolescentes salidos, chicas enseñando sus tetas y algún adulto ocasional para que lo que se ve en pantalla intente funcionar más como un intento de retrato de la adolescencia actual. Sin embargo, es en los tres personajes principales interpretados por Thomas Mann, Oliver Cooper y Jonathan Daniel Brown donde la película obtiene un mínimo de entidad a la hora de mostrarnos lo que puede afectar la popularidad a la personalidad de un adolescente. No es que se profundice apenas en eso (queda casi reducido a algunas bromas en el tramo final), pero al menos transmiten cierta naturalidad durante la mayor parte de la función. Y ya, porque el descontrol y la falta de objetivos claros es la base de la función, algo que se nota demasiado.
En definitiva, "Project X" es una mamarrachada que viene a querer ser una libre combinación de "Supersalidos" y "Resacón en Las Vegas" con un aspecto más realista (de ahí el uso de la cámara en mano y el look visual más próximo a una de esas producciones de found footage que tanto abundan últimamente), pero que ni funciona como comedia ni resulta de interés como cinta de corte verista. El resultado final es una tontería de mucho cuidado que incluso se permite juguetear con la idea de la no necesidad de la narrativa convencional en producciones de este estilo, pero lo hace de forma tan nefasta que acaba resultando un error más que sumar a la lista de fallos. Y es que es una película que simplemente no merece la pena ni para pasar el rato en una tarde de aburrimiento.
Otra Crítica en Blogdecine: Proyecto X, todo en una noche
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Que opina? La Momia tendrá un nuevo relanzamiento - 06/04/2012 14:53:29

" En 1999 llegó a los cines de todo el mundo "La Momia", una película dirigida por Stephen Sommers que suponía un relanzamiento de la franquicia iniciada en 1932 por Karl Freund y protagonizada por el mítico Boris Karloff. La cinta contó con varias secuelas, un nuevo reinicio en 1959 de la mano de Terence Fisher, y, en líneas generales, es uno de los títulos más míticos del cine de terror de la productora Universal consagrado a los grandes monstruos clásicos del cine de terror americano. Sin embargo, el género cambió y personajes como Drácula, Frankenstein o la propia Momia hace mucho que perdieron su posición dominante entre las cintas de medio en beneficio, sobre todo, de peligroso psicópatas como Norman Bates, Michael Myers o Freddy Krueger. Quizá por este punto, Stephen Sommers alteró las raíces del personaje para que su versión se acercase más a la saga Indiana Jones al optar por convertir su película en una muy disfrutable cinta de aventuras. No faltaron las secuelas (bastante aceptable la primera, un horror tremendo la siguiente), ni un poco estimulante spin-off centrado en el personaje del Rey Escorpión.
Este último relanzamiento ya estaba muerto y todo parecía indicar que tendríamos que volver a esperar varias décadas hasta que el personaje de la Momia volviera a aparecer en nuestros cines más cercanos. No obstante, los tiempos han cambiado y ahora hasta con 6 años es suficiente para volver a contar la historia inicial de un personaje (acordaos del caso de Hulk), por lo que Universal no va a ser menos y ya ha contratado a alguien para escribir el guión de este nuevo relanzamiento de la franquicia. ¿Quién es? Pues Jon Spaihts, cuyo nombre quizá no os diga nada, pero seguro que vuestro interés aumenta cuando os diga que es el guionista de "Prometheus". Además, en esta ocasión se volverá al cine de terror y parece ser que contará con un buen presupuesto para contar la historia con un componente visual muy llamativo. Por ahora, se desconocen más detalles, pero habrá que estar atentos a ver si es otra nueva versión sin interés o se une al reducido listado de las que merecen que empleemos nuestro tiempo viéndolas. ¿Por qué opción apostáis vosotros?
Vía | SFX
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Noticia, Mientras Duermes, en busca de la felicidad - 20/10/2011 18:57:35

" No es esta la peor película del año ya que hacen falta muchos esfuerzos para conquistar lo lamentable. Pero si que parece que el cine de terror ha encontrado, por fin, una respuesta ideológica a esos libros de autoayuda que se labraron gran fama entre los lectores convencidos de encontrar respuestas sencillas a problemas mucho más complejos. Así todo quedaba reducido a una cuestión de felicidad, quesos y karmas, con lo que se configuraba algo que podríamos llamar la ideología del (siniestro) buen rollo (neoburgués) sin una agenda concreta más que una inconcreta sucesión de conceptos.
Viendo esta película de Jaume Balagueró he recordado que aquellos libros merecían, por supuesto, una versión cinematográfico aunque fuera en forma de preventivo cuento de horror. César (Luis Tosar) tiene una madre en el hospital y es portero de un edificio, pero su objetivo es Clara de Blas (Marta Etura) cuya felicidad le perturba, le horroriza. La historia parece un gran relato de terror con gran ironía (social) de fondo pero su director demuestra orgulloso no solamente no querer ser aquél gran De La Iglesia de "La Comunidad" (2000) sino que, nos puntualiza, aquella gran frase pija de que el mundo está lleno de envidiosos, sabes.
Por supuesto esta película genera una admirable sensación confortable en todos sus espectadores. No solamente no se sienten idiotas, ni son obligados a pensar demasiado sobre lo que están viendo más que en términos más bien sencilletes, sino que se les reconforta con el otro cine español. La (llamada) buena factura, por supuesto exenta de genio más allá de dos secuencias, el uso de canciones en clave irónica facilita al espectador sentirse, pues, consumidor medio norteamericano sin olvidar referencias locales (la película transcurre en el Eixample barcelonés). Todo un triunfo generacional, supongo.
El modelo genérico es, por supuesto, "Psicosis" (Psycho, 1964), pero Balagueró obtiene hitchockianismos allí donde se necesita un Hitchcock. Es decir, un gran moralista, interesado en las consecuencias de la represión sexual, Hay algunos momentos admirables, y es de agradecer que una variación sobre el slasher se atreva con un segundo acto cargado de errores físicos para dilatar el suspense, en vez de recurrir al clásico juego de gato y ratón. Precisamente, que el asesino cargue con sus propias patochadas propicia el momento formal más interesante de la película, ese enloquecido plano secuencia que sigue a un (accidentalmente) drogado Tosar huyendo de una escena de sexo.
Pero en última instancia, escogiendo no revelar las razones del asesino más allá de un discurso facilón sobre la felicidad y la envidia, lo que Balagueró está haciendo es una gran oda a la limpieza pija y un remake improbable de "La semilla del diablo" (Rosemary"s Baby, 1968): allí donde hay una gran historia de conflictos de clase, él solamente ve a un bastardo, psicopático y demoníaco p
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